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Carla Cordua: a Slavoj Žižek “no lo considero un filósofo”

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Créditos: Universidad Diego Portales (2014)
POR Fernanda Valiente |

La filósofa chilena, premio nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2011, reflexiona sobre las nuevas formas de hacer filosofía.

Uno de los efectos inescapables de la pandemia ha sido el confinamiento. Un panorama que conlleva dificultades para aquellas personas ansiosas o que presentan desórdenes alimenticios. 

“La obesidad tiene que ver con el exceso. Puede funcionar con la metáfora de la desmesura de nuestro tiempo”, comenta Cristián Warnken, anfitrión de Desde El Jardín, de Radio PAUTA.

Para poder manejar el problema hace falta la disciplina, afirma la filósofa chilena Carla Cordua, premio nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2011. “Tenemos cierto poder sobre ella […] Hay una parte de dominio social y otra personal”, agrega.

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Cuando se pierde la noción del límite

La obesidad trae muertes prematuras y afecta el cuerpo en formas desproporcionadas.

“Lo que tiene de superior sobre la peste es no solo la familiaridad con esta enfermedad, sino que es también la posibilidad de actuar frente a nuestra propia conducta y sustraernos de estas consecuencias monstruosas”, sostiene Cordua.

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“Lo único que quiero demostrar con esta comparación es que lo remedios que nos plantean para defendernos son todos pésimos para la otra enfermedad”, advierte la filósofa. Porque se disminuye la movilidad al mínimo.

“O sea, estamos en un escenario de lo absurdo”, postula Warnken.

Un filósofo del habitar

Una de las recientes lecturas de Cordua corresponde al trabajo del filósofo alemán Peter Sloterdijk, admirador de Friedrich Nietzsche.

Sloterdijk, quien estuvo en Chile el 2018 para hablar del rol de intelectual público y del Estado, se destaca por su innovación en el rubro. Interesado por una amplia gama de disciplinas, entre ellas los idiomas europeos, la historia de Europa, la música, el cine y la arquitectura.

“Hace filosofía de una mirada informal que revienta toda pretensión de construir un sistema que perdure y sea coherente internamente”, describe la experta en el pensamiento de Martin Heidegger

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Y una de sus teorías más interesantes, a juicio de Cordua, está dedicada a la ciudad moderna. De una nueva forma de habitar. Se basa en la idea de un departamento habitado por una persona en un escenario de completa autosuficiencia. “Por lo tanto, experimenta con un tipo de ser humano que no necesita a otro de la misma especie para ser completo”, indaga Cordua.

Žižek “santifica la violencia”

Su apreciación de Sloterdijk dista bastante de lo que Cordua piensa de otro famoso pensador contemporáneo, el esloveno Slavoj Žižek. “Lo encuentro un poco payaso. Yo lo leía bastante, sobre todo en un tiempo en que él sostuvo que se valía de la lógica del sistema hegeliano, que ha sido una de mis especialidades filosóficas, para construir su sistema filosófico. Pero verdaderamente no es muy instructivo sobre Hegel. Entonces, me aburrí un poquito”, expresa Cordua.

A su juicio, el problema de Žižek estriba en que comenzó a hablar del comunismo y la revolución y demás materias, todo lo cual deriva en que ahora solo lo halla “entretenido”. Sin embargo, “filosóficamente no le veo mucha armazón a las ideas que él propone. Está echado a perder. Escribe demasiado y publica demasiado y se mete en todos los temas”. Le parece “teatral” y también “irresponsable”, porque tiene un texto en que “santifica la violencia”.

“No lo considero un filósofo”, subraya.

Vea la conversación entre Carla Cordua y Cristián Warnken sobre la filosofía actual