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Isabel Parra: “La métrica de la cueca a uno se le mete en el corazón y en la memoria”

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Agencia Uno
POR Fernanda Valiente |

En las Fiestas Patrias, la folclorista e hija de Violeta Parra conversa con Cristián Warnken sobre la identidad de la canción chilena y el legado cultural de su madre.

Se ha formado un casamiento
Todo cubierto de negro
Negros novios y padrinos
Negros cuñados y suegros
Y el cura que los casó
Era de los mismos negros

Cuando empezaron la fiesta
Pusieron un mantel negro
Luego llegaron al postre
Se sirvieron higos secos
Y se fueron a acostar
Debajo de un cielo negro

Y allí están las dos cabezas
De la negra con el negro
Y amanecieron con frío
Tuvieron que prender fuego
Carbón trajo la negrita
Carbón que también es negro

Algo le duele a la negra
Vino el médico del pueblo
Recetó emplasto de barro
Pero del barro más negro
Que le dieron a la negra
Zumo de maqui de cerro

Ya se murió la negrita
Que pena p’al pobre negro
La puso a dentro de un cajón
Cajón pintado de negro
No prendieron ni una vela
Ay, que velorio tan negro


Violeta Parra – Casamiento de negro

Nicanor Parra tenía un cuadro en su casa, que se llama ‘Casamiento de negro’. Ahora lo tienen sus hijos. En él, ella [Violeta Parra] pintó la canción. Es un cuadro gigantesco donde están los negritos acostados, en fiesta. Se ven las caritas negras, las flores.  ¡Precioso!”, exclama la cantautora Isabel Parra.

Dice que “El casamiento de negro” es una canción que le dio a ella y a su familia una casa, gracias a los derechos de autor, y que además logró que se instalara la melodía como parte esencial de la cultura tradicional chilena. La poeta chilena tomó prestada la primera cuarteta del folclor.

“Es bonito, porque es parte de la tradición. Uno inicia una creación, después le pasa la posta a otro, y se va tejiendo la cultura de esa manera”, dice Cristián Warnken en Desde El Jardín, de Radio PAUTA.

Una cantautora nómade

“¿Cómo ves a esta Violeta Parra errante? Siempre fue gitana de espíritu, recorriendo Chile, buscando este tesoro que, si no hubiese sido por ella, se hubiese perdido. ¿Qué te pasó a ti en este caminar por Chile?”, pregunta Warnken.

“La Violeta, todos los fines de semanas, se desaparecía. A veces se iba a buscar a su hermano Nicanor que vivía en Mac Iver, para que la acompañara a ver a familias que vivían cerca de Alto Jahuel. Se hicieron amigos, y los trataban como familia. Y se quedaban. Salían el domingo y volvían el miércoles a la casa”, cuenta Parra.

portada Violeta Parra Poesía

“Ella adoraba a esas personas. Pero tuvo que conquistarlos, porque estos viejitos no estaban acostumbrados a ver a una mujer que andaba al hombro con un guitarrón. Ella quería que ellos le enseñaran cómo tocarlo. Se los conquistaba y terminaba tocando el guitarrón con ellos. Anotaba los versos en un cuaderno y con la melodía en la memoria se ponía a ensayar. Ahí nosotros en la casa aprendíamos de este folclor recién sacado de la raíz”, agrega.

En un principio Isabel Parra no entendía que por qué había que salir a buscar las canciones, pero luego se dio cuenta que se trataba de nada menos que la forma de salvar la música chilena.

La cueca

“A mí me gusta la cueca con viola. Cuando mi mamá se va a la Universidad de Concepción, vuelve con un cargamento de cuecas femeninas. Era una cueca que tenía una dulzura, que no tiene nada que ver con la cueca que nos quiere machacar”, dice Parra.

Es una cueca que uno, en primer lugar, quiere escuchar, comenta. “Normalmente son temáticas amorosas”, cuenta. Son cuartetas españolas que se han transformado al chileno. A su juicio, son estas las que utilizan una picardía distinta, más sana.

Me convertí en hacedora de cuecas sin quererlo. Porque esa métrica de la cueca a uno se le va metiendo en el corazón y en la memoria. La clave de una cueca es contar una historia, en algunos segundos”, dice.

El Libro Mayor De Violeta Parra. Un Relato Biografico Y Testimonial

“Pero cuando se te mete en la cabeza, no te la puedes sacar. Caminando por la calle, hice como 20 cuecas. Y yo decía ‘no quiero más cuecas'”, recuerda. Pero sin duda, se trata de un placer enorme”.

Vea la conversación de Cristián Warnken con Isabel Parra