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El cambio en Segpres: entra Cristián Monckeberg, sale Claudio Alvarado

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PAUTA
POR Matias Bobadilla |

La clave de quien lidera la estrategia legislativa del Gobierno es contar con un oficialismo ordenado: ahí se juega el éxito el nuevo ministro.

¿Por qué se va?

Claudio Alvarado duró 54 días como ministro secretario General de la Presidencia (Segpres), adonde había llegado en el cambio de Gabinete el 4 de junio. En ese momento se consideró un ajuste natural, ya que había sido el subsecretario de esa cartera tanto en la primera administración de Sebastián Piñera como en la actual. También pesó en ese nombramiento su cercanía y buena coordinación con Gonzalo Blumel, que primero fue su superior en Segpres y en ese ajuste asumió como titular de Interior. De hecho, se entendió que su llegada a Segpres era un triunfo de Blumel y a ambos se les evaluó como dupla.

La pérdida de poder del jefe de gabinete también golpeó a Alvarado, a pesar que desde el Congreso ha gozado de un mejor trato. En esto ha girado a cuenta del conocimiento y cordialidad que cultivó tanto durante su etapa como parlamentario, como en su fase de subsecretario Segpres y negociador principal del Ejecutivo.

Precisamente, sus dotes de articulador de acuerdos y de negociador “en las sombras”, para que otros se lleven los méritos, fueron activos importantes para ser designado en un cargo que conocía de memoria. La tarea fue más difícil, como lo confirmó la derrota en el retiro de fondos desde las AFP.

Pero si no logró replicar éxitos anteriores se debió también a un problema de timing: llegó en un clima de mayor polarización y en un momento en que el Gobierno estaba muy golpeado: se criticaba el atraso en las medidas de apoyo económico y se tuvo que reconocer que la estrategia sanitaria para contener la pandemia había fracasado, precipitando la salida del exministro de Salud, Jaime Mañalich.

Cuentan sus cercanos que abandona el Gabinete con tranquilidad y que se retira a su Chiloé querido.

¿Quién llega?

Cristián Monckeberg asume la Segpres siguiendo el mismo impulso que el 4 de junio lo había llevado desde la cartera de Vivienda a la de Desarrollo Social: que su partido, Renovación Nacional, tuviera un militante en La Moneda y pudiera llevar su voz en todos los temas de relevancia que allí se resuelven.

Monckeberg no es solo alguien que pertenece al ADN de ese partido, que presidió entre 2014 y 2018 y del cual también fue diputado por tres periodos. En su paso por el Congreso cultivó buenas relaciones con parlamentarios de su sector y también con algunos de la oposición por su estilo correcto, calmado y dialogante. 

Aquel estilo se reflejó tanto en la negociación del acuerdo por 24 meses para enfrentar las pandemia, logrado 10 días después de asumir su cargo, y en el empeño que puso para apurar el avance de las medidas de apoyo en el congreso.

Además, cumple un requisito fundamental en el actual escenario: es un hombre que cuenta con el respaldo de los nuevos ministros de Interior, Andrés Allamand, y de Defensa, Mario Desbordes. Ambos representan hoy las principales corrientes que disputan el corazón de RN. Por esta sintonía, Monckeberg podría ayudar a destrabar diferencias, lo que podría ser principal virtud. 

Principales prioridades

La principal prioridad del nuevo ministro Segpres es contribuir a pacificar a la derecha y a reordenar al oficialismo: sin una estrategia eficiente que logre este piso, la tarea del responsable de impulsar la estrategia legislativa del Gobierno se vuelve prácticamente imposible. No es una tarea exclusivamente suya, sino del Comité Político y los presidentes de los partidos de Chile Vamos, pero el éxito del lograr alinear al oficialismo se mide -a veces, dramáticamente- en las votaciones en el Congreso.

Una tarea de segundo orden, pero no menos importante, es mantener abiertas las puertas al diálogo con las oposiciones, por más difícil que esto resulte.