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Los cuatro grupos radicalizados que operan en la Macrozona Sur

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Agencia Uno
POR Ana María |

En 2021 exhibieron sus armas a través de videos. El primer grupo que surgió fue la CAM y el último, Resistencia Mapuche Lavkenche (RML): acaba de quemar 31 cabañas y envió una amenaza a Boric y Piñera.

Dos días después de que fuera electo en los comicios del 19 de diciembre, el entrante Presidente de la República, Gabriel Boric, recibió una advertencia pública de parte del grupo armado Resistencia Mapuche Lavkenche (RML): “El weichan (la lucha) no parará. Ni con Piñera ni con Boric”.

La amenaza vino luego de que la RML se adjudicara, a través de un comunicado público, el ataque incendiario que el martes 21 destruyó 31 casas en la ribera del lago Lanalhue, en Contulmo, Región del Biobío. Fue un atentado perpetrado, a su vez, en la víspera de que el Senado prorrogara por cuarta vez -otros 15 días- el estado de excepción constitucional en la Macrozona Sur que el Presidente Sebastián Piñera decretó el 12 de octubre.

Resistencia Mapuche Lavkenche es una de las organizaciones más recientes de entre los cuatro grupos radicalizados e identificados que operan en la Macrozona Sur desde la década de los 90.

Resistencia Mapuche Lavkenche (RML)

Uno de los primeros atentados adjudicados por la Resistencia Mapuche Lavkenche ocurrió el 13 de abril de 2020, cuando un auto-bomba estalló en el puente Lleu Lleu. A través de un comunicado, RML señaló al día siguiente que “reivindicamos la acción armada realizada este lunes 13 de abril en el sector de Lleu Lleu en contra de efectivos policiales al servicio de empresas forestales usurpadoras de nuestro territorio ancestral”. Agregó: “Con este acto damos un paso firme hacia la unidad de la resistencia mapuche en la zona Lavkenche y reafirmamos nuestro compromiso irrestricto de expulsar de nuestro territorio a las empresas forestales y cualquier otra expresión capitalista que atenten contra la vida mapuche y de los pueblos”.

Desde abril 2020, los atentados de la RML se han caracterizado por ataques contra empresas forestales y camiones de transporte de madera y maquinarias. Otro de ellos -se encontró un panfleto de grupo- ocurrió el 21 de septiembre, cuando el chofer de un camión fue interceptado en Lebu por alrededor de 15 personas armadas. Primero quemaron el vehículo, y luego incendiaron ocho maquinarias.

A diferencia de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), cuyo vocero y fundador es Héctor Llaitul, hasta ahora se sabe que la RML no tiene una estructura organizada ni líderes conocidos públicamente.

La CAM y sus ORT

El 1 de diciembre pasado se cumplieron 24 años del primer atentado en la Región de la Araucanía. Ocurrió en Lumaco, cuando un grupo quemó tres camiones.

El ataque fue perpetrado por la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), que lidera Héctor Llaitul. Y fue el punto de inicio de la violencia en la zona que persiste hasta hoy.

La CAM opera a través de brazos armados que se extienden por toda la Macrozona Sur. Es un tipo de organización que llaman Órgano de Resistencia Territorial (OTR) que realiza atentados contra empresas forestales. Sus sabotajes, en tanto, consisten en el ingreso a territorios que luego revindican como suyos.

Un ejemplo es lo que ocurrió el 12 de octubre, a pocas horas de que Piñera anunciara el estado de excepción constitucional en la Macrozona Sur: en protesta por la medida, el Órgano de Resistencia Territorial (ORT) Pelontraro de la CAM, se adjudicó el atentado incendiario en contra de tres camionetas, tres camiones y cuatro máquinas de la forestal Nahuelbuta, entre Traiguén y Lumaco.

El libro Chem Ka Rakiduam, Pensamiento y Acción de la CAM, publicado en 2019 y que fue lanzado en la librería de Le Monde Diplomatique Chile, define cómo nacieron los OTR. Llaitul fue parte de la mesa de presentó el texto.

El libro explica el rol de los OTR. Señala que son “unidades de mayor capacidad y especialización para poder ejecutar acciones de tipo táctico-estratégico y que vayan en dirección de nuestro proyecto político”.

Y detalla que, “a su haber, dice relación con el manejo de información, la inteligencia, la contrainteligencia mapuche, la formación de cuadros políticos-militares, la consecución y dotación de armamento y, sobre todo, el uso de métodos de tipo conspirativo y de medidas de seguridad”.

También, se explica que los OTR “pasan a ser protagonistas centrales en lo que se conoce como resistencia mapuche” y que su rol “obedece a un ejercicio de violencia política mucho más especializado y con una infraestructura de mayor capacidad que la utilizada en periodos anteriores”.

Una guardia armada, con escopetas e incluso un fusil M-16, exhibió su poder de fuego durante el velorio del exestudiante de antropología de la Universidad de Concepción Pablo Marchant Gutiérrez (29): murió el 9 de julio de un disparo en la cabeza durante una acción de sabotaje al interior del fundo Santa Coy Coy, en Carahue, Región de La Araucanía.

