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Juicio a las cuarentenas por comuna: cuándo detienen el contagio y cuándo no

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La Florida fue una de las 32 comunas del Gran Santiago en cuarentena en junio. Crédito: Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

Una investigación revela que la efectividad de las restricciones a la movilidad en Chile dependen de los vínculos sociales y económicos con otras zonas.

El plan Paso a Paso del Gobierno impone o levanta restricciones a la movilidad para las personas considerando la evolución de diferentes indicadores a nivel de comunas. ¿Qué tan acertado es enfocarse en esa unidad territorial? 

Como el virus no reconoce los límites administrativos, un reciente análisis -documento de trabajo- muestra que para detener su transmisión es clave reconocer la existencia de interdependencia entre comunas. Esto alude a la necesidad de las personas de trasladarse entre comunas para trabajar, comprar, realizar trámites y acceder a servicios.

“Hicimos un análisis estadístico de los datos epidemiológicos de las comunas con y sin cuarentena entre marzo y julio. Los resultados sugieren que si bien las cuarentenas reducen la velocidad de contagio, no logran detener el crecimiento de la epidemia cuando existen interacciones con áreas vecinas que no están cerradas”, afirma uno de los autores del estudio, el académico de la Escuela de Gobierno de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Eduardo Undurraga.

Cortar el contagio

El también especialista en economía de la salud cuenta que los cierres decretados por el Gobierno funcionaron como un experimento natural para obtener una estimación de su efecto. Explica que el estudio revisa datos integrados de tres comunas representativas del Gran Santiago que fueron puestas bajo cuarentena el 26 de marzo (Lo Barnechea, Providencia y Santiago), todas las cuales tienen un alto grado de interdependencia económica y social con comunas vecinas.

“El problema es que, por ejemplo, cuando cierras Providencia pero tienes Ñuñoa abierto, la gente se mueve de una comuna a otra al comercio, a la plaza, a la feria. Vemos que en las comunas con alta interdependencia, la epidemia pueden ralentizarse pero hay cadenas de transmisión que siguen activas”, señala. Precisa que los datos muestran que el aumento de casos se logró detener a comienzos de junio, luego de que el Gran Santiago completo entró en cuarentena el 15 de mayo.

La realidad es distinta en comunas cuyos límites territoriales coinciden con su principal área urbana, como Punta Arenas, Osorno y Arica, entre otros ejemplos. “Cuando la interdependencia significativa con otras zonas es baja o poco relevante, los datos nos muestran que las cuarentenas funcionan bien a nivel comunal porque logran cortar las redes de  transmisión del virus”, comenta. Agrega que lo mismo ocurre cuando las decisiones de cierre abarcan conurbaciones, como por ejemplo Temuco-Padre Las Casas, que fueron puestas en cuarentena en forma conjunta.

Undurraga plantea que estos hallazgos, que también “tienen implicancias para definir cómo se reabren las comunas”, no pueden aplicarse mecánicamente a las decisiones sobre las cuarentenas. Insiste en que la clave para controlar la epidemia es romper la cadena de contagio para que el virus no tenga cómo crecer, donde dos variables son clave: la transmisión (el número Re) y el total de infectados.

“Si hay una baja carga de infectados, aunque haya un Re alto el contagio es más fácil de controlar si se sabe dónde está el virus. Pero con una alta carga de infectados es más difícil de parar, aunque se tenga un Re pequeño. Aquí la analogía es el fuego: hartos focos pequeños se pueden controlar, pero cuando ya hay un incendio la tarea es más compleja”, explica.

A su juicio, esta es una de las razones que explican por qué en Punta Arenas, que tiene bajísima interdependencia de otras comunas, ha costado más detener el contagio: “La carga de enfermedad es mucho mayor que en la primera ola de abril y el ciclo de contagio probablemente se mantiene intradomiciliario, en dos o más generaciones de contagio”.