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Aróstica versus Brahm: la historia de un quiebre

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Agencia Uno/Tribunal Constitucional
POR Ana María |

Ambos fueron nombrados por Sebastián Piñera en 2013, con un día de diferencia. Hace tres años almorzaban juntos y hasta coincidían en fallos de DD. HH. Ahora deberán declarar ante la Fiscalía.

“Los quiero mucho”.

La frase final de la intervención del ministro del Tribunal Constitucional (TC) Cristián Letelier se escuchó como una rareza en un Pleno que estuvo lejos de la calidez. Tanto así, que otro juez calificó el cónclave, sencillamente, como “violento” y con una “dinámica autodestructiva”.

También hubo ministros que pidieron “perdón a los funcionarios” por estar viviendo esta situación. Y otros, como José Ignacio Vásquez, señalaron que “este tribunal no se vuelve a levantar si la persona responsable” no reconoce sus errores o, simplemente, renuncia.

El Pleno fue el 21 de abril, cuando los 10 ministros del TC se reunieron para abordar, como dijeron varios de ellos, la “mayor crisis” que han vivido como tribunal. Esto, luego de la entrevista que la presidenta, María Luisa Brahm, concedió a La Tercera el pasado domingo 19: aludiendo a los casos de derechos humanos, dijo que “antes de que yo llegara, había causas detenidas en el Tribunal Constitucional por mucho tiempo, al límite de la corrupción”. Y señaló que Iván Aróstica, su inmediato antecesor en el cargo, era quien “decidía y proponía qué causa se ve en el Pleno”.

Las palabras de Letelier aún resuenan entre sus pares.

Hay dos motivos que explican la importancia de la intervención del ministro Letelier. El primero, porque intentó, en un tono conciliador, formar un comité de tres ministros para evaluar “el control de daños”. Agregó que “somos todos probos”, que deben comprometerse a “cesar las actitudes hostiles” y que “muchas veces nos faltamos el respeto cuando nos dirigimos a un colega”, planteó de acuerdo con información precisa recogida por PAUTA sobre todas las intervenciones del Pleno ese día.

El segundo, porque el mismo Letelier fue testigo y parte de la buena relación que Iván Aróstica y María Luisa Brahm tuvieron alguna vez. Es una conexión que Letelier mantiene con la presidenta, dado que conforma su círculo más estrecho junto con los ministros Gonzalo García y Miguel Ángel Fernández.

Estos dos últimos ministros respaldaron a Brahm. Incluso, Fernández dijo en el Pleno que la presidenta del TC ha hecho un trabajo “importante y dedicado”.

Aróstica: “Usted sabe todo lo que la ayudé”

Brahm y Aróstica trabajaron en La Moneda al mismo tiempo. Mientras Brahm fue la jefa de asesores del primer gobierno de Sebastián Piñera entre 2010 y 2013, Aróstica fue el jefe de la División Jurídica del Ministerio del Interior durante 2010.

No solo eso: ambos fueron nombrados en 2013 en el TC por el Presidente Piñera apenas con un día de diferencia: el 15 y el 16 de marzo. Por lo mismo, si nada distinto a lo programado ocurre en el camino, ambos terminarán su período de nueve años como ministros en la misma semana de marzo de 2022.

Cristián Letelier, ministro del TC. Créditos: Tribunal Constitucional
Cristián Letelier, ministro del TC. Créditos: Tribunal Constitucional

La historia de esta relación quedó expuesta en medio del duro enfrentamiento que ambos tuvieron en el Pleno, cuando Aróstica le recordó a Brahm lo siguiente: “Usted sabe, y se lo digo transparentemente delante de todos los ministros, del encargo del excelentísimo Presidente de la República de que usted recibiera el mejor pasar en el Tribunal Constitucional. Usted sabe todo lo que la ayudé yo. Usted sabe todo el conocimento que pude trasmitirle”.

Lo que estaría detrás de esas palabras es que aunque Aróstica fue nombrado en 2013, ya llevaba tres años como ministro, pues ingresó en 2010 en reemplazo de José Luis Cea.

Letelier, en cambio, se unió a la dupla Aróstica-Brahm dos años después, cuando el 15 de enero de 2015 fue designado por el Senado. Y pasó a integrar la Segunda Sala, en la que entonces estaban Aróstica, Brahm, García y el ahora exministro y expresidente del TC Carlos Carmona.

En ese entonces, Aróstica, Brahm y Letelier no solo eran compañeros de sala, sino que coincidían en varios de sus votos, incluso en causas de derechos humanos.

