Actualidad

Qué dicen las cifras de los delitos cometidos por menores de edad

Imagen principal
Agencia Uno
POR Eduardo Olivares |

Buena parte de la discusión para extender el control de identidad a los jóvenes menores de 18 años se relaciona con el número de infractores y su comisión de delitos. Las cifras indican una disminución en los últimos años. Pero también cambia su composición.

Desde el anuncio del Gobierno del envío de un proyecto de ley que amplía el control de identidad preventivo a menores desde 14 años, las principales críticas –en particular del senador PPD Felipe Harboe, presidente de la Comisión de Seguridad Pública-, apuntan a que, tomando las cifras del Ministerio Público y la Defensoría Penal Pública, la medida no se justifica debido a que la cantidad de menores infractores de ley ha bajado sustantivamente: si en 2010 eran 53 mil, en 2018 fueron poco más de 28 mil, según datos de la Fiscalía Nacional obtenidos por PAUTA.

Se trata de una caída del 47% entre ambos años.

Así, a las críticas de Harboe, se sumaron las del senador DC Francisco Huenchumilla y también de Mauricio Duce, académico de Derecho de la Universidad Diego Portales, director ejecutivo de Espacio Público y quien integró la Comisión de Seguridad Pública que convocó el Gobierno para reformar Carabineros: dice que si el control preventivo -que opera desde 2016- no ha sido eficiente, menos lo será para menores de edad: “Datos actuales de cómo está funcionando muestran que es extremadamente poco rendidor para identificar a personas con órdenes de detención pendiente y proceder a detenciones”.

Y explica a PAUTA: “Los controles preventivos descansan en una estrategia sin discriminación ni foco, pues es ir por la calle e ir contralando a cualquiera. Y, al contrario, quienes tienen carreras delictuales más profesionales, son los que menos están expuestos a ser atrapados. Porque a los jóvenes que participan en bandas nos los vas a agarrar a la suerte; a las bandas las desarticulas gracias a inteligencia que permite obtener información, llevar una persecución penal, imputarles varios delitos y llevarlos a la cárcel. La política pública y la persecución penal no tiene sustento en la suerte”.

Agrega: “Hoy tenemos un grupo pequeño de jóvenes que comete una gran cantidad de delitos, es decir, concentración en pocos de muchos delitos. Pero ante ese ese escenario, el control preventivo que quiere ampliarse a jóvenes no tiene nada que hacer ni va a dar ningún resultado, porque el problema que tenemos es, justamente, desarrollar estrategias focalizadas para llegar a este grupo muy problemático e intervenir preventivamente”.

Según cifras del Ministerio Público, pese a la baja del número de adolescentes infractores, ahora cada uno comete más delitos en promedio. Por ejemplo, si en 2010 cada joven fue ingresado al Ministerio Público por 1,39 causas promedio, en 2017 subió a 1,89 causas promedio.

Ahora bien, si solo se mide el número total de infracciones cometidas por todos los jóvenes ingresados en 2017 al Ministerio Público, la cifra total de delitos de menores de edad llegó en 2017 a 68 mil. En 2016 habían alcanzado casi las 76 mil infracciones.

El cuestionamiento de Duce es similar al que hizo Harboe en entrevista con PAUTA. El senador señaló que al ampliar el control preventivo a menores de edad, se le está otorgando más facultades a las policías y “se está haciendo un subsidio al mal trabajo, porque lo que se requiere es que mejore su capacidad investigativa y que vaya a detener delincuentes y no a una especie de pesca de arrastre”.

Sin embargo, el diputado RN Gonzalo Fuenzalida -uno de los impulsores del proyecto- sostiene que el debate es otro. En conversación con Pauta Final, y contrastado con las cifras de disminución de delitos cometidos por menores de edad, planteó que el “que haya bajado la cifra de detenciones de menores no significa obviamente que hay menor cantidad de menores participando en delitos. También podría yo decirle ‘mire, la policía ha sido cada vez más ineficiente estos años en detener menores’. O sea, eso no es un argumento objetivo tampoco”. 

Comentó que el problema mayor está en que los menores que delinquen lo hacen en áreas que “más afectan a los chilenos”, como robos con violencia e intimidación, tales como los portonazos.

“Para mí, 40 mil personas detenidas [cifras de 2016], sin saber las miles que no han sido detenidas, porque eso no lo sabemos, ni siquiera los académicos, la verdad es que yo creo que amerita el control de identidad”, afirmó.

Los otros números

En medio de los cuestionamientos, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, volvió a defender el proyecto: “Le vamos a proponer al Congreso que hagamos un debate y que ojalá nos acompañen los parlamentarios en que podamos tener más atribuciones de nuestras policías para combatir la delincuencia”, dijo. Y reiteró que “es muy bueno tener ampliación de los instrumentos en el control de detención preventivo, fundamentalmente para que se pueda también registrar los bolsos, accesorios y las mochilas o bien los automóviles, por si se esconden elementos que después puedan ser delictuales. Eso es lo que se busca”.

Y añadió que, ampliar este control a menores a partir de los 14 años, es porque “tenemos niños y jóvenes entre 14 y 18 años que, lamentablemente, participan en la acción de delictual”.

Explicó que en el caso de los robos con violencia e intimidación, “la autoría de menores de edad es del 22%; en robo de vehículos son 28% y robo por sorpresa 19%. Y hemos visto cómo entre 2017 y 2018 aumentaron los casos por posesión, tenencia o porte de armas vinculados a menores en un 46,2%”. En este último caso, ese incremento porcentual corresponde a tales casos pasaron de 39 en 2017 a 57 en 2018.