La antigüedad manda en la Corte Suprema
Guillermo Silva se impuso por amplia mayoría. Su contendor, Lamberto Cisternas, solo consiguió dos sufragios: el suyo y el de Ángela Vivanco, y luego renunció a la vocería.
Pesó la tradición y el Pleno de la Corte Suprema escogió la mañana del 18 de diciembre al ministro de mayor antigüedad como su presidente: Guillermo Silva, quien encabeza la primera sala civil del máximo tribunal.
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“Primó una larga tradición, que se ha roto una sola vez, y ojalá siga primando”, dijo el nuevo presidente judicial minutos después de ser electo. Silva, un juez de provincia que forjó gran parte de su carrera en Concepción, se impuso por una abismante mayoría a Lamberto Cisternas, quien apenas obtuvo dos votos: el suyo y el de la ministra de la Tercera Sala Ángela Vivanco.
El nuevo presidente, quien reemplazará a Haroldo Brito, obtuvo 18 preferencias.
La irrupción de Cisternas intentó romper la vieja tradición de escoger al juez más antiguo del máximo tribunal, que solo se había quebrado una vez. Fue en 1998, cuando los supremos optaron por Roberto Dávila y no por Osvaldo Faúndez, pues el primero era partidiario de la Reforma Procesal Penal.
Cisternas, a su vez, rompió con otra usanza suprema: presentó un esquema de trabajo para su eventual presidencia. Algo nunca antes visto.
Silva, en cambio, señaló varias veces que no era candidato (al menos de la manera en que se lanzó Cisternas). Sin embargo, su nombre ya había sido testeado por sus pares en 2017, elección en la que ganó Brito. De hecho, en esa ocasión fue el mismo Silva quien le dijo a Brito que ese era su momento. Como adelantó PAUTA el 16 de octubre, en los pasillos de la Corte Suprema ya se ventilaba la amplia ventaja con que corría el antiguo juez de Concepción.
A Guillermo Silva le quedan aún dos años en la Suprema, pues jubila en 2022. Justo el período en que liderará la Suprema.
El pase de Brito
Su presentación como presidente ante la prensa la realizó el propio Brito a minutos de terminada la elección.
Poco más de dos meses atrás, Brito había pedido a Silva que lo acompañara al Tribunal Constitucional a poner paños fríos al impase que, previo al estallido social, tenía la Suprema con el TC. Esto, a raíz de un fallo de la Tercera Sala, que preside el ministro Sergio Muñoz, que señala que las decisiones del TC eran revisables por la Suprema.
La visita que Brito y Silva hicieron a la presidenta del TC, María Luisa Brahm, fue vista en el mundo judicial como un espaldarazo a quien sería su sucesor en la testera de la Suprema.
Un juez de bajo perfil
Guillermo Silva se caracteriza por ser un juez de bajo perfil, a diferencia de Lamberto Cisternas, quien ha sido por dos años vocero de la Suprema. Cisternas ha debido enfrentar varias crisis. La principal: las acusaciones por corrupción de tres de ministros de la Corte de Apelaciones de Rancagua.
El protagonismo de Cisternas se mostró, además, cuando tras el estallido social emitió una opinión personal y no como vocero institucional: se mostró a favor de una nueva Constitución luego del “clamor popular”.
Luego se lanzó como candidato y señaló que la Suprema debía tener un rol protagónico en el proceso constituyente.
Esa fue una diferencia que Silva marcó tras su elección y prefirió pasar de dar una opinión personal. “Es muy difícil separar el cargo de ministro con la Corte Suprema. Entonces, yo no quiero aventurarme en dar una opinión que a lo mejor mis compañeros no comparten”, dijo sobre el proceso constituyente.
A diferencia de Brito, y pese a la sintonía entre ambos, Silva no es parte del ala más progresista de la Suprema.
De hecho, cuando hace 11 años presentó sus cartas ante el Senado, se mostró muy lejos de los llamados “jueces garantistas”.
El magistrado asumirá el cargo en enero de 2020 y estará dos años como presidente de la Suprema. Cisternas, por otra parte, debía continuar como el vocero del máximo tribunal hasta la fecha de su jubilación, cuando cumpla 75 años, en abril de 2020. Sin embargo, tras perder la elección renunció a a ese cargo ante el Pleno.
Nota: Este artículo fue actualizado con la información de que Lamberto Cisternas comunicó su renuncia como vocero. En el artículo original se decía que seguiría hasta abril en el cargo.