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Educación desde la docencia: la fuerza de la lectura viva

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Ilustración: Felipe Rojas
POR Fernanda Valiente |

Héctor Canquil, asesor educativo del área de lenguaje, aborda varias de las claves para una lectura efectiva con los niños: el silencio, la repetición y la ritualidad.

El contador ha de ser sencillo y hasta humilde si ha de repetir sin añadidura la fábula maestra que no necesita adobo. Deberá ser donoso, surcado en gracia de la palabra, espejeante de donaire. Pues el niño es más sensible que Goethe a la Gracia”, afirmaba la poeta Gabriela Mistral

Héctor Canquil lleva 40 años en el aula. Actualmente es asesor en tres colegios en el área del lenguaje. “Cuando uno trabaja con niños es indudable que a ellos les gusta escuchar. Uno ve cómo se encantan con las historias que le leen sus profesores. A veces me preguntan qué hacer cuando piden el mismo cuento cuando toca otro, y les respondo que es el niño quien nos tiene que guiar”, dice el profesor en Desde El Jardín, de Radio PAUTA.

“Hay una sabiduría implícita en los niños. ¿Por qué será que necesitan la repetición?”, pregunta Cristián Warnken. En primer lugar, como destaca Canquil, está la memoria auditiva. “Ella nos permite crear imágenes que a veces quedan incompletas. Entonces el niño, al repetir el cuento, logra completarlas”, señala. Al oír se crea la base para comprender. “Y para ello, la lectura debe tener afectividad”, agrega. 

El inicio del proceso lector

“Para contar un cuento es fundamental el silencio para generar esa magia”, dice Canquil. Solo así se activa la imaginación. Para crear tal ambiente se debe establecer una rutina. Por ejemplo, usar un sombrero o tocar una campana

Se puede vislumbrar de esa manera un vínculo entre el juego y la narración. “Las historias también deben ser contadas por los niños. La decodificación en primero o segundo básico tiene otras estrategias, como por ejemplo la lectura en eco, en coro, en pareja, dramatizada, compartida, comentada”, cuenta el asesor educativo.

Y para no perder este gusto, recuerda Canquil, y transformar la “lectura de algo lúdico a algo serio” hace falta recordar que siempre el ser humano sigue siendo un niño.

Revise la conversación con Héctor Canquil en Desde el Jardín