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La caminata como resistencia en la ciudad

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POR Fernanda Valiente |

Varios académicos de distintas profesiones le dieron un giro novedoso a una práctica tan cotidiana, pero esencial para aquellos que no cuentan con un auto para moverse o que evitan el transporte público.

“Todos los días son viajes y su casa misma es viaje. Entre los antiguos, muchos murieron en plena ruta. A mí mismo desde hace mucho, como girón de nube arrastrado por el viento, me turbaban pensamientos de vagabundeo”, lee Warnken.

Matsuo Basho fue un poeta japonés quien “vivía muy humildemente”, y como parte de la tradición decidió recorrer su país a pie. En Diarios de viaje registró un caminar rotundamente diferente a cómo lo puede apreciar un peatón común y corriente.

El temor a la calle

Pero caminar por la ciudad es distinto a caminar por los bosques. Tal como dice David Le Breton, en Elogio al caminar, esta práctica “requiere una sensorialidad plena”.

El antropólogo Gerardo Mora y el sociólogo Martín Tironi son profesores del curso “Investigación Etnográfica y Diseño”, dictado en la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), en el que estudiantes investigan la caminata recorriendo a pie desde la Ruta 5 hasta Independencia, realizando apuntes y dibujos de lo que cada uno percibe.

Caminar es exponerse: es salir a la calle y enfrentarse al azar. Día a día los transeúntes se relacionan con bocinas de autos, agujeros en las veredas y personas desconocidas. Sin embargo, más allá de la incomodidad que puede despertar esta práctica, “caminar no es solo estar moviéndose, es estar”, señala Mora, académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en Desde El Jardín.

Nace un libro

En 2015 ambos profesionales editaron Caminando. Prácticas, corporalidades y afectos en la ciudad, un libro que recopila ensayos basados en las visiones de académicos de diferentes carreras y de alumnos que recorrieron el centro de Santiago y analizaron las interacciones entre los individuos y la calle.

De esta forma, la periodista Francisca Avilés, usando las películas Día de organillos de Sergio Bravo, y Carta a un cineasta, o el retorno a la mater de biblioteca, de Raúl Ruiz, hizo un paralelo entre las escenas y sus caminatas, en base al “tiempo vivido en ese lugar”.

“Un etnógrafo de oficio”

Al terminar antropología, con la libreta en mano Mora se dirigió al norte para profundizar sus conocimientos desde la mirada práctica, y fue ahí donde reconoció que “tenía el trabajo soñado”.

Cuando volvió a Santiago, se dio cuenta de que caminaba para todas partes, desde su casa en Patronato hasta la sede de la universidad en calle El Comendador, y que tenía muchos registros del tema. Fue así como surgió la idea de que “al caminar nos hacemos”.

¿Podría ser el caminar parte del habitar poético?

Se puede decir que sí, ya que el individuo “interactúa con el entorno”, sea este la naturaleza o la ciudad, explica Avilés -licenciada en estética-, quien colaboró en el libro con el capítulo “La apreciación estética de los desordenados” sobre el caminar desde el mundo del cine.

La periodista, quien está investigando un doctorado en arquitectura en la PUC, expresa que, “más allá de lo romántico”, al andar a pie se dejan de lado ciertas opciones. La persona que camina no solo descarta el transporte público, sino que también renuncia al éxito de lo que significa manejar un auto: el individuo decide “bajar la velocidad”, para darle a la ciudad “la oportunidad de que se aparezca”.

A raíz de las sensaciones y los recuerdos que van surgiendo en la mente del transeúnte que va a “su propio ritmo”, sea un caminar acelerado o uno a “paso de aldea”, cada uno subjetiviza el espacio.

Escuche el programa completo acerca del caminar por la ciudad 

¡Concurso!

Si quiere ganar una copia de Caminando. Prácticas, corporalidades y afectos en la ciudad, comparta la experiencia de alguna caminata al correo desdeljardinfm@gmail.com

El ganador se anunciará durante el programa Desde El Jardín, entre las 19.30 y las 20.30 el miércoles 31 de julio, en radio Pauta 100.5.