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¿Por qué sube el ‘Rechazo’?

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POR Andres Sepúlveda |

La oposición al borrador constitucional también crece porque ha desaparecido el principal combustible que sostenía el ‘Apruebo’: el gobierno de Sebastián Piñera.

Estas últimas semanas se han confrontado dos tesis entre las personas críticas con el texto que está elaborando la Convención Constitucional (CC): una nace tras la declaración de la ministra Izkia Siches uniendo el destino del Gobierno al de la CC y sostiene que hay que atacar sin piedad a Gabriel Boric y su gabinete porque eso garantiza el rechazo del borrador de Constitución; la otra, que hay que centrarse en destacar la incompetencia de los convencionales y los elementos conflictivos del texto, como la plurinacionalidad o los sistemas ancestrales de justicia y otras innovaciones.

La primera tesis se sustenta en que la opción por el ‘Rechazo’ empezó a arraigar en la opinión pública a partir del mes de abril, según han documentado las encuestas de Cadem y de Criteria Research. En el tracking de Cadem se ve claramente que la tendencia descendente del ‘Apruebo’ se cruza con la ascendente del ‘Rechazo’ a finales de marzo. El supuesto que yace tras esta lectura es que las “turbulencias” del despegue del Gobierno de Boric erosionaron el apoyo a la CC y a su borrador.

Creo, sin embargo, que este análisis está mediatizado por diferentes razones. Es cierto que los errores del gobierno pueden haber debilitado la opción ‘Apruebo’ en tan corto espacio de tiempo, pero también lo es que ha desaparecido uno de los factores que servía de combustible para esa opción: el impopular gobierno del expresidente Sebastián Piñera. El fin de su gobierno, retiró a la derecha y todo lo que ella defiende de la mira de los reproches de la opinión pública.

En cuanto a la segunda tesis, ésta sostiene que una vez que la CC termine su borrador y los convencionales más excéntricos y exóticos -los que guitarrean en el hemiciclo, votan desde la ducha o se visten de personajes infantiles- desaparezcan de la palestra, el ‘Apruebo’ recuperará fuerza por la bondad intrínseca del texto.

Aunque el ministro Mario Marcel se esfuerce por ver el vaso medio lleno y diga que los aspectos más importantes de la institucionalidad económica están a salvo, esto no pasa de ser una formulación de buenos deseos. Y está lejos de ser así: hay costes enormes ocultos en las nuevas normas que comprometen la viabilidad del Fisco chileno, empezando por la restitución de tierras y siguiendo por la puesta en marcha del sistema plurijudicial, por citar sólo los más evidentes.

Pero el principal problema es que el borrador de Constitución es una suma de artículos que carecen de una visión de conjunto sobre la gobernabilidad del país, un factor que las élites chilenas vienen despreciando desde hace mucho tiempo. ¿Se habrá preguntado Gabriel Boric, que se está estrenando en las artes de gobernar un país, cómo va a ejercer su cargo con las prescripciones que ya hay en el borrador constitucional?