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¿Qué pasa si gana el No?

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Agencia Uno
POR Maria Catalina |

La opción “No” tiene tres opciones de triunfo: plebiscito de entrada, fracaso del órgano constituyente y plebiscito de salida. Este jueves el Congreso podría despachar a ley el proyecto que habilita el camino hacia una nueva Carta Magna.

No era cualquier miércoles. Los parlamentarios lo sabían, lo repetían, lo proclamaban: el miércoles 18 marcaba dos meses desde el inicio del estallido social aquel viernes 18 de octubre. Todo coincidía y los diputados apuntaron la efeméride: la Cámara despachaba al Senado la reforma constitucional que habilita el proceso para redactar una nueva Carta Magna, con mecanismos de participación ciudadana directos.

La jornada fue agitada. Muy agitada. En las tribunas se sumaron las acuciosas miradas de organizaciones feministas y de pueblos originarios, quienes reprocharon a los parlamentarios, tanto del oficialismo como de la oposición, que el proyecto se enviara a la Cámara Alta sin contemplar paridad de género, escaños reservados para indígenas, ni con facilidades para que independientes integren la eventual Convención Constitucional que se formará si en el plebiscito programado para el 26 de abril de 2020 la ciudadanía aprueba avanzar en una nueva Carta Magna.

Jornada caótica en la Sala de la Cámara de Diputados, con personas externas intentando ingresar en forma violenta. Créditos: Agencia Uno
Jornada caótica en la Sala de la Cámara de Diputados, con personas externas intentando ingresar en forma violenta. Créditos: Agencia Uno

Los grupos de presión hicieron lo suyo desde las graderías, pero también paralizaron, a ratos, la discusión de la Sala. Bajo la premisa de que esos puntos no eran parte del acuerdo que se suscribió el pasado 15 de noviembre, los artículos transitorios que hubiesen permitido que fueran incorporados se rechazaron, por lo que los diputados, en la Comisión de Constitución, comenzaron rápidamente la tramitación de tres proyectos de ley (prácticamente idénticos a las indicaciones rechazadas) que añaden esas consideraciones al proceso.

Esa discusión, que culminó la tarde del miércoles con la aprobación de las normas de paridad de género y de mejores condiciones de competencia para independientes en el proceso constituyente, continuará en paralelo al trabajo del Senado, donde la Comisión de Constitución también comenzó con agilidad su labor. De hecho, la instancia presidida por el PPD Felipe Harboe, también durante la jornada, despachó a la Sala la reforma, incluyendo la reposición de los artículos rechazados en la Cámara Baja.

Mientras la Comisión de Constitución de la Cámara votará a partir de las 9:00 horas del jueves 19 el “proyecto complementario” que establecería escaños reservados, la Sala del Senado comenzará a revisar “la gran reforma” a eso de las 10:30 horas. Si los senadores rechazan los artículos transitorios y aprueban solo lo referente al acuerdo inicial, la reforma quedaría lista para ser ley. Si se aprueba con lo demás, lo que es poco probable por los altos cuórums (3/5), el proyecto pasaría a tercer trámite para su cierre. Es relevante que esté promulgado antes del 28 de diciembre, pues solo así se aseguran los plazos para que el plebiscito de entrada pueda ocurrir el 26 de abril.

Si se considera que todas las votaciones en torno a las indicaciones ya son suficientemente engorrosas, según reconocen quienes han sido parte del debate parlamentario, hay elementos que siguen en el aire, temas sobre los cuales poco se ha discutido. A pesar de las interminables reuniones que han sostenido para acercar posturas, y a que partieron de la base de “un acuerdo inédito”, persisten diferentes interpretaciones.

Hasta ahora, además, la discusión la han abordado siempre desde la base de que en el plebiscito de abril ganará el “Sí” (o “Apruebo”, según el acuerdo) a una nueva Constitución, pero claramente hay una opción opuesta: el “Rechazo”. O, como se ha popularizado, el “No”.

¿Qué pasa si gana el No?

Varios dan por sentado que la mayoría de los chilenos quiere una nueva Constitución. “Es de toda lógica, la calle lo demanda”, dicen los más comprometidos, pero ciertamente, la opción Rechazo (No) puede resultar vencedora. Por algo está. 

El grueso de los representantes de los diferentes partidos considera que, si el No gana en el plebiscito, ahí termina el proceso. Entre ellos está el timonel de la DC, Fuad Chahin, quien manifiesta a PAUTA que “si gana el NO, quiere decir que no se quiere una nueva Constitución y se mantendrá la Constitución actual, por eso vamos a hacer campaña por el apruebo una nueva Constitución”.

La misma visión tiene el diputado PS Leonardo Soto, integrante de la Comisión de Constitución. Opina que al triunfar esa opción “fracasa este acuerdo político y este camino hacia una nueva Constitución, pero por decisión de los propios chilenos y chilenas. El camino hacia una nueva Constitución queda clausurado, pero con un veredicto cristalino de la gente que reduce el espacio político para algo distinto. Se legitimaría enormemente la Constitución vigente”.

