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Andrea Repetto y reducción de jornada laboral: “Es una buena idea acompañarlo de flexibilidad”

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Agencia Uno
POR Maria del |

La experta asegura que la iniciativa conlleva el riesgo de afectar el empleo, aunque podría manejarse a través de la gradualidad.

Una movida estratégica fue la que hizo el Gobierno el jueves 8 de agosto en materia laboral. Tras reunirse con el Presidente Sebastián Piñera, el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, anunció que se le dará suma urgencia al proyecto de adpatabilidad laboral anunciado en mayo por el Ejecutivo, el cual busca flexibilizar la jornada de trabajo acortando su duración. Pero no solo eso: el secretario de Estado dio a conocer que durante la próxima semana se le introducirá una indicación a la iniciativa, de tal manera de reducir la jornada laboral de 45 horas a 41 horas en promedio de manera obligatoria para todos los trabajadores.

La nueva propuesta del Gobierno se acerca más a la ya planteada por las diputadas Camila Vallejo y Carol Cariola (ambas PC), que pretende acortar la jornada laboral de 45 a 40 horas, proyecto que ya había sido aprobado en la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados. 

A ojos de Andrea Repetto, economista y académica de la Universidad Adolfo Ibáñez, la nueva fórmula del Gobierno se acerca bastante a la iniciativa presentada por las diputadas, aunque todavía tienen matices que las hacen diferentes. “Todavía queda una diferencia, pero sin duda esto es un acercamiento, además de la hora. La diferencia es que el proyecto de los diputados lo que mantiene es la rigidez de la jornada, o sea, todas las semanas son exactamente iguales, de 40 horas. En el proyecto que propone el Gobierno, serían 41 en promedio. Eso significa que algunas semanas el trabajador podría trabajar más horas a cambio de que en otras semanas trabaje menos en un lapso de tres meses”, explica la experta en temas laborales. 

“La gran diferencia de la indicación que va a ingresar el Ejecutivo es que sea obligatoria esta jornada de 41 horas promedio, que sea para todos. No es voluntario. Una de las grandes quejas que se discuten en los medios –y hay motivos para que sea así– es que los trabajadores y los empleadores tienen brechas importantes en su poder de negociación, en algunos casos es simplemente el empleador el que decide y el trabajador no tiene mucha opción de decir nada. Por lo tanto, estaba la duda de si son los empleadores los que iban a escoger la jornada mensual, cuando los trabajadores querían seguir con su jornada de 45 horas a la semana. Y la obligatoriedad evita ese problema”, plantea Repetto. 

Efecto en el empleo

Una de las grandes preocupaciones que existen entre los economistas respecto del proyecto presentado por las diputadas es el impacto que éste podría tener en el empleo. Tras este acercamiento entre la propuesta del Ejecutivo y la de las parlamentarias, la pregunta que queda sobre la mesa es si también la iniciativa del Gobierno podría tener repercusiones en la oferta de trabajo. Al respecto, Repetto sostiene que no hay una sola respuesta. 

“Cuando se reducen legalmente las horas podrían pasar cosas sobre el empleo y podrían no pasar cosas sobre el empleo. El problema es que no sabemos muy bien y eso depende de la situación inicial”, sostiene la economista.

“La situación inicial puede ser una situación en que está todo el mundo sentado en la ‘pega’ muchas horas porque hay que señalizar al empleador que uno es alguien súper comprometido y que está disponible para estar ahí. Y como el jefe no se va, entonces yo no me voy. [Esos trabajadores] se podrían ir más temprano y no pasaría nada en un caso como ese. De hecho, estarían todos mejor, estarían todos más contentos, pasando menos horas en la empresa, con la misma productividad, los mismos salarios, etc. Pero también podría suceder que estés recortando oportunidades de empleo”, argumenta Repetto.

Por ejemplo, la economista explica que podría darse el caso de personas que necesiten generar más ingresos y por lo tanto estén dispuestos a trabajar más horas, pero los empleadores no podrían contratarlos porque una jornada rígida más corta se los impediría.

Necesaria flexibilidad

Es precisamente por lo anterior que Repetto considera clave que el proyecto combine una reducción en las horas, pero con cierta flexibilidad. “Cuando uno mira lo que ha pasado en el mundo con estas reducciones legales no negociadas a veces se encuentran con que sí, se redujo el empleo y a veces se encuentran con que no pasó nada. No podemos adivinar ahora qué es lo que va a suceder. Existe el riesgo de que se afecte el empleo y eso es lo que uno tiene que tener en mente. Entonces cuando reduces el número de horas por la vía legal, obligatoriamente para todos, es una buena idea acompañarlo con esta idea de flexibilidad”, plantea la académica. 

“La idea de flexibilidad permite que haya algunas temporadas, períodos del mes, períodos del año, en que no se produce mucho. Y es una tontera tener a la gente en la empresa. En cambio, hay otras circunstancias en que hay mucha producción pero va a ser por un período temporal, no vale la pena contratar a otros trabajadores, se te coparon las horas extraordinarias, no los puedes tomar. Entonces se pierden oportunidades de productividad. La flexibilidad permite hacerse cargo de estas distintas circunstancias. Creo que dentro de un plazo de tres meses es razonable”, sostiene la economista en alusión al límite de tiempo que contemplaría la indicación para calcular el promedio de horas trabajadas. 

Repetto asegura que si ese período fuese más amplio podría generar menoscabos para el trabajador, ya que eventualmente un empleador podría mantenerlo trabajando por sobre las horas promedio en determinado plazo para luego despedirlo sin compensarlo. 

Buena evaluación

Cuando el Ejecutivo presentó el proyecto de adaptabilidad laboral en mayo, Repetto dijo tener una buena evaluación de la medida. Dado que considera que la nueva propuesta es bastante similar a la anterior, Repetto asegura que mantiene esa buena percepción. 

“Una jornada de 41,5 horas, que eso es aproximadamente las 180 horas mensuales con flexibilidad dentro del mes, la verdad es que se parece mucho a 41 horas promedio cada tres meses. La verdad es que la diferencia está en la obligatoriedad, no en la composición de las horas. Evidentemente este acercamiento que está haciendo el Gobierno al proyecto que se está discutiendo en la Cámara tiene que ver con la presión que puso este proyecto encima. Están negociando para poder llegar a un punto intermedio en que se pueda rebajar la jornada, pero se pueda hacer de una manera que acote los riesgos que puede traer una reducción de la jornada por sí sola y por ley”, sostiene.

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