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De nuevo los 2/3: la discusión que revivió La Moneda a un mes del Plebiscito

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Agencia Uno
POR Cecilia Andrea |

En el Gobierno evalúan las opciones de un texto constitucional avalado por las “grandes mayorías”, tal como en el oficialismo entienden que fue el espíritu del 15-N.

La cercanía con el inicio de un posible proceso constituyente revivió una discusión enterrada durante el año pasado: si, de ganar el Apruebo, los convencionales ratificarán el texto final en una votación con un cuórum de dos tercios o no. El marco del debate hoy ya no es el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución ni la labor de la mesa técnica que funcionó a partir de ese proceso, sino el reglamento interno que la misma Convención tendrá que fijar una vez parta su funcionamiento.

El tema forma parte de uno de los tres ejes en los que el Presidente Sebastián Piñera ha involucrado a sus ministros, junto con los contenidos para una “mejor” Constitución y la búsqueda de candidatos. La discusión que vendrá ahora: las reglas básicas con las que operará el posible órgano constituyente. Y ahí, uno de los puntos que mayor polémica suscitó el año pasado, la existencia de una votación “de salida” en la misma Convención.

“El texto final de una nueva Constitución debería ser aprobado por 2/3 en una Convención“, declaró el domingo en Canal 13 el ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Monckeberg, y con aquello blanqueó la que, dicen en La Moneda, siempre ha sido la postura del Gobierno. Desde el 15 de noviembre, cuando los partidos del oficialismo presionaron para que quedara explícito en el acuerdo y, por no llegar a consenso con la oposición, no quedó.  

Que la facultad de decidir cómo funcionará ese cuórum será exclusiva de los convencionales es algo que en la sede de Gobierno tienen claro. Pero lo que buscan remontando el debate ahora, a un mes de la consulta constitucional, es instalar la discusión y forzar a que los partidos políticos expongan lo que creen sobre los distintos puntos relacionados al proceso constituyente. “Es bueno que los chilenos sepan qué piensan las coaliciones sobre esto”, manifestó el vocero de Gobierno, Jaime Bellolio.

Desde el 15 de noviembre

“El espíritu del acuerdo es que haya grandes mayorías y como Gobierno lo que queremos ratificar es eso. En caso de ganar el Apruebo, lo que se necesita es una Constitución que nos represente a todos, por ello la razón del 2/3”, agregó Bellolio este lunes.

Aquel es el argumento esgrimido principalmente por el oficialismo y que ya en noviembre de 2019 había sido resistido entre los partidos de centro y de la izquierda. De hecho, algunos se aventuraron un poco más e incluso afirmaban que esa interpretación se hacía del mismo texto emanado del 15 de noviembre (15-N), como el exsenador y ahora canciller, Andrés Allamand.

Dos semanas atrás, en esa misma lógica, Pablo Longueira se sumó al debate afirmando que, una vez inmersos en el proceso, sería necesario lograr que ese punto quedara sí o sí en el reglamento. “Si no se aprueba eso, no va a haber reglamento y no va a haber propuesta”, desafió el exministro.

Hoy en el Gobierno comentan que se encuentran estudiando las alternativas para lograr que, como plantean en público, esa potencial nueva Constitución cuente con el visto bueno de las mayorías. La votación final por dos tercios es una de las ideas, aunque también aparece el revisar el texto primero en general y luego en particular, haciendo un símil con la tramitación de un proyecto, por ejemplo. El punto es, finalmente, llegar a aquel primer día con ese trabajo avanzado a través de los partidos políticos.

“Es imprescindible la existencia de una votación por 2/3 que proponga un texto a Plebiscito. Que sea una sola votación que apruebe, me parece que es una acto más bien simbólico”, contesta el profesor de Derecho de la Universidad Católica Sebastián Soto, uno de los abogados preferidos de La Moneda y también exintegrante de la mesa técnica por Chile Vamos.

“El reglamento es lejos lo más importante de la Constitución, así que esperamos que este tema esté ahí puesto y aceptado por todos, tal como fue el acuerdo de ese 15 de noviembre. Lo tenemos firme desde ese día, lo que pasa es que vamos a conversarlo, a sociabilizarlo y a sacar una única versión del partido”, responde a este medio el presidente de RN, Rafael Prohens.

Coherencia versus veto

No obstante, la esperanza sobre reintegrar aquel punto perdido no abunda entre los partidos oficialistas. Las colectividades de la oposición ya en noviembre se habían opuesto a incluirlo, pues acusaban que, si bien se había propuesto la noche del acuerdo, no se había consensuado. 

“Es algo en lo que hay que insistir. Yo lo creo firmemente, creo que no tiene ningún sentido ir picoteando un texto, que es lo que quiere la oposición. Hay que votar el texto completo. Uno no hace después el Plebiscito respecto de los artículos, sino de la Constitución completa. Y para que eso tenga cierta coherencia y todos estemos de acuerdo con cómo quedó, ese es el espíritu”, comenta a PAUTA la senadora y vicepresidenta UDI, Ena Von Baer.

La lectura sigue dividiendo las aguas, pues mientras de un lado argumentan que contribuirá a tener un texto coherente, desde el otro acusan que funcionará más bien como un veto que lleve por delante el trabajo realizado previamente.

“Establecer esa votación final implica un veto más duro aún que los vetos existentes en la actual Constitución, porque implican desconocer las votaciones de las normas y permitiría frustrar el trabajo de la Convención”, responde a este medio el exmiembro de la mesa técnica constitucional Gabriel Osorio (PS).