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La Convención envejece rápido

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POR Matias Bobadilla |

“Es muy inquietante lo que está sucediendo con la Convención Constitucional”, escribre John Müller. “Las primeras tres semanas de ejercicio muestran que la confianza en el organismo comienza a deteriorarse”.

Con las encuestas ocurre como con la selección nacional de cualquier deporte, pero especialmente con la de fútbol: todo el mundo lleva dentro un entrenador y tiene una mirada mucho más certera de lo que hay que hacer que los demás y, por supuesto, que la del entrenador nacional. Es un sesgo cognitivo al que podríamos llamar “sesgo del seleccionador”.

Al margen de las dificultades técnicas de un sondeo, quizá el principal problema al leer sus resultados somos quienes lo interpretamos. Nuestra subjetividad es muy poderosa. Normalmente leemos los valores absolutos (Jadue le ganaba a Boric hasta la última encuesta), pero no visualizamos la tendencia subyacente. Esto quedó muy claro en la reciente primaria presidencial. Un gráfico de Cadem que recogía la evolución del respaldo de cada uno de los aspirantes ponía de manifiesto las tendencias de fondo y vaticinaba con claridad quién podía ganar.

Cadem es la empresa demoscópica chilena que más se expone en los medios de comunicación. Como todas, ha tenido grandes aciertos y grandes errores. Hay cuestionamientos a la metodología que sigue con sus estudios, pero, qué duda cabe de que cuando se desarrolla un panel continuo con tanta regularidad y durante tanto tiempo, la foto de lo que está ocurriendo en la sociedad, aunque esté deformada por la coyuntura, acaba apareciendo.

Por eso es muy inquietante lo que está sucediendo con la Convención Constitucional (CC). Dos puntos no marcan tendencia, apenas definen una recta, pero tres sí lo hacen y las primeras tres semanas de ejercicio de la CC muestran que la confianza en el organismo comienza a deteriorarse. Aquellos que tiene “mucha o bastante confianza”, es decir, que la califican con nota de 5 a 7, han bajado en cuatro puntos porcentuales, los mismos que ha ganado la opción “poca o nada confianza”, que ya llega al 40%, es decir a cuatro de cada 10 chilenos.

Los primeros instantes han sido complejos. La primera semana, además, las culpas estuvieron muy repartidas con el gobierno por los errores logísticos. Pero las siguientes se han llenado con declaraciones extemporáneas y con debates que parecen de corto alcance, pero que ponen de manifiesto los reflejos autoritarios que hay en nuestra sociedad.

No se pueden calificar de otra manera las posturas de los convencionales Hugo Gutiérrez y Bárbara Sepúlveda (del PC) y Natalia Enríquez (LdP) que consideran que existe suficiente transparencia respecto de su actividad con la transmisión en vivo de sus sesiones y por lo tanto se debe dejar a la prensa fuera del recinto. Olvidan que la cámara sólo puede enfocar a un sitio cada vez y que obedece a una “selección” del realizador técnico de la emisión. Bienvenidos a la “democracia plasmática” de Gutiérrez y los suyos, donde la pantalla de plasma es el nuevo microscopio que engrandece a unos y esconde a otros.

Algo parecido sucede con el debate sobre las abstenciones, una discusión absurda que viola los principios fundamentales de la autonomía personal de los convencionales, obligándolos a tomar posición cuando su posición es no tomar posición. Ha surgido aquí una propuesta de Barbara Sepúlveda que “reserva” la abstención sólo para los casos cuando haya conflicto de intereses. En realidad, lo que procede en caso de conflicto de interés no es la abstención, sino la incompatibilidad.     

John Müller conduce Primera Pauta, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 07:00 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en www.PAUTA.cl.