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La encrucijada del Presidente Piñera

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POR Cristián Rodríguez |

Después de un grave error inicial de diagnóstico, el Mandatario centró su mensaje en recuperar el orden público y restablecer la paz social. ¿Lo logrará? Parte de su suerte está ahora en manos de los militares.

“¿Dónde está Espina?”. Esa fue la pregunta más repetida en La Moneda el viernes 18 de octubre por la noche. Mientras los funcionarios coordinaban con la Contraloría la redacción de la norma que imponía el estado de emergencia en 37 comunas de la Región Metropolitana, nadie sabía exactamente el nombre del general que sería nombrado jefe de la fuerza. Solo el ministro de Defensa, Alberto Espina, podía saberlo, y no estuvo localizable durante varios tensos minutos.

El estallido de violencia urbana contra el Metro y otras infraestructuras en Santiago pilló totalmente por sorpresa al Gobierno del Presidente Sebastián Piñera. De hecho, si los manifestantes hubieran asaltado el Palacio de la Moneda a las 21:00 horas, ni el Mandatario ni sus ministros hubieran corrido el más mínimo peligro. Todos se habían retirado antes de las 20:00 horas. El mismo jefe de Estado se había ido a cenar con su nieto. Otros ministros volaban hacia el sur, a tomar un descanso de fin de semana.

Hay varias versiones sobre la naturaleza del error de evaluación. Información deficiente de inteligencia, datos insuficientes… el hecho es que el Presidente se fue convencido de que el asunto no iría a mayores. Hasta que la evaluación cambió. Entonces, ya no quedó más remedio que volver a La Moneda y apretar el ‘botón nuclear’, declarar el estado de emergencia y militarizar Santiago, nombrando al general Javier Iturriaga del Campo como jefe de la fuerza.

Institucionalidad superada

La escasa variedad de instrumentos institucionales a disposición del gobierno para lidiar con una crisis de este tipo también quedó de manifiesto. Todo el arsenal jurídico de los estados de excepción se diseñó, en el mejor de los casos, el siglo pasado. No existe una gradación de medidas eficaces entre que las fuerzas policiales se ven superadas y el Gobierno se vea obligado a recurrir a un despliegue militar. Una de las preguntas que está en el aire es precisamente esa: ¿por qué las fuerzas policiales se vieron superadas?

Hasta el mediodía de ayer, diversas fuentes señalaron que en La Moneda se seguía pensando que la crisis era un problema de opinión pública, que el daño reputacional a nivel internacional no era importante y que el problema se podía circunscribir a las redes sociales. Durante el día, diversos ministros fueron informando al Presidente para que se hiciera un cuadro más completo.

La seguridad es un aspecto crítico. Las dos cumbres que Chile se ha comprometido a organizar -la APEC y la COP25- podrían ponerse en cuestión. Expertos de EE.UU., Rusia y China se encontraban precisamente en Santiago estos días, evaluando la seguridad para sus mandatarios. El incendio del edificio corporativo de Enel, una empresa controlada por el Estado italiano, causó un gran impacto en Europa.

Liderazgo cuestionado

La crítica más habitual hablaba de una desconexión del equipo de asesores del Presidente de la República con la realidad del país. Y un fuerte cuestionamiento al liderazgo del Presidente y del ministro del Interior, Andrés Chadwick, que se hizo más evidente a medida que pasaban las horas y el gobierno no hablaba. A lo largo del día, Piñera escuchó a diversos asesores. Unos le animaban a ver una oportunidad en la crisis, a definir en qué tipo de sociedad quieren vivir los chilenos y el tipo de convivencia que desean mantener. Otros le decían que el problema crítico es que el modelo de desarrollo exitoso se ha desnaturalizado y ya no produce el bienestar que le demandan los chilenos. Que es preciso reajustarlo. Otros le pedían que se echara atrás con la subida del boleto de metro, entablara un diálogo social y no arriesgara el poder.

Después de la decisión de militarizar Santiago, el Presidente Piñera parecía dispuesto a ofrecer una medida que contentara a la galería. Así es como redondeó su mensaje del sábado. Lo articuló sobre dos ejes: primero, la recuperación del orden público y, segundo, el restablecimiento de la paz social, porque sin ambos considera que no hay nada que hacer. Para lo primero ofreció retirar la subida del precio del Metro y para lo segundo, un diálogo social.

La recuperación del orden público es crítico durante este fin de semana. El éxito de la misión del general Iturriaga se medirá no solo por el fin de los disturbios, sino por la ausencia de víctimas. Y, paradójicamente, todo el resto del anuncio presidencial depende de que la misión de los militares acabe bien y no se convierta en un paso en falso.