La diputada y vicepresidenta de RN, Paulina Núñez, también integrante de la comisión, expresa que “si la gente vota que no, hasta ahí llegan y se sujeta entonces la Constitución a eventuales reformas y cambios según las normas que hoy tenemos”. Sin embargo, desde el interior de su bancada surge una postura disidente, la de quienes, aun ganando el no, quieren proponer caminos alternativos.

El diputado Diego Schalper afirma a este medio que dentro de los próximos días presentará, junto con otros siete diputados de RN, un proyecto para que, si la opción No gana en abril, el Presidente, en un plazo de 30 días, presente una proyecto de reforma a la Carta Fundamental, que se tramite en el Congreso y que luego sea plebiscitado en el marco de las elecciones municipales.

“Nuestro rechazo en el plebiscito de entrada no dice relación con que no queramos cambios en la Constitución. Nuestra diferencia es que no vamos a estar dos años completos esperando a una Convención Constituyente, sino que queremos que los cambios se hagan ahora. Eso se logra en la medida que eso se haga dentro del Congreso. El proyecto de ley va en línea con eso”, detalla.

En el entendido de que esa idea puede “no volar”, por el poco apoyo que podría tener, el diputado afirma que no pretende “imponer por la fuerza lo que no gano en las urnas, como el Partido Comunista”.

Para Chahin, este tipo de iniciativas “engañan” a la gente”. “No quieren asumir que el No es que se queden con la Constitución de Augusto Pinochet. Yo pido a esos diputados que no confundan ni engañen. La gente no es tonta, la gente sabe lo que se va a votar y no tengo duda de que una mayoría abrumadora va a decir Sí a una nueva Carta Magna”, complementa.

¿Qué pasa si en la convención no hay acuerdo?

En órgano constituyente que la gente elija en el plebiscito, en el caso de que el “Apruebo” gane, no debe haber consensos, sino acuerdos por dos tercios, recalcan quienes han sido parte de las negociaciones. En ese entendido, los miembros, electos o parlamentarios, están “obligados” a buscar que las disposiciones que se quieran incluir en el nuevo texto tengan el respaldo de la “gran mayoría”.

Eso implica, a juicio de la diputada Nuñez, que “a lo más se van a rechazar algunas normas”, no que las posibilidades de alcanzar acuerdos sean nulas o que no puedan, en el plazo que tienen, presentar una propuesta a la ciudadanía. Ellos sabrán “cuáles son el plazo con los que cuentan”, recalca.

El diputado Leonardo Soto agrega que “en el periodo necesariamente tienen que entregar el producto de su deliberación y acuerdos en torno a una nueva Constitución”. De lo contrario, dice, sería un nuevo fracaso. “Se generará un hecho político nuevo que habrá que resolver con las mismas fuerzas políticas vigentes. Habrá que ver cómo lo resolvemos con un acuerdo, también de dos tercios, de tal manera de dotar al país de una nueva Constitución corrigiendo las trabas que esto tuvo”.

De todas maneras, Fuad Chahin insiste en que no habrá fracaso. Sostiene que, además de estar obligados a llegar a acuerdos, “hay ciertos mínimos que están establecidos en el propio proyecto que aprobamos hoy [miércoles], como, por ejemplo, que Chile es una república democrática, que respeta los derechos fundamentales de las personas, que respeta las sentencias judiciales ejecutoriadas y que cumple los tratados internacionales. Eso ya es bastante”.

¿Si en el plebiscito ratificatorio no se aprueba el texto?

De acuerdo con lo estipulado en el proyecto que se votó durante la jornada, en el caso de que en el plebiscito de salida la ciudadanía rechace la nueva constitución elaborada, continuará vigente la actual Carta Magna.

En ese sentido, Chahin asegura que lo que se busca es “una Constitución no impuesta, como fue la del 80; queremos una Constitución pactada, consensuada y que nos represente a todos”. Por eso, si en el plebiscito ratificatorio la ciudadanía dice no, “se pierde”.  Y agrega: “Si la gente dice ‘Rechazo’, quiere decir que prefiere la Constitución anterior al nuevo texto. Así es la democracia. No se puede pretender ganar perdiendo. Eso es imposible”.

Sin embargo, para otros, como el diputado Soto, ahí habrá un problema que resolver. A su entender, no es compatible que en el plebiscito de entrada la gente diga Sí a una nueva Constitución y en el ratificatorio rechacen. “Desde el punto de vista institucional, va a seguir rigiendo la actual Constitución. No existirá un vacío, pero sí se va a generar un problema político. En ese caso, como no está previsto, habrá que reunir a todo el arco político para ver si podemos construir una alternativa que pueda traducir en un proyecto la nueva realidad y se remuevan los problemas que tuvo el proceso”, asegura.