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Los desafíos de la llegada de Lime a Chile

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POR Francisco Ibañez |

Con la nueva ley de convivencia vial, la llegada de Lime y sus scooters eléctricos implica una complejidad adicional. En PAUTA Bloomberg, el gerente general para Sudamérica , Lorenzo Mayol, explicó las claves para un buen uso.

El sábado 17 se lanzó en Santiago el servicio de Lime, empresa estadounidense de scooters eléctricos compartidos. Inicialmente tienen 200 unidades, que se podrán utilizar en Las Condes y La Reina. Santiago es la primera ciudad de Sudamérica en contar con el servicio, que ya opera en 140 urbes de Estados Unidos, Europa y México.

Sobre el modelo del sistema y los planes de expansión en Chile conversó Lorenzo Mayol, gerente general de Lime para Sudamérica, en PAUTA Bloomberg.

Además de los scooters eléctricos, Lime ofrece en otros lugares donde opera el servicio de bicicletas eléctricas y convencionales, y recientemente lanzó autos eléctricos. “Traemos una plataforma de transporte multimodal, que pretende revolucionar las ciudades. Empezó hace un año y medio en Estados Unidos con el uso de bicicletas, parecido al sistema que tiene Mobike, y a partir de ahí fuimos introduciendo nuevos vehículos”, cuenta Mayol.

Lime apunta a un modelo de vehículos compartidos que sustituyan los vehículos propios, sobre todo los que funcionan a combustión, para hacer lo más eficiente posible el desplazamiento de las personas. “La capacidad que pueda tener Lime de transformar las ciudades pasa por la reducción en el número de autos que están circulando y congestionando las ciudades”, explica Mayol.

Medidas de seguridad

Lime, explica Mayol, siempre recomienda el uso de casco al desplazarse en sus vehículos. “Nosotros somos muy claros, cuando descargas la aplicación, [sobre] la lista de cosas que el usuario tiene que tener en cuenta, además visualmente lo tenemos en el scooter, y realizamos campañas periódicas de educación y concienciación sobre el buen uso del scooter. Esto implica la utilización siempre del casco, respetar las normas de tránsito, en este caso se acaba de aprobar una nueva ley acá en Chile”, dice, haciendo referencia a la ley de convivencia vial. Los scooters deben transitar por las ciclovías, y de no haberlas, por el lado derecho de la calle, en ningún caso por la vereda.

 

 

También anuncia una campaña, que se lanzó el fin de semana en París, seguirá con Madrid y llegará próximamente a Santiago, que incluirá cascos que repartirán entre los usuarios de Lime. “El objetivo es que la gente, cuando esté pensando en utilizar Lime, lleve el casco. Y si dárselo nosotros va a facilitar eso, bienvenido sea”, dice Mayol.

El ejecutivo de Lime reconoce que en todos los países se han encontrado con zonas grises en la normativa, ya que se trata de un tema nuevo. “No se contemplaba hace unos meses que pudiera existir este tipo de plataforma. En la nueva ley que se ha aprobado nosotros entramos dentro del grupo de los ciclos, por lo tanto estamos regulados de alguna manera, pero sigue habiendo mucho trabajo por hacer tanto a nivel nacional como a nivel local por regular estos servicios”, dice.

“Es trabajo de todos, tanto del usuario del scooter como del conductor particular y de la municipalidad, trabajar para poder coexistir en vías donde no haya una ciclovía”, dice Mayol sobre la convivencia entre diferentes medios de transporte.

El sistema en Chile

Según cuenta Mayol, Lime escogió Santiago como primera experiencia en Sudamérica “por la cantidad de gente que utiliza la bicicleta para desplazarse al trabajo y la cultura que existe de la bicicleta”.

En Chile, cuenta, “vamos a empezar por el scooter eléctrico, pero estamos hablando con municipalidades para ver qué otra clase de vehículos podemos traer”. Mayol explica por qué el lanzamiento en Chile es acotado a 200 scooters y en una zona restringida. “Lo que hacemos cuando llegamos a una ciudad nueva es primero tener un control absoluto de la zona geográfica donde lanzamos […] y a partir de ahí estamos hablando con el resto de municipalidades para ir desbloqueando comunas e irnos ampliando”, dice. Un lanzamiento limitado permite, agrega, que la ciudad se adapte a los scooters y a la compañía ir viendo las complejidades propias del territorio.

 

 

Cómo funciona

Para acceder al sistema, el usuario debe descargar la aplicación de Lime. A través del GPS incorporado en cada scooter, la aplicación detecta el más cercano. Para desbloquearlo, se debe escanear el código QR que tiene el scooter. El cobro se realiza a una tarjeta de crédito o débito asociada en la aplicación, aunque Mayol cuenta que están desarrollando modelos de pago en efectivo para quienes no tienen tarjetas bancarias. ¿Los costos? $400 por desbloquear el scooter y $100 por cada minuto de uso.

Los scooters tienen una autonomía que varía dependiendo de la geografía -terreno plano o inclinado, por ejemplo- y de las características del usuario, ya que con una persona de mayor peso gastará más batería, pero está en el rango de 25 a 50 kilómetros. “Más que suficiente para el número de trayectos que la gente hace durante el día”, dice Mayol.

El sistema para recargar los scooters, lo que se hace cada noche, es también una novedad: parte de ellos los recoge y carga la propia empresa, pero forman también una red de colaboradores llamados “Juicers”, particulares que recargan los aparatos en sus casas y reciben un pago por cada dispositivo recargado y devuelto a circulación.

 Vea el video de la conversación completa en PAUTA Bloomberg acá: