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¿Qué tan frecuentes son las segundas vueltas en las elecciones presidenciales?

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Fernanda Monasterio/PAUTA
POR Matias Bobadilla |

Este 19 de diciembre se realizará el sexto balotaje en Chile desde que debutó en 2000. En América Latina hay otros 12 países que lo incluyen de una u otra forma en sus procesos electorales.

Este domingo 19 de diciembre los chilenos acudirán a las urnas para una segunda vuelta presidencial por sexta vez en la historia electoral del país. En todas las elecciones desde 1999, ningún candidato alcanzó la mayoría absoluta para convertirse en Presidente de la República en una primera instancia. Por eso, a las puertas de una nueva votación, nuestro buzón del Contestadog, de Watchdog PAUTA, recibió la siguiente pregunta: ¿Qué tan frecuentes son las segundas vueltas presidenciales?

¿En qué países hay segundas vueltas presidenciales?

Las segundas vueltas o balotajes comenzaron a mitad del siglo XIX en Francia “y se han extendido como una práctica política que por lo menos una muy alta cantidad de países contemplan dentro de su institucionalidad, normalmente en leyes electorales o en las propias constituciones”, menciona Samuel Fernández, analista internacional y académico de la Universidad Central.

En América, gran parte de los países cuentan con segundas vueltas para las elecciones presidenciales, aunque con algunas diferencias en la cantidad de votos requeridos para establecer quién es el ganador.

Tal como ocurre en Chile, Brasil (artículo 77), Colombia (artículo 190), Perú (artículo 111°), Uruguay (artículo 151), Guatemala (artículo 184), El Salvador (artículo 80), Haití (artículo 134) y República Dominicana (artículo 209) establecen en sus Constituciones que para ser electo Presidente se necesita mayoría absoluta; esto es, la mitad más uno de los votos. En los casos en los que no se cumpla con ese requisito, entonces se da paso a la segunda vuelta.  

En cambio, las condiciones son diferentes en Argentina, donde se requiere más del 45% de los votos o por lo menos el 40%, en los casos en los que exista una diferencia mayor de 10 puntos porcentuales con el otro candidato, para ganar la elección. Si estas no se alcanzan, se realiza la segunda vuelta con los dos candidatos más votados, dentro de 30 días, de acuerdo con lo que se menciona en el artículo 96 del texto constitucional. Resulta electo quien obtenga el “mayor número de votos afirmativos válidamente emitidos”, según el artículo 151 de la  Ley N°24.444.  

Algo similar ocurre en Bolivia, en que es Presidente quien haya obtenido más del 50% de los votos o bien, un mínimo de 40% pero con una diferencia de diez puntos porcentuales en relación con la otra candidatura. Sin el cumplimiento de esto, también se recurre a segunda vuelta y “será proclamada a la Presidencia y a la Vicepresidencia del Estado la candidatura que haya obtenido la mayoría de los votos”, dice el artículo 166 de la Constitución. Las mismas condiciones se exigen en Ecuador, según lo establecido en el artículo 143 de su texto constitucional.  

En Costa Rica, el artículo 138, determina que se requiere el 40% de los votos para ser Presidente y, de no ser así, “se practicará una segunda elección popular el primer domingo de abril del mismo año entre las dos nóminas que hubieran recibido más votos, quedando elegidos los que figuren en la que obtenga el mayor número de sufragios”.  

Fernández explica que una de las desventajas del balotaje -que se ha evidenciado en la región- es que en ocasiones las dos mayorías son muy contrapuestas. Y aunque eso es un “buen ejercicio democrático”, también tiene algunas repercusiones en cuanto a que “la continuidad de los países se interrumpe y cambian a veces de una tendencia a otra bruscamente”. Según el analista, esto produce que los mandatos de una determinada línea política se mantengan únicamente por el período en el que fueron electos. 

Con respecto a los países que no contemplan segundas vueltas se encuentran  Panamá, que lo define por “la mayoría de los votos” (artículo 177)  y México, donde el presidente gana por mayoría relativa.

En el resto del mundo, las segundas vueltas se realizan en países como Francia (artículo 7),  Portugal (artículo 126), Austria (artículo 60), Croacia (artículo 95), Finlandia (artículo 54), Polonia (artículo 127), y en otros de Europa, Asia Central y África.

¿Con qué frecuencia se han utilizado las segundas vueltas?

