Salud y Bienestar

Perímetro de cintura: mucho más allá de lo estético

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POR Hans Ulloa |

[Colaboración patrocinada]

Las cuatro enfermedades más comunes en Chile tienen un mismo origen: la grasa visceral.

Panza, guatita, ponchera. Una verdadera molestia de la que muchos, pasado el verano, se tienden a olvidar. Sin embargo, un consenso reciente sugiere que esta medida es tan relevante que debiera considerarse como un nuevo signo vital, y medirse en cualquier consulta médica pues es un indicador de la temible grasa visceral, aquella que invade otros órganos secretando sustancias proinflamatorias que pueden provocar desde problemas cardiovasculares hasta cáncer. Es decir, personas con un buen peso y altura, medido en su índice de masa corporal (IMC), podrían estar en riesgo por el solo hecho de tener una cintura grande.

¿Cómo medírsela? Muy fácil: Toma una huincha, ponte derecho y encájala justo en el punto medio entre el límite inferior de las costillas y el hueso de la cadera. Respira botando el aire, y mídete sin hundir la guata: si eres mujer y no superaste los 88 cm, o eres hombre y quedaste bajo los 102 cm, no tienes de qué preocuparte. Si por el contrario superaste estos números, es mejor que tomes acciones concretas y consultes a un especialista en nutrición y metabolismo.

Como vemos lo relevante no es el peso, sino que tener una composición corporal saludable, con una adecuada cantidad de grasa corporal y de musculatura, la que cuida nuestra salud debido a que, al contrario de la grasa, secreta sustancias antiinflamatorias que nos protegen de una serie de enfermedades.

Las cuatro patologías más frecuentes en nuestro país, según un reporte de la Superintendencia de Salud, son la obesidad y el sobrepeso, el síndrome metabólico, la hipertensión arterial y la diabetes mellitus tipo 2, todas las cuales tienen su origen en la grasa visceral.
“Una persona puede verse delgada y tener un peso normal, pero si se alimenta mal y no realiza actividad física, va a tener un exceso de grasa corporal, baja musculatura y puede tener enfermedades metabólicas asociadas. En el lado opuesto, podemos ver a una persona deportista con un peso alto pero que, debido a que tiene una alta masa muscular y baja cantidad de grasa corporal y visceral, su estado de salud es bueno”, explica la nutrióloga María José Mackenna.

Ahora bien, reducir la grasa visceral no es tarea fácil, pero es posible. Lo principal es moverse, mantenerse activo físicamente de la forma que sea más grato. La OMS recomienda al menos 150 minutos de actividad física aeróbica semanal, además de ejercicios de fuerza al menos 2 veces por semana. En cuanto a la alimentación, lo mejor es no seguir una dieta restrictiva, sino que lograr un estilo de vida saludable que incluya grasa de fuentes naturales, y no de frituras, embutidos o carnes ricas en grasas saturadas o procesadas.