Economía

Rodrigo Vergara: “El temor no es que vayamos a crecer 2%, sino que el frenazo sea más fuerte”

Imagen principal
CEP
POR Marcela Gómez |

El expresidente del Banco Central advierte sobre un ajuste económico “mas doloroso y fuerte” a futuro si no se reduce el gasto fiscal y se concretan nuevos retiros desde las AFP. “Plantear que la política y la técnica no deben actuar coordinadamente es una tontera”, expresa.

El escenario económico para 2022 ya está marcado por una desaceleración relevante de la economía y la necesidad de un ajuste fiscal que debe decidirse en el marco del Presupuesto que se presenta a fin de mes. Pero el clima electoral vuelve difícil esa consolidación al tiempo que impulsa nuevos retiros desde las AFP, lo que significaría “un ajuste más doloroso y difícil” a futuro.

La advertencia es del investigador senior del CEP y expresidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, quien revela también preocupación por las debilidades que se han ido acumulando en la economía como un legado indeseado de la pandemia.

El economista es un firme defensor de la decisión del Banco Central de subir la tasa de interés a 1,5%, que con todo “sigue siendo expansiva y lo seguirá siendo por un tiempo”, afirma. También destaca que la entidad “ha estado  bastante bien en sus proyecciones de crecimiento e inflación, incluso por delante del mercado”. Pero admite que el tiempo dirá si esto frenará las presiones inflacionarias.

“Sabemos que la inflación puede ser alta por motivos transitorios; y en ese caso no es demasiado preocupante. Pero todos los que hemos estado en el Banco Central también sabemos que cuando las expectativas de inflación comienzan a subir en forma más permanente, es decir se desanclan, es una señal importante para ajustar la política monetaria. En las últimas semanas hemos visto un aumento relevante en las expectativas de inflación a dos años; no estoy hablando de la inflación del próximo mes”, dice a PAUTA.

-O sea, ¿esta decisión no se toma mirando el espejo retrovisor, sino hacia adelante?

“Sí, aunque no siempre son contradictorias. La inflación ha estado más alta de lo esperado y también la economía ha crecido más de lo previsto. También hay una fuerte alza del gasto y un consumo muy elevado. Las presiones de demanda son muy fuertes por diversas razones: una economía con un repunte muy significativo, un escenario externo positivo, política fiscal y monetaria expansiva, retiros desde las AFP y también una baja base de comparación. Las proyecciones para la inflación a fin de año pasaron en tres meses de 4,4% a 5,7%. No se llega al 3% en el próximo año y las expectativas de mercado muestran a la inflación bastante por arriba de la meta”.

-¿Cómo evalúa las críticas al actuar del Banco Central de políticos y economistas de izquierda, como Juan Andrés Lagos, Ramón López y la diputada Pamela Jiles?

“Me parecen lamentables. No solo el fondo sino la forma en que se hacen es muy poco seria. Puedo entender que haya una discusión respecto de si subir la tasa en 75 puntos base era lo adecuado versus 50 puntos base, pero las que menciona son críticas básicamente políticas, llenas de descalificaciones y sin entrar al fondo del tema. Dejemos claro que el Banco Central es una entidad técnica, que al preocuparse de la inflación está preocupándose de las personas comunes y corrientes, las más afectadas cuando [la inflación] aumenta”.

El frenazo que viene

-¿Coincide en que 2022 estará marcado por una combinación de bajo crecimiento y alta inflación? 

“Vamos a tener una desaceleración fuerte de la economía y eso es inevitable. Este año la actividad va a crecer 11% y la verdad es que Chile no tiene capacidad para crecer a ese nivel; por lo tanto, va a haber una desaceleración fuerte a 2% en 2022, según estima el Banco Central”.

-O sea, volveremos al crecimiento mediocre que teníamos.

“Sí, pero después de crecer tanto la verdad es que no esperaría otra cosa. El temor no es que vayamos a crecer 2%, sino que el frenazo sea más fuerte. Esto, porque tenemos una política fiscal que va a tener que ajustarse, porque no sabemos cómo va a venir el escenario externo (que hasta ahora ha sido muy positivo) y porque ha habido una serie de estímulos, entre ellos el monetario, que no pueden continuar con la misma fuerza porque de hacerlo tendríamos más inflación. Entonces, la verdad es que hay un escenario en que el ajuste puede ser más fuerte”.

“El próximo gobierno se inaugurará al menos con una desaceleración relevante de la economía y con un ajuste fiscal. Además, va a estar el tema de la Convención Constitucional, que ‘mete ruido’ y que espero que termine bien. Tenemos que vivir con esto y tener cuidado con seguir sumando estímulos adicionales a la economía que después exijan un ajuste aún más fuerte”.

-¿Se refiere a un cuarto retiro desde las AFP o incluso de un retiro total?

“Estoy hablando de nuevos retiros y también de mantener una política fiscal ultraexpansiva. Ambas cosas van en el sentido contrario de lo que se necesita, particularmente los retiros, que hoy no tienen ninguna justificación. Básicamente son iniciativas de carácter electoral, de una irresponsabilidad enorme y de una pobreza de argumentos que decepciona. Además, fuera de reducir aún más los saldos que tienen las personas para sus jubilaciones, tienen efectos negativos sobre el mercado de capitales, la inflación y las tasas de interés, todas cosas que afectan a las personas. A veces se dice que estas cosas no las afectan, pero sí lo hacen, aunque en algunos casos en plazos más largos”.