Marchant, al igual que Ernesto Llaitul, hijo del líder de la CAM, era parte del ORT Lafkenche-Leftraru. Su muerte se produjo durante un operativo de Carabineros. También fue herido de gravedad Ceferino González Marabolí (65), un trabajador forestal.

En agosto y septiembre, después de la muerte del exestudiante de antropología, hubo tres nuevos atentados: en Quileco, Lumaco y Los Ángeles. Consistieron en la quema de camiones forestales, de bodegas y maquinaria.

Los atentados fueron revindicados por el Órgano de Resistencia Territorial Toño Marchant, que surgió después del fallecimiento de Pablo Marchant.

El 15 de julio, la CAM difundió un comunicado público en el que señaló que, tras la muerte de Marchant, “la base concreta de esta estrategia debe ser, en primer lugar, la declaración de guerra directa contra las forestales y toda expresión del capitalismo en nuestro territorio”.

En el mismo comunicado, la CAM criticó a la Convención Constitucional: “La participación mapuche en la Convención, como una supuesta oportunidad para ‘refundar’ el país, lo que en realidad representa es un acto de sometimiento al pacto colonial, que brinda una posibilidad de reacomodo a la gobernabilidad neoliberal que ha agudizado la devastación del Wallmapu en las últimas décadas”.

Weichan Auka Mapu (WAM)

Las primeras noticias de Weichan Auka Mapu (WAM) son de 2016. Ese año exhibieron a través de un comunicado público donde se adjudicaron más de 30 atentados perpetrados desde 2013. “Somos una expresión de alianza orgánica, con principios e ideales apegados al pensamiento y práctica que ejercieron nuestros antepasados en su proceso de convivencia, como también en una estrategia de resistencia digna frente al enemigo usurpador y opresor”, fue como se definieron en ese tiempo.

Se trata de un grupo armado que habría surgido con exintegrantes de la CAM que se descolgaron de la organización de Llaitul. No se le identifican líderes.

El 4 de noviembre pasado, un video de dos minutos que fue difundido por redes sociales, mostró a encapuchados armados y vestidos de negro al interior de un bosque.

No se señala ni dónde ni cuándo fue grabado, pero un vocero con la voz distorsionada leyó una declaración: “Como Weichan Auka Mapu reafirmamos nuestro compromiso revolucionario en las acciones de sabotaje a los intereses capitalistas […], así como las acciones armadas que son concordantes con las necesidades de nuestros lof y comunidades”.

Además, la voz dijo que “reafirmamos nuestro compromiso revolucionario en las acciones de sabotaje y a los intereses capitalistas que destruyen y devastan la ñuke mapu. Así como las acciones armadas que son concordantes con las necesidades de nuestros lov y comunidades, reales garantes y poseedores de la legitimidad territorial”.

Y agregó que “la nueva fuerza policial y militar lacaya e instrumental a los intereses políticos, y al servicio de sus dueños capitalistas. Por tanto, es una guardia mejor entrenada, pero más que eso, perros guardianes de los ricos. […] Ricos que tienen sus intereses en wallmapu, en inversiones forestales, hidroeléctricas, latifundistas, empresas inmobiliarias, y extractivistas”.

La difusión del video, por el que la Fiscalía abrió una investigación, tuvo un contexto: ocurrió un día después que el comunero Jordan Yempi (23), muriera baleado en la ruta que une las comunas de Cañete y Tirúa.

La muerte de Yempi se produjo en medio de un incidente que indaga el Ministerio Público, y mientras Carabineros y la Armada patrullaban la zona como parte de las medidas del estado de excepción.

De hecho, 4 de noviembre, cuando Piñera anunció que pediría al Congreso prolongar el decreto de emergencia, dijo: “Estos graves hechos, sumado a publicaciones de grupos terroristas fuertemente armados, que amenazan a nuestra sociedad y ponen en grave riesgo a las familias de la Macrozona Sur, no hacen más que ratificar la necesidad de mantener este Estado de emergencia constitucional en las provincias antes señaladas”.

Resistencia Mapuche Malleco (RMM)

La madrugada del 18 de octubre pasado, cinco días después de que rigiera por primera vez estado de excepción en la zona, otro grupo radicalizado se sumó a las acciones violentas en protesta por la medida.

Esa vez fueron quemados siete camiones y una camioneta de la empresa agrícola Trimma, ubicada en Victoria. La acción de la adjudicó el grupo Resistencia Mapuche Malleco (RMM).

La RMM surgió en 2016. Y los primeros actos violentos que reivindicó, a través de un panfleto, fue el incendio de tres iglesias en Collipulli y Victoria.

En agosto de 2020, la RMM se adjudicó el incendio en Curacautín de cinco cabañas, una bodega y maquinaria de los padres del entonces presidente de la Democracia Cristiana (DC), y hoy convencional constituyente, Fuad Chahin.