Cómo crear tu empresa en Chile: los requisitos que son necesarios
A partir de una normativa novedosa, es posible acceder a la creación de una firma en pocos pasos y comenzar a trabajar de forma legal con tu negocio. Qué es lo que hay que saber.
Crear tu empresa en Chile es hoy un camino cada vez más directo para quienes desean emprender y formalizar sus proyectos. La posibilidad de iniciar un negocio de manera legal y en poco tiempo es una de las grandes ventajas que el entorno normativo chileno ofrece a locales y extranjeros, impulsando el crecimiento económico y la innovación en el país.
El auge del emprendimiento en Chile responde tanto a la búsqueda de independencia laboral y generación de ingresos como a la oportunidad de aportar soluciones novedosas al mercado. Esta dinámica se ha visto potenciada por iniciativas públicas, marcos regulatorios eficientes y una plataforma única que permite superar las demoras y complejidades que en otros países suelen frenar a quienes buscan dar formalidad a sus negocios.
Formalizar una actividad comercial otorga importantes beneficios, como acceder a financiamiento, contratar personal en regla, realizar transacciones con mayores estándares de transparencia y cumplir con la normativa tributaria y municipal. En un mercado cada vez más competitivo, estar en regla no solo es requisito legal: mejora la reputación de la empresa y amplía las oportunidades de crecimiento sostenible.
Paso a paso para registrar tu empresa en un día
El sistema chileno propone una innovación fundamental: la plataforma Empresa en un Día. A través de este portal oficial, cualquier persona puede fundar una firma en tiempo récord, dejando atrás los trámites largos, costosos y engorrosos. Este proceso digital simplificado es conocido también como Registro de Empresas y Sociedades (RES) y está disponible para nacionales y extranjeros con residencia.
El primer paso consiste en ingresar al portal y registrarse con la Clave Única o el usuario de RES. Se recomienda usar siempre un correo electrónico válido, ya que será necesario para recibir notificaciones y activar la cuenta. Una vez dentro, toca elegir el tipo de empresa: las más habituales son la Sociedad por Acciones (SpA), la Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL o Ltda.) y la Empresa Individual De Responsabilidad Limitada (EIRL).
A continuación, es imprescindible reunir y completar la información relevante de los socios (incluyendo RUT, datos personales y de contacto), definir el capital inicial y la forma de aportación, precisar las actividades económicas a desarrollar y consignar el domicilio de la empresa. También será necesario elegir un nombre único, confirmando su disponibilidad legal en el INAPI.
Tras llenar los formularios, el sistema solicita la firma de la escritura, que puede hacerse de manera presencial en una notaría o, de modo más ágil, mediante Firma Electrónica Avanzada (FEA) directamente en la plataforma. Esta opción permite concretar la constitución sin salir de casa.
El siguiente paso es la inscripción en el Servicio de Impuestos Internos (SII), proceso esencial para la obtención inmediata del RUT de la empresa, habilitando la facturación y el inicio de actividades. El portal facilita también la generación de certificados, la modificación de estatutos, la disolución de sociedades y otros trámites relacionados con la vida empresarial, todo en línea.
Los requisitos clave incluyen: registro en RES, datos de socios con sus respectivos RUT, elección del tipo de sociedad, definición de actividad económica y dirección comercial, nombre único para la empresa y, en caso de optar por FEA, compra de la firma digital correspondiente. Para muchos, el proceso puede resultar sencillo, pero las autoridades y especialistas recomiendan revisar cuidadosamente cada etapa o bien recurrir a asesoría externa para evitar errores formales que luego puedan demorar operaciones, trámites bancarios u obtención de patentes municipales.
Tipos de sociedades, costos y ventajas del sistema chileno
En Chile existen distintas formas jurídicas para crear y organizar un negocio. Las más comunes para nuevos emprendedores son la SpA, la Sociedad de Responsabilidad Limitada y la Empresa Individual De Responsabilidad Limitada. Cada una ofrece beneficios y limitaciones que es conveniente evaluar según el proyecto.
La SpA es ideal para quienes necesitan estructura flexible y la posibilidad de sumar nuevos socios; la Sociedad de Responsabilidad Limitada prioriza la administración compartida y la restricción de actividades a un objeto principal; la EIRL es la alternativa elegida por quienes quieren emprender solos, proteger su patrimonio personal y limitar el riesgo solo al capital inicial aportado. Este tipo de figura jurídica, vigente desde 2003, exige que haya un solo dueño —sin socios futuros ni cambio de titularidad—, que se dedique a un solo giro comercial y que el nombre de la empresa cumpla con las formalidades legales: debe contener la actividad, nombre completo y apellido del titular seguido de la sigla EIRL.