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Adiós al cazador de la mafia FIFA

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Playing the game
POR Eduardo Olivares |

“Pocos personajes como Andrew Jennings han resultado ser tan vitales con sus investigaciones para desentrañar la redes de corrupción en el mundo del deporte”, dice Fernando A. Tapia sobre el periodista que destapó el FIFA Gate.

Sucedió el pasado sábado 8 de enero en Inglaterra. Y la noticia recién fue comunicada por su familia en un escueto comunicado el martes 10. Producto de una repentina enfermedad, de la que no se entregaron detalles, murió a los 78 años Andrew Jennings, el periodista de investigación que anticipó el FIFA Gate y que contribuyó con su incansable trabajo a desmoronar toda la vieja estructura de corrupción que por décadas se había instalado en la dirigencia mundial.

No solo en el fútbol, porque mucho antes de poner su atención en los oscuros negocios del deporte más popular, había también apuntado sus dardos a las maniobras corruptas instaladas en el Comité Olímpico Internacional (COI) cuando este organismo era dirigido por el otrora poderoso dirigente español Juan Antonio Samaranch.

Pocos personajes como Jennings, escasos en realidad, han resultado ser tan vitales con sus investigaciones para desentrañar la redes de corrupción en el mundo del deporte. Y nadie como él tan clave para permitir con sus reportes en base a contundentes pruebas, el derrumbe de un imperio tan poderoso como el de la FIFA.

El sagaz reportero escocés jamás mostró una pasión especial por alguna de las disciplinas deportivas. Lo suyo era el periodismo en estado puro, el que desafía al poder con la búsqueda incansable de la verdad. Trabajó en diferentes medios, algunos muy importantes, pero también como reportero independiente cuando sintió que sus investigaciones no eran respaldadas por sus editores. Así por ejemplo, en 1986 renunció a su trabajo en la prestigiosa BBC cuando su investigación sobre la corrupción en Scotland Yard no pasó el filtro editorial. Y decidió transformarlo en un libro: Scotland Yard’s Cocaine Connection. Profundizó en el caso Irán-Contras en 1989 y también se introdujo en el oscuro y peligroso mundo de la mafia siciliana o los grupos del crimen organizado del Cáucaso, en Chechenia.

Nunca se definió como un periodista deportivo. Lo suyo era la investigación y la caza de los corruptos. “Vamos contra esos ladrones”, solía azuzar a los estudiantes que asistieron a sus innumerables talleres de periodismo. Su primera conexión con el mundo del deporte surgió casi de casualidad. Le llamó la atención una fotografía que encontró en el archivo de uno de los ministros del dictador español Francisco Franco, haciendo el saludo nazi. Ese hombre era nada menos que José Antonio Samaranch, entonces presidente del COI. Desde ese momento no soltó a la presa, y logró romper las barreras de silencio y oscurantismo impuestos tras los millonarios negocios asociados a los Juegos Olímpicos y las federaciones deportivas, que se tradujeron en una trilogía de libros que llamó Los Señores de los Anillos y que coincidió con el evento realizado en la ciudad de Barcelona en 1992.

Su olfato de investigador, consolidado en años siguiendo estructuras criminales, lo llevaron a concluir que tras la FIFA se escondía algo muy similar a lo que había descubierto en el Comité Olímpico, con parámetros perfectamente asociados a la mafia. Y fue tras ella. En 2001 se acreditó en una conferencia de prensa del entonces presidente del fútbol mundial, Joseph Blatter, en la que revolucionó el pomposo salón con una simple pero contundente pregunta: “Señor Blatter, ¿ha recibido usted sobornos?“. El dirigente suizo salió jugando con su risa socarrona, y el nombre de Andrew Jennings fue borrado de las listas de reporteros acreditados en todos los actos oficiales. Pero solo semanas después de su arrojada acción recibió una llamada anónima: un alto oficial de la FIFA le ofreció su colaboración para destapar el oscuro mundo tras esos poderosos hombres de negro. Desde entonces Jennings atacó persistentemente con datos y pruebas de la corrupción en fútbol y el 2006 publicó una primera gran investigación, el libro “¡Foul! El mundo secreto de la FIFA“.

Sus andanzas por el mundo, persiguiendo a dirigentes a los que acusaba de corrupción, quedaron registrados en innumerables documentales que se pueden revisar en Youtube. En los aeropuertos, en las entradas de lujosos hoteles, o en las mismas puertas de la sede de la FIFA, en plena calle, esperaba a los elegantes y poderosos hombres del fútbol mundial para preguntar lo mismo: “¿Por qué aceptó sobornos?”.

Un trabajo casi en solitario cuando todo el establishment del periodismo deportivo apenas cuestionaba lo fundamental. Incluso en Inglaterra, la Federación de Fútbol de ese país lo indispuso con la opinión pública señalándolo como responsable de dañar las opciones de la postulación inglesa para ser sede el Mundial de 2018. ¡Qué paradoja!, ya que la historia acreditó que precisamente la venta de votos en el comité ejecutivo de la FIFA, que denunciaba Jennings, fue decisivo para que Rusia fuese finalmente el organizador. Y los mismo con Catar en 2022, en perjuicio de Estados Unidos. Para muchos este atrevimiento está en el origen del FIFA Gate, porque no fue sino después de esta arriesgada maniobra de los dirigentes del fútbol mundial que la Fiscalía de Nueva York se abalanzó con firmeza contra la estructura criminal de la FIFA. Y allí Andrew Jennings tuvo un rol clave.

Según confesó mucho tiempo después de que el caso estallara con las primeras detenciones en Zurich, el 27 de mayo de 2015, y que desencadenó la caída de decenas de dirigentes involucrados en la corrupción -entre ellos el chileno Sergio Jadue-, en 2009 tres agentes del FBI le pidieron una reunión secreta en Londres. Sintió por primera vez que alguien poderoso daba créditos a sus denuncias, y estuvo dispuesto a compartir información, documentos y hasta sus nexos con importantes fuentes en la FIFA. Jennings fue quien entregó documentación y pruebas que les permitieron a los agentes norteamericanos atrapar al célebre dirigente estadounidense Chuck Blazer, quien desde diciembre de 2011 hasta el 2015 trabajó de topo o soplón para la agencia federal. Miles de horas de grabaciones, capturadas en secreto por Blazer, quien había decidido colaborar para rebajar su pena, le permitieron a la Fiscalía Nacional de Estados Unidos destapar el escándalo.

Después de eso han sido centenares los periodistas de investigación que han seguido las huellas que desde 2001 comenzó a desvelar el gran Andrew Jennings, quien el pasado sábado 8 de enero murió sin que mucho se dijera de él, pese a su trascendente y revolucionario aporte para el periodismo deportivo. El tiempo lo pondrá en su sitio correcto, que no es otro que entre los grandes revolucionarios del fútbol y el deporte mundial.

Fernando A. Tapia participa en Pauta de Juego, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 12:30 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en PAUTA.cl.