Economía

Rodrigo Valdés y el plan económico: “Tenemos que discutir sobre empresas grandes”

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Agencia Uno
POR Eduardo Olivares |

Para el exministro de Hacienda, empresas como Latam deben ser atendidas y propone que el Fisco participe.

La segunda parte del paquete económico del Gobierno de respuesta a los efectos de la pandemia tuvo un pronto respaldo de numerosos especialistas, incluso desde la oposición.

Uno de esos apoyos proviene de Rodrigo Valdés, exministro de Hacienda en la segunda administración de Michelle Bachelet y profesor de la Escuela de Gobierno de la Pontificia Universidad Católica de Chile. “Es un segundo importante paso el que ha dado el Gobierno”, respondió de inmediato en su conversación con Pauta Final, de Radio PAUTA. “Tenemos que preocuparnos de que este anuncio se materialice, se despliegue lo antes posible”, solicitó: “Es urgente que esté funcionando”.

La segunda parte del programa económico de crisis incluye dos dimensiones.

En la primera, el Ejecutivo propone crear un fondo de US$ 2.000 millones en apoyo a familias vulnerables y trabajadores informales. Para Valdés, este aspecto exhibe un cambio radical en relación con la primera parte del plan, anunciada el 19 de marzo, que incluía el bono Covid-19 y cuyo gasto ascendía a US$ 170 millones. “Se pasó de US$ 170 millones a US$ 2.000 millones. Es un aumento muy sustancial de esa parte. Ahora hay que desplegarlo: hay que llegar con esa plata donde haya que llegar […] Yo llamaría a más que discutir sobre el tamaño de este paquete, a discutir mucho más sobre la velocidad”, dijo.

La dimensión crediticia

La segunda dimensión de esta continuación del plan económico destina US$ 3.000 millones a la capitalización del Fondo de Garantías de Pequeños Empresarios (Fogape). Ese instrumento permite que el Estado actúe como aval mayoritario de los préstamos bancarios a las compañías del sector privado que atraviesan por un período complejo dadas las consecuencias económicas de la crisis por el Covid-19.

El exministro Valdés no solo respalda esta iniciativa, sino incluso cree que el Gobierno de Sebastián Piñera debe contar con las herramientas legales actuar con mayores grados de flexibilidad y así adaptarse a las necesidades que sobrevengan. 

“Hay que entregarle al Ejecutivo facultades para ir cambiando el programa en la medida que sienta que tiene que haber cambios de manera de asegurar que fluya la plata, que no sea a tasas de interés demasiado altas, etcétera. Más que legislar un programa preciso y muy exacto, que probablemente va a quedar grande o va a quedar chico, es más importante darle las facultades al Gobierno para que vaya testeando esto”, propuso el académico.

Sin embargo, anotó, no basta con incentivos a los bancos.

“La banca tiene que comprometerse con algo. Hasta ahora, la banca ha actuado relativamente bien en el sentido de que ha reaccionado a los incentivos que ha dado la autoridad, desde la CMF, pasando por el Banco Central hasta el Ejecutivo y al Congreso. Pero creo que en algún momento también hay que pedir cierto quid pro quo, un ‘para allá y para acá’, una contraprestación”, ilustró.

Hizo entonces una comparación: “A nosotros, personas comunes y corrientes, nos obligan a cosas hoy día por la situación del coronavirus: todos los actores de la sociedad tienen cierta responsabilidad y la autoridad puede obligar”, indicó. Recordó que en el plan anunciado por el Gobierno este miércoles se dispuso que los bancos podrán tener al Estado como aval de los créditos en la medida en que reprogramen las deudas de las empresas a las que presten. “Capaz que eso sea demasiado duro”, reflexionó Valdés, pero “uno podría atar aun más líneas de liquidez a cierto comportamiento [de las empresas]”, postuló.

Con todo, advierte: “Lo que no podemos hacer es arriesgar a los bancos. Hay una gran tentación de decir ‘que presten a tasa cero, vamos a hacer un gran salvataje desde los bancos a las empresas y a las personas’. La verdad es que eso no existe. Es un espejismo, porque si tratamos de hacer eso vamos a tener un problema en los bancos. Es un camino muy fino que la autoridad debe ir recorriendo y hay que reconocer que tiene dificultades”.

