Entretención

Rodríguez Elizondo advierte del riesgo de la plurinacionalidad y liderazgo estudiantil de Boric

Imagen principal
Agencia Uno
POR Fernanda Valiente |

El analista político, ganador del Premio Nacional de Humanidades, analiza en Desde El Jardín, de PAUTA, el discurso del Presidente electo e indaga en la reacción latinoamericana.

“Mi primera aproximación fue de sorpresa ante la diferencia de votos. Me gustaron las reacciones de José Antonio Kast y del Presidente Sebastián Piñera. También me gustó parte del discurso del Presidente electo cuando planteó una dicotomía entre esperanza y miedo. Pero habría agregado la resignación, porque en ella está la resiliencia del país”, sostiene el analista político y exdirector de la revista Caretas José Rodríguez Elizondo.

“Ahora tenemos un nuevo ciclo histórico que hay que examinar con lupa”, agrega el ganador del Premio Nacional de Humanidades. Detectó elementos similares a la energía que se encontró en la Alameda ante la Federación de Estudiantes en 1970. “Gabriel Boric fue intencional en evocar también algunos párrafos del estilo del expresidente Salvador Allende. Cuando dijo ‘váyanse tranquilos a sus casas, con la alegría de la victoria'”, señala en Desde El Jardín.

Sin embargo, cree que Boric es menos frío que Allende. “Tiene que superar muy rápidamente la emoción del liderazgo estudiantil. Vi un poco de esa emoción en su discurso, pero sus palabras fueron cuidadosamente empleadas como para llamar a los suyos a la meditación y a la experiencia”, dice.

Revisando las palabras del discurso del Presidente electo, Rodríguez Elizondo dice que efectivamente se trata de un “ciclo histórico” complejo, pues está ante un escenario completamente diferente al de Allende, donde se instalan en la agenda temas como la revolución femenina, que finalmente arrastró a otras revoluciones identitarias.

También sintió atisbos del discurso del expresidente Patricio Aylwin, “cuando anunció que esta debía ser una victoria para todos, y ahí está la esperanza”, afirma.

El tríptico de Boric

Así, el analista resume el “tríptico de Boric” en tres ejes: la esperanza, el miedo y la resignación. “Veo que, frente al colapso de los partidos políticos tradicionales, el Presidente electo va a estar sometido a una dura pugna interna entre distintas organizaciones que tienen estrategias no sé si contrapuestas, pero muy voluntaristamente dispuestas”, explica.

En este sentido, determina que el factor más grave del colapso de los partidos políticos se trata de la deserción de los intelectuales. “Cuando uno piensa en cuáles son los intelectuales políticos necesarios me doy cuenta de que ellos están en las columnas, mientras que los que están influyendo en la opinión política son los periodistas de trincheras, en la televisión y en los matinales”, apunta.

Se trata de un escenario peligroso, pues entrega una visión muy emocional de los hechos.

Siguiendo esta línea, la revista peruana Caretas, a su juicio, entregaba una mirada serena, de centro liberal “y con bastante sentido del humor por medio de unas caricaturas estupendas. La instrucción que teníamos era sacarle la máxima información a los entrevistados, y acá lo que tú ves es la pugna, es ver si el entrevistado se rinde o no”, indaga sobre el actual manejo periodístico.

Un paralelo con Perú

Tomando en consideración la polaridad en las elecciones en Chile, Cristián Warnken se pregunta si existe un posible paralelo con el caso peruano.

“El proceso entre primera y segunda vuelta fue muy parecido estructuralmente al proceso peruano en la medida en que se planteaba una alternativa entre el miedo y la resignación, más que entre el miedo y la esperanza. Pero en el Perú no había esperanza, ‘se les paseaba el alma’ como dicen los peruanos, porque nadie los representaba. Eran dos minorías muy claras, mientras que acá las minorías eran más mayorías”, explica el analista.

Por lo tanto, señala que acá surgió la esperanza de que el ganador asumiera la ética de la responsabilidad.

“En un minuto hablaste un poco de que en la época de Allende hubo una intervención de lado y lado. En este caso, ¿crees que puede haber intervención en Chile? Algunos han levantado los fantasmas de una posible presencia venezolana o cubana en la política chilena, de forma invisible por supuesto. ¿Cómo ves el contexto político latinoamericano, en su relación con el Grupo de Puebla y este socialismo del siglo XXI que se ha articulado en la región?”, pregunta Warnken.

“Esa es una tremenda pregunta que como presunto internacionalista me la he hecho desde el principio. Advertí desde el principio que esto de la plurinacionalidad era muy peligroso, porque una cosa es conseguirla como multiculturalidad, con respeto a las tradiciones, a los pueblos originarios. Y otra es concebirlo como una fragmentación del Estado nacional”, expresa Rodríguez Elizondo.

“Tenemos en el horizonte una alternativa denunciada en el Perú del expresidente [de Bolivia] Evo Morales sobre la base de la plurinacionalidad. Él quiere hacer una plurinacionalidad con los pueblos originarios del tipo aimara, para salir al océano Pacífico por esta nueva vía. Esto fue detectado y criticado duramente por un equipo de cancilleres peruanos de envergadura”, afirma.

La respuesta latinoamericana 

Rodríguez Elizondo piensa que la vía de la plurinacionalidad se trata de un mecanismo peligroso. “La Convención está actuando desde la base de un sobrentendido con la plurinacionalidad. Y es ahí donde tenemos problemas, porque los primeros en felicitar efusivamente a nuestro Presidente electo han sido los miembros del Grupo de Puebla y los dirigentes que llamaríamos de izquierda. La única diferencia que veo es que ya no está Hugo Chávez que tenía el eje petrolero en su auge”, añade.

En este entorno, Boric tendría la oportunidad de rearticular la política exterior nacional, la cual se ha basado en el presupuesto mínimo y una profesionalidad a medias, mientras que “lo que hace falta es una profesionalización intensiva. Una cancillería que tenga memoria histórica y continuidad de los altos mandos, y que aprenda a equilibrar el derecho, con otros factores de la diplomacia como la negociación”, enfatiza.

“Mi esperanza, y las de aquellos que no van estrictamente por la plurinacionalidad con la Convención, es que Boric sepa resistir la presión. Realmente adquiriría un pleito muy grave y gratuito si cediera a esta apetencia del Grupo de Puebla de darle un pedacito de mar a Bolivia soberano sin parar a detenerse en lo que esto significa desde muchos puntos de vista”, dice.

Revise la conversación con José Rodríguez Elizondo en Desde El Jardín.