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Un divorcio necesario

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Agencia Uno/PAUTA
POR Eduardo Olivares |

“Separar la ANFP de la Federación es una materia de urgencia máxima en el fútbol chileno, que no resiste más postergación”, dice Fernando A. Tapia: “Los conflictos de interés se suceden y hoy además está la amenaza de que las sociedades anónimas deportivas dejen en la quiebra a la Federación”.

En su primera entrevista con un medio de comunicación, la futura ministra del Deporte, Alexandra Benado, le dijo al diario La Tercera que el 2022 sería un buen momento para concretar la separación de la ANFP de la Federación de Fútbol, organismos que en Chile están dirigidas por la misma persona, hoy Pablo Milad, elegido por el consejo de presidentes de clubes profesionales.

La palabra de la futura autoridad no cayó para nada bien en muchos dirigentes, algunos de los cuales no titubearon en criticar que se pronunciara respecto de lo que, en este caso convenientemente,  definieron como una industria privada, en la que no debiera inmiscuirse el Estado. En rigor, la bullada separación es una exigencia de la FIFA y de la Conmebol para todos sus miembros asociados, entre las cuales la de Chile se ha mostrado muy reticente de concretar, pese a una clara circular hecha llegar por las organizaciones que dirigen el fútbol mundial y sudamericano hace dos años a las oficinas de Quilín.

La razón de esta tardanza es estrictamente económica, porque en los hechos lo que está en juego es el destino de los millonarios fondos que producen las selecciones nacionales, provenientes por ejemplo de la venta de los derechos televisivos y comerciales, y que en la práctica han servido para subvencionar precisamente un torneo organizado mayoritariamente por sociedades anónimas deportivas, es decir, empresas en manos de privados.

En nuestro país, a diferencia de las grandes potencias del fútbol, los destinos de la actividad está bajo control absoluto de los dirigentes, es decir, de los mismos dueños de los clubes, los que a su vez crecientemente están siendo adquiridos por representantes de futbolistas. Tras el escándalo de corrupción conocido como FIFA Gate, fue el propio entre rector el que ha impulsado que las Federaciones de Fútbol estén separadas de las ligas profesionales, de tal manera de incorporar a otros actores en la toma de decisiones, y brindar mayor transparencia para la actividad. No sólo los dirigentes, también los futbolistas, los árbitros, los entrenadores, los preparadores físicos o incluso cualquier actor partícipe del juego del fútbol, deberían poder participar en la estructura de una Federación, y no sólo del juego de 11 contra 11, ya que también obligaría a incorporar representación de otras disciplinas reconocidas por la FIFA, como el fútbol playa y el de sala. Hombres y mujeres. Un objetivo que en Chile sigue bloqueado.

La futura ministra del Deporte conoce muy de cerca esta problemática. Como seleccionada nacional, supo en primera persona de la precariedad con la que la Roja Femenina tuvo que convivir durante años, viviendo de allegada y como pariente pobre de la Selección masculina. Han existido avances, qué duda cabe, especialmente gracias a lo que logran con esfuerzo sublime las futbolistas de la actual generación, que consiguieron una histórica primera clasificación a un mundial y a unos juegos olímpicos. Pero además Alexandra Benado trabajó como asesora de la FIFA, por lo que conoce perfectamente que brindar independencia a la Federación, institucional y económica, busca focalizar los recursos que entrega el propio ente rector, así como Conmebol o los beneficios que entregue el estado, para el desarrollo íntegro de la actividad, y no precisamente para subvencionar una actividad privada, como son los campeonatos profesionales en nuestro país.

Separar la ANFP de la Federación es una materia de urgencia máxima en el fútbol chileno, que no resiste más postergación. Los conflictos de interés se suceden y hoy además está la amenaza de que las sociedades anónimas deportivas, que están con el control total de la industria, dejen literalmente en la quiebra a la Federación, capturando para sus intereses los ingresos que producen las selecciones nacionales y endosándole las millonarias deudas que arrojan decisiones adoptadas por los propios dirigentes de clubes.

Desde septiembre del año pasado a la fecha, la Corte Suprema de justicia ha condenado en dos oportunidades a la ANFP al pago de millonarias multas por acciones resueltas en el consejo de presidentes. Ambas relacionadas por la bullada cuota de incorporación que se les exigía a los equipos de la Segunda División profesional que ascendían de categoría, equivalente en un primer momento a US$ 2 millones. En una primera resolución el máximo tribunal condenó a la Asociación Nacional de Fútbol al pago de US$ 2,5 millones por restringir de manera desproporcionada e injustificada la libre competencia. Y en un fallo conocido el pasado 10 de enero, a propósito de una acción judicial presentada por el club Deportes Valdivia, afectado por esta famosa cuota, determinó que la ANFP debe indemnizar al equipo sureño con el pago de US$ 915.000 en un plazo de 30 días.

La pregunta es: ¿cree usted que la directiva del fútbol chileno pasará el sombrero entre los presidentes de clubes para pagar las multas? ¿Se harán cargos los dirigentes de las consecuencias de un hecho que surge de un acuerdo en el consejo de presidentes? Me temo que no. Peor aún, sospecho que los fondos para pagar tamaño disparate saldrá de la Federación.

Hace algunas semanas, el directorio que encabeza Pablo Milad (que recibe un sueldo desde la Conmebol de aproximadamente US$ 20.000 en su calidad de presidente de la Federación, ya que como timonel de la ANFP no percibe ingresos dada su definición de corporación de derecho privado sin fines de lucro), anunció un nuevo acuerdo con las empresas Mediapro y 1190 Sports por los derechos televisivos y comerciales de la selección adulta hasta el 2026. En total, US$ 75 millones que vienen a refrescar las arcas del fútbol chileno, y que deberían ser utilizadas para el desarrollo de toda la actividad, incluyendo por ejemplo la postergada construcción de un centro de entrenamiento de nivel para las selecciones nacionales y que reemplace al vetusto Juan Pinto Durán.

Sin embargo, sin separación, permanece el riesgo de que la gran torta que genera la Roja siga siendo repartido generosamente para potenciar los campeonatos profesionales, subvencionando a las sociedades anónimas, las mismas que este año tienen que resolver la reelección de actual directiva. Grave sería que de concretarse el divorcio necesario de la Federación con la ANFP, esos dineros ya no estén disponibles porque sencillamente hoy quien decide en qué ocuparlos responde a los intereses de quien ya sabemos.

Fernando A. Tapia participa en Pauta de Juego, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 12:30 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en PAUTA.cl.