En cuanto a las tasas a las cuales los bancos debiesen prestar para que de verdad puedan inyectar liquidez a empresas que están con graves problemas de continuidad, el exministro sostuvo que el interés no debiese ser muy distinto a los promedios históricos que cada banco ya negociaba con sus clientes. Después de todo, es el Fisco el que está dando la garantía. “No podemos esperar que un cliente que necesita un crédito ahora le cobren mucho menos de lo que le cobraban en el pasado. Pero tampoco debiéramos esperar que le cobren mucho más, porque el riesgo que tiene ese cliente se lo está echando en la espalda el Estado”, delineó.

Lo que falta: las empresas más grandes

La propuesta del Gobierno implica tramos de garantías estatales concedidas según el tamaño de las compañías necesitadas, con un tope para las firmas con ventas anuales de hasta UF 1 millón. Ese límite supera largamente el techo de UF 350 mil anuales en ventas que solía abarcar el Fogape. La línea de crédito está pensada para que los bancos inyecten dinero que vaya a capital de trabajo de las empresas por un plazo de hasta 48 meses, un período de gracia de hasta seis meses y un monto que equivalga a un máximo de tres meses de ventas.

Para el exministro de Hacienda, hay dos dimensiones que requieren una nueva mirada de Gobierno. La primera corresponde a los mecanismos de crédito no bancario, que incluye acciones relativas al factoring y al leasing, entre otras. “Requiere atención”, señala Valdés.

Pero es la otra dimensión a la que el académico pide poner más atención: “Tenemos que discutir sobre empresas grandes. Ya se amplió el Fondo de Garantía (Fogape) a empresas bastante grandes, pero aún quedan afuera algunas empresas grandes y yo prefiero que eso se discuta bien, que le demos facultades al Gobierno a tiempo”, afirmó.

Se refiere, aseguró, a compañías del tamaño de la aerolínea Latam (que ya ha pedido asistencia estatal). “Esas empresas son suficientemente grandes como para buscar una coordinación bien compleja de hacer”, planteó. Piensa en el siguiente esquema: “Por ejemplo, que los dueños se pongan [con recursos], que se pongan también algunos acreedores y el Estado puede entrar con alguna ayuda si es que no hay una solución de mercado completa para ayudar a esa empresa a sobrevivir. Esa ayuda, sin embargo, tiene que proteger de manera central los recursos públicos. Esto no es un salvataje a dueños de empresas; es un salvataje a la operación y trabajadores de la empresa; parcialmente a algunos de los deudores de la empresa”, aclaró.

Valdés propuso que se genere un nuevo marco legal que le permita al Estado financiar el rescate de compañías enormes. “Es muy necesario discutir de esto, porque no estoy muy seguro de que hoy día tengamos la estructura en el Estado para poder abordar esto de la manera que se requiere”, comentó.

Existen modelos en otros países donde se han implementado medidas de rescate a industrias determinadas.  Por eso, la exautoridad dibujó algunas condiciones: “Cuando una empresa emite deuda, puede también distribuir dividendos en paralelo. [Ante ello,] cuando el Estado empieza a ayudar, esa empresa no puede distribuir dividendos y es el Estado el primero que se paga. Si le va bien a la empresa, [el Estado] puede pagarse un poco más. Tiene que haber ciertos controles de que la plata se use correctamente. No se trata de sustituir a la administración de la empresa, porque el Estado no tiene los expertos para poder manejar una empresa”, explicó.

El pago del Fisco

Esta serie de gastos involucran un déficit fiscal elevado. “Los eventos de octubre ya nos dejaron para este año con un déficit de tipo cuatro y medio por ciento”, reseñó Valdés. Según el actual ministro de Hacienda, Ignacio Briones, “hoy estamos con un déficit fiscal en torno al 8%. Eso indica una cuestión muy clara: tenemos poco margen para seguir aumentando ese déficit”.

Valdés se hizo la misma pregunta en Radio PAUTA: “Se puede aumentar ese déficit. ¿Cuánto es aguantable? Nadie lo sabe. Es jugar un poquito con fuego cuando es cada vez más grande. Chile sí tiene mucho más espacio que los otros países de la región. Si uno ve el tamaño de los paquetes fiscales que se han anunciado, el de Chile es mucho, mucho más grande que el típico de un país en Sudamérica. Sí es algo más chico que el de los países desarrollados, como Estados Unidos, Australia. Pero tenemos que tener bastante cuidado, y es la labor del ministro de Hacienda, de ir graduando esto”.

“Esto va a tener costos importantes; potentes, pero transitorios”, auguró Briones después vía Twitter.

Escuche la entrevista completa con el exministro de Hacienda Rodrigo Valdés