En América, las segundas vueltas han sido frecuentes en Chile, así como también en Brasil, país en el que se implementaron en la Constitución de 1988. A partir de esa fecha, en la que se han realizado ocho elecciones presidenciales, en seis de ellas se eligió al Presidente en esta instancia.

Otro ejemplo es Perú, que cuenta con balotaje en la Constitución de 1979, y que al revisar los resultados electorales disponibles, en las seis elecciones realizadas a partir de 2000 (2000, 2001, 2006, 2011, 2016 y 2021) se ha definido al Mandatario por segunda vuelta.  

Para el analista político Gonzalo Cordero, el caso peruano da cuenta de que “el que haya segunda vuelta no te garantiza ese respaldo electoral mayoritario y la estabilidad del gobernante”. Por lo mismo, lo relevante no es la frecuencia con la que se realizan los balotajes, sino entender que los sistemas políticos son “consecuencia de la evolución política, cultural e histórica de los países” y por lo mismo, difícilmente comparables.  

En Colombia también ha sido mayoritaria la cantidad de veces que se ha utilizado. Luego de la instauración en el texto constitucional de 1991, de las ocho elecciones presidenciales, en cinco no se alcanzó la mayoría absoluta y, por lo mismo, se eligió al Presidente por medio del balotaje.  

Mientras que otros países de la región las han necesitado en menos oportunidades. Por ejemplo, en Argentina las segundas vueltas fueron incluidas en la Constitución de 1972, pero se desarrollaron por única vez, durante las elecciones de 2015, entre Mauricio Macri y Daniel Scioli. 

“En Argentina se vota mucho más por el sentimiento, por lo que existe en el ambiente o por lo que le llega al elector. Entonces, eso explica que los balotajes no lleguen a segunda vuelta porque la gente decide de manera muy firme en la primera”, señala Fernández.  

¿Cómo han sido las segundas vueltas en Chile?

Antes de 1980, si ningún candidato presidencial alcanzaba más del 50% de los votos, era el Congreso Pleno el que definía al ganador, según lo establecido en el artículo 64 del texto constitucional de 1925. 

Esto se modifica en la Constitución de 1980, en la que se establece la segunda vuelta, específicamente en el artículo 26, el cual menciona que “se procederá a una segunda votación que se circunscribirá a los candidatos que hayan obtenido las dos más altas mayorías relativas y en ella resultará electo aquél de los candidatos que obtenga el mayor número de sufragios”.  

Sin embargo, no fue necesario emplearlas para las elecciones de 1989, en las que Patricio Aylwin se impuso con el 55,17% ni tampoco en la de 1993, cuando Eduardo Frei obtuvo el 57,98% de la votación. 

El mecanismo fue utilizado por primera vez en la elección presidencial de 1999 -aunque el balotaje se realizó en enero de 2000- con los candidatos Ricardo Lagos y Joaquín Lavín, quienes obtuvieron en primera vuelta, 47,96% y 47,51% de los votos, respectivamente. A partir de entonces, todos los demás presidentes han sido electos en segunda vuelta y quien ha resultado ganador en la primera también lo ha hecho en el balotaje. 

Según Cordero, esto se puede atribuir a que Chile cuenta con un sistema electoral multipartidista y también a la regla de la mayoría absoluta. “Si tuviéramos un sistema bipartidista o un sistema electoral de congreso uninominal, por ejemplo, probablemente tendríamos solo dos partidos políticos fuertes y haría más probable que el candidato de uno de esos dos obtuviera mayoría absoluta en la primera vuelta”, menciona. 

Este domingo 19 de diciembre se realizará por sexta vez una segunda vuelta en el país y los cambios en los programas y discursos de los candidatos son temas que se han mencionado frecuentemente durante este período. Cordero considera que esto se puede atribuir a las ventajas que traen las segundas vueltas, ya que en estas instancias los candidatos buscan posiciones más moderadas. 

“Estas segundas vueltas los obligan a negociar, a reconsiderar, a intentar llegar a acuerdos con personas que piensan distinto. De eso se trata precisamente la democracia”, asegura Patricio Gajardo, analista internacional y magíster en Estudios Internacionales de la Universidad de Chile. Agrega que ser electo en segunda vuelta da otro impulso al candidato, porque “recibe un espaldarazo simbólico, al menos por un corto periodo de tiempo”.

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