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Columna de John Müller: “¿Ha almorzado la gente?”

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Agencia Uno / PAUTA
POR Andres Sepúlveda |

La economía debería ser la principal obsesión de un Gobierno que tiene que resolver muchos problemas que él mismo creó.

“¡¿Ha almorzado la gente?!”. Siempre que Chile parece enfrascarse en una nueva tarea o desafío, recuerdo la pregunta que el capitán Prat le formuló a Condell después de avistar a la escuadra peruana ese 21 de mayo y entender lo que se venía encima. Prat era un hombre extraordinario, no sólo por su heroísmo, sino por su estilo de liderazgo tranquilo, con la ambición justa y la generosidad necesaria: era comandante de una nave de guerra y padre de familia. Eso explica su pragmatismo: con el estómago vacío no se puede pelear.

Ahora que las distintas fuerzas están reunidas analizando el resultado del domingo, surgen las figuras históricas. Se dice que el fantasma de Portales ha venido a ver a los Republicanos y que el de Allende, pero sobre todo el de O’Higgins, ronda a la coalición oficialista. Por ahí andan unos carrerinos descolgados, tentados con deslegitimar el proceso. Pero nadie, nadie, se acuerda de Prat y de su “¡¿Ha almorzado la gente?!”.

El único que quizá tenga presente hoy al héroe de Iquique en esta faceta poco heroica y más propia del jefe de un economato, sea el ministro de Hacienda, Mario Marcel. No se puede escribir una nueva Constitución con el estómago vacío.

Por eso es tan importante que el ministro, que protagonizó una de las grandes derrotas del Gobierno con la reforma tributaria, se apuntara una victoria, convirtiéndose en el hombre que dio luz verde al acuerdo para elevar el salario mínimo a 500.000 pesos desde 2024. Sobre los restos de su reforma destruida, Marcel aceptó congelar el impuesto de primera categoría a las pymes y elevarlo al 12,5% en 2024 y no al 25% como deseaba el Gobierno. Esa oferta allanó el camino a un acuerdo en el que también estuvieron otros ministros, como Jeanette Jara y Álvaro Elizalde.

La economía chilena, y las numerosas amenazas que la propia coalición de Gobierno ha extendido sobre ella en el plano previsional, sanitario, minero y de seguridad jurídica y física, son el principal asunto al que debería abocarse el oficialismo, ya que, de momento, los chilenos no le han encargado a ellos una nueva Constitución.