-Estos y otros riesgos fueron expuestos por economistas a los diputados en la sesión en que se aprobó un nuevo retiro. ¿No se quieren ver los costos?

“Rescato que la votación fue 7-6, y ahí quiero ver algo más de conciencia, aunque no sé qué va a pasar más adelante. Pero más de fondo: plantear que la política y la técnica no deben actuar coordinadamente es una tontera. Este país se caracterizó durante largo tiempo porque ambas cosas iban de la mano y de ahí el éxito que tuvimos en crecimiento, empleo, reducción de la pobreza y de la desigualdad. No conozco ninguna democracia exitosa del mundo donde las políticas públicas no tengan un sustento técnico”.

“Algunos sectores argumentan que los técnicos no se preocupan de las personas, pero se trata simplemente de una excusa para hacer políticas populistas o ganar votos sin considerar los costos de largo plazo”.

Los riesgos fiscales 

-El BC estima que el gasto fiscal crecerá este año un inédito 35% y reducir el gasto extra asociado a la pandemia se ve como un desafío titánico.

“El Presupuesto 2022, supongo, va a contener un ajuste importante, donde gran parte de los apoyos transitorios se eliminan. Eso es cóomo va a entrar el proyecto: cómo va a salir es otra cosa. Políticamente será complejo y, dado que es un año electoral, habrá más presiones de gasto”.

“Claro que no es fácil hacer un ajuste significativo. Todos estos estímulos son mucho más fáciles de implementar que de retirar. Muchas de estas cosas son adictivas [ríe], muchos van a querer mantenerlas aunque no tengamos los ingresos para eso. Ahora, el IFE nos cuesta al mes un punto del PIB anual y es evidentemente que eso tenemos que ajustarlo rápidamente, porque la economía ya está casi completamente funcionando y creciendo, aunque todavía tenemos rezagos en empleo”.

“Mientras más posterguemos el ajuste, más fuerte y doloroso va a ser al futuro. Hacerlo es inevitable”.

-Frente a los riesgos fiscales, algunos estiman que se pueden compensar con más ingresos; por ejemplo, con el “impuesto a los superricos” o un nuevo royalty.

“No, no compensan. Si simplemente se sigue gastando y agregando más impuestos, lo único que va a pasar es que se va a dañar la inversión, el crecimiento, el empleo y los salarios de la gente, incluso en el corto plazo”.

“Cuidado con quimeras que no funcionan, como la idea de que se puede seguir gastando y compensar aumentando sistemáticamente los impuestos. Algunos programas de candidatos presidenciales son tremendamente optimistas en sus metas de recaudación. Plantean, por ejemplo, reducir a la mitad la evasión, lo que sería un gran logro y ojalá sea así, pero pensar que se puede hacer fácil y rápido es voluntarista. También suponen una recaudación del impuesto a los superricos que no se ha visto nunca en otros países”.

“Chile tiene que aumentar su carga tributaria, pero en una forma racional; podemos irnos a los niveles que tenían los países OCDE cuando tenían nuestro nivel de ingreso, pero hagámoslo con seriedad”.

La salida de la crisis

-¿Cómo está saliendo la economía de la crisis? Vemos un alto crecimiento hoy, pero el Banco Central advirtió sobre debilidades que podrían volverse estructurales.

“Estoy de acuerdo. Me preocupa una serie de cosas, pero enfoquémonos solo en dos. La primera es nuestro mercado de capitales de largo plazo, que nos ha dado como país una ventaja muy importante respecto de la mayor parte de los países emergentes”.

“Tener un mercado muy profundo en nuestra propia moneda permite que el Gobierno, las personas y las empresas se pueden endeudar a largo plazo en pesos. El mejor ejemplo es el mercado de crédito hipotecario, que les permite a las personas financiar la compra de su vivienda a 20 o 30 años con tasas relativamente bajas. Aquí los que proveen fondos son los inversionistas institucionales (AFP y compañías de seguros), pero con los retiros ese financiamiento se ha afectado y ya se hace más caro el sueño de la casa propia”.

“Ese es un daño que no va a ser tan fácil de revertir, que se suma al causado a las futuras pensiones. A lo mejor este cuarto retiro se rechaza, pero, como dijimos algunos cuando se debatía el primer retiro, una vez que se abrió esta puerta es difícil cerrarla”.

¿Cuál es su otro tema de preocupación?

“Creo que se ha dañado la política y la institucionalidad fiscal. En el pasado hemos tenido un marco de responsabilidad fiscal muy significativo, que nos dio recursos y herramientas para enfrentar la crisis financiera global (2008) y también esta pandemia. Hoy eso no se reconoce: hay una presión por gastar y parece que el crecimiento de la deuda y el que se hayan acabado los fondos soberanos (el FEES) no preocupa. Esto es algo que nos va a pasar la cuenta, porque antes, para Chile, su solvencia fiscal hacía la diferencia con otros países. Ahora ya no”.