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El personalísimo estilo discursivo de Piñera

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Agencia Uno.
POR Josefina Ríos |

El uso de metáforas y proverbios, la repetición de ideas fuerza y un lenguaje muy personal son fácilmente reconocibles.

“Los discursos de Sebastián Piñera son de Sebastián Piñera”. Así de taxativo. La frase pertenece a un cercano colaborador del Mandatario en su primera administración, quien agrega: “Siempre escuchaba opiniones del comité político y de su equipo más cercano, a veces aceptaba propuestas, pero él definía cada una de las palabras de su mensaje”. De hecho, en las cuatro cuentas públicas que dio ante el Congreso Pleno durante su primer mandato, la mano del Presidente es fácilmente reconocible. El uso de metáforas y citas, la repetición de proverbios y frases exactas, las enumeraciones y selección de temas en todos ellos revelan su intensa participación en la redacción de cada uno de esos mensajes.

Así, la idea que cruza sus cuatro intervenciones ante el Parlamento (2010, 2011, 2012 y 2013) es aquella de que: “Antes de que esta década concluya, Chile habrá alcanzado el desarrollo y superado la pobreza”. Una suerte de arenga entonada por Piñera sin cesar a comienzos de este decenio, la cual logró animar a sus colaboradores, pero que nunca pudo calar con fuerza en la ciudadanía, pese a la insistencia con que la repitió durante todo su mandato.

En efecto, en su primera cuenta pública, realizada el 21 de mayo de 2010, pocos meses después del terremoto del 27-F, Piñera delineó lo que serían sus siguientes tres mensajes presidenciales. “El discurso más relevante fue el primero, por el momento país tras el terremoto. Su llamado a la unidad y el homenaje a los fallecidos que provocó que el Congreso en plano se pusiera de pie en silencio. Ese discurso contiene gran parte del mensaje central que caracterizó todo su primer gobierno y, si uno lee entre líneas, también encuentra las bases de los ejes estructurales de su actual administración”, asegura el mismo asesor.

Treinta veces repitió Piñera la palabra “desarrollo” en su discurso del 2010. En 2011, lo haría 11 veces y al año siguiente 14. En su último mensaje presidencial del 2013, la pronunció nuevamente en 30 oportunidades. Este año, en su discurso luego de jurar como Presidente, en el balcón de La Moneda volvió a destacar que el objetivo central de su nueva administración sería derrotar el subdesarrollo y la pobreza del país.

 Metáforas, citas y proverbios

Para el mensaje de 2012, Sebastián Piñera e Ignacio Rivadeneira, su otrora jefe de Contenidos, estuvieron hasta las cinco de la madrugada corrigiendo juntos con lápiz y regla el discurso que pronunciaría el Presidente ese 21 de mayo a las 10:00 am. Esa mañana, y ante un Congreso atiborrado de autoridades, Piñera pidió perdón por sus errores. Volvería a hacer lo mismo el año siguiente. Eran años teñidos por el movimiento estudiantil, las protestas callejeras masivas y el bajo apoyo al gobierno que marcaban las encuestas. “No es un Mandatario pasivo con ghostwriters plenipotenciarios. Es consciente del efecto de sus palabras y decide directamente cuáles ocupa y cuáles no”, apunta un personero del piñerismo.

Foto: Piñera corregía de puño y letra cada una de las propuestas del equipo de contenidos que lideraba Ignacio Rivadeneira.
Crédito: Agencia Uno. 

Con todo, para la generación de contenidos y el manejo de cifras se apoyaba firme en sus colaboradores. “El Presidente es muy detallista y corregía de puño y letra cada una de las propuestas del equipo de contenidos que lideraba Rivadeneira. Cotejaba cifras con ministros, subsecretarios, asesores y con la directora de Presupuestos. Pero siempre incorporaba y cambiaba frases, adaptándolas a su propio lenguaje”, agrega un cercano que trabajó en su anterior administración. En esa línea, sus salidas de libreto se hicieron famosas, incluso se popularizó el término de “Piñericosas” para referirse a ellas.

El estilo discursivo de Piñera estuvo marcado por el uso de proverbios, citas y metáforas. Para referirse a los adultos mayores, por ejemplo, en las cuatro cuentas públicas recurrió a la máxima china que dice: “El grado de civilización de un país se mide por la forma como trata a sus niños y a la tercera edad”. Asimismo, cuando aludía al control de la delincuencia utilizaba la famosa expresión de George Bush padre sobre “trancar la puerta giratoria”, y para abordar los desafíos educacionales del país usó siempre “la madre de todas las batallas”, alocución bélica clásica. Para realzar la idea sobre el sólido crecimiento económico que estaba propiciando su gestión, el Mandatario optó en varias oportunidades por una de sus frases preferidas: “Estos resultados son sólidos y sustentables en el tiempo, porque están construidos sobre roca y no sobre arena”.

La agenda valórica

La idea de avanzar en una “sociedad de valores” también fue central en los mensajes ante el Congreso Pleno de Piñera durante su primer gobierno. En ese concepto englobaba temas como la “protección de la vida desde la concepción hasta la muerte natural”, la defensa de la familia, el respeto a los derechos humanos, y el fortalecimiento del rol de la mujer, los jóvenes, niños y adultos mayores. No en vano la palabra “familia” es una de las más usadas en todas estas alocuciones del Presidente: en 2010 la repitió 48 veces y al año siguiente 52, en 2012 marcó el récord con 68 oportunidades y finalmente, en 2013, la pronunció en 35 ocasiones.

Y es justamente en este tema donde existen las mayores incertidumbres sobre lo que traerá esta cuenta pública. Pocos se atreven a predecir si el Presidente finalmente incluirá o no temas valóricos, muchos de los cuales dividen al oficialismo. Entre ellos el tema de la adopción por parte de parejas homosexuales y la ley de transgénero, entre otras iniciativas que están en la agenda pública.