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José Miguel Ibáñez sobre la obra de Parra: “La antipoesía es solo poesía, nada más que poesía”

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Memoria Chilena
POR Fernanda Valiente |

El sacerdote explora en el libro Para leer a Parra (2020) cómo Nicanor Parra abrió su camino poético.

Poemas y antipoemas (1954), de Nicanor Parra, me ayudó a ampliar el horizonte de lo que llamaba poesía. Fue una apertura brusca a un tipo de poesía que en Chile no se había escrito”, señala el crítico literario José Miguel Ibáñez Langlois en Desde El Jardín, de Radio PAUTA.

Su trabajo implicó, a su juicio, una profunda transformación en el uso del lenguaje: utilizó “el dialecto de la calle” y también dejó de lado “todos los sentimientos sublimes”.

Ibáñez, autor de Para leer a Parra (2020), recuerda la conversación con el poeta en la que logró dilucidar la encrucijada de lo poético: “A propósito de lo que decía acerca de la antipoesía, le dije ‘o sea, todo es poesía, menos la poesía’. Y me respondió ‘eso es'”.

Ampliando el horizonte poético

Ezra Pound o T.S. Eliot de cierta forma también impulsaron un uso de lenguaje coloquial, destronando la figura cósmica del poeta y el formato de canto, dice el sacerdote. Pero afirma que Parra lo llevó al extremo, utilizando su tradición chilota.  

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Nicanor Parra se mantuvo abierto a toda expresión poética, ya que en sus últimos años fue un gran admirador de Shakespeare.

Y a futuro, el autor chileno amplió el horizonte creativo. En ese sentido, “Pablo Neruda no abrió ningún camino. Porque entre los continuadores de su línea, se encontraban repetidores de tercera categoría”. Mientas que los destellos de Parra de la antipoesía se pueden percibir en Enrique Lihn y Armando Uribe. “También, aunque no lo parezca, en la poesía de Raúl Zurita. Eso no significa que escriben como Parra. Todos los que mencioné tienen algo de la antipoesía, en forma creadora, no repetitiva”, sostiene.

Una contradicción literaria

“¿Cuál es el juego de la poesía y de la antipoesía dentro de la misma creación de Parra? Porque uno podría decir ‘esto es antipoesía, pero es poesía’. Entonces hay ahí una tensión o aparente contradicción”, pregunta Cristián Warnken.  

“La antipoesía es solo poesía. Nada más que poesía. ¿Entonces a qué obedece el título ‘anti’ que se ha divulgado tanto? Bueno, ese ‘anti’ se debe considerar en relación con una poesía precedente, parte de las vanguardias del siglo XX“, contesta Ibáñez.

Parra, un ferviente explorador del tono tragicómico, contribuyó a derrocar el famoso parlamento dramático poético y la multitud de personajes, parte importante de la literatura inglesa. En ese aspecto, fue un rebelde que renovó tradiciones antiguas para darle vitalidad a lo poético a través de versos cortos y abruptos.

“De esa forma expresa el desplazamiento humano. En la vida todos llegamos a hacer algo distinto de lo que pretendíamos inicialmente”, reflexiona el sacerdote.

Sin embargo, Ibáñez no cree que se aproxime un nuevo Parra. Vislumbra una deshumanización en todas las esferas de la creatividad humana.

Revise la conversación con José Miguel Ibáñez