También solían almorzar juntos al menos una vez a la semana. En ocasiones lo hacían en sus oficinas, otras en la sala de reuniones del TC. Por esos días, el tribunal funcionaba en un moderno edificio en Apoquindo, mientras esperaba la restauración de su ubicación actual en calle Huérfanos. Es una construcción de 1916, que “integra elementos góticos, renacentistas y neoclásicos tanto en sus estructuras principales como en las escaleras”, según se describe en la web institucional.

Brahm: “En las causas de DD. HH. no hay delito”

Así, hasta 2017 Brahm y Aróstica aún tenían algunas coincidencias. Y, paradojalmente, en el mismo tema que los terminó por dividir: las causas de derechos humanos.

Por ejemplo, cuando ese año ambos estaban en la Segunda Sala, al tribunal llegó un requerimiento del exmiembro del Ejército Sergio Rodríguez Gutiérrez. Ya estaba condenado a 15 años de cárcel por la Corte Suprema por tres homicidios calificados ocurridos en la base aérea Cerro Moreno de Antofagasta el 15 de septiembre de 1973. Entonces, la sala en forma unánime paralizó el caso durante más de 180 días. Pero, cuando el Pleno vio el fondo, se rechazó la presentación por ocho votos contra dos. Entre los ministros de la mayoría estuvieron Brahm, Aróstica y Letelier.

No fue la única causa en que se suspendió el procedimiento en 2017. También ocurrió con el recurso del exoficial de Ejército Francisco Pérez Egert, investigado por tortura, secuestro y detención ilegal por un ministro de la Corte de Valparaíso. Entonces, la sala nuevamente votó por unanimidad: 5-0. Y luego, el Pleno permitió que al exuniformado se le levantara el secreto de sumario. Solo votaron en contra Pozo y García.

Tres años después, Aróstica y Brahm deberán declarar, junto con todos los ministros y exministros que paralizaron causas de derechos humanos, ante la Fiscalía Metropolitana Centro Norte tras una denuncia de la diputada comunista Carmen Hertz por presunta prevaricación y cohecho en la demora de tramitación de casos de derechos humanos. Según informó El Mercurio, Aróstica ya fichó un abogado: el exministro del TC Hernán Vodanovic (ex PS).

Sobre la indagatoria, Aróstica señaló el martes que no había tal retraso e, incluso, dijo que “me alegro de que se haya abierto esta investigación, porque nos da la oportunidad de ser juzgados como corresponde, por un juez”.

Al final de su intervención ante el Pleno, Brahm dijo que “en las causas de derechos humanos no hay ningún delito” y que el hecho de que la Fiscalía indague al TC no significa que “la institución esté crucificada”.

Llamó a actuar “en conjunto, como cuerpo colegiado, mirando al futuro”.

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Un ministro “ausente”

En la historia de Aróstica y Brahm, las causas pendientes de derechos humanos son uno de los puntos de inflexión. Apenas asumió como presidenta del TC, en agosto de 2019, una de sus primeras tareas fue dedicarse al avance en estos casos, al punto que pidió publicar en la página web institucional el progreso. En ese entonces, quedaba una media docena de causas por resolver, y decidió exigir a los ministros -fundamentalmente a la Primera Sala- dictar sentencia en 30 días, con una prórroga máxima de dos semanas.

Con ello, Brahm también hacía un gesto al Poder Judicial. En marzo de 2019, Haroldo Brito, en su última cuenta pública como presidente de la Corte Suprema, se quejó de la demora en la tramitación de causas de derechos humanos cuando llegaban al TC.

El origen de la paralización de causas comenzó aproximadamente en 2015. Ese año exuniformados procesados por violaciones a los derechos humanos -luego se sumaron imputados por el fraude en el Ejército, entre ellos el del general (r) Humberto Oviedo– empezaron a interponer recursos de inaplicabilidad por inconstitucionalidad ante el TC: alegaban que al ser juzgados por el sistema antiguo de justicia (con secreto de sumario), se vulneraba su debido proceso. Los casos se paralizaban durante meses, entre que eran declarados admisibles hasta que el Pleno veía el fondo. 

La mayoría de estos casos eran vistos en la Primera SalaUsualmente, también eran paralizadas por Aróstica con los votos de los ministros Juan José Romero y José Ignacio Vásquez.

Coincidentemente, estos tres ministros fueron el voto de minoría en el último fallo que terminó por dividir al tribunal. Estuvieron a favor de acoger el requerimiento que 11 senadores de Chile Vamos presentaron a comienzos de abril ante el TC para impugnar que el proyecto de indulto conmutativo para internos en riesgo de Covid-19, que ahora es ley, no considerara a quienes cumplen sentencia por delitos graves, entre ellos los de lesa humanidad. Es decir, los detenidos en Punta Peuco.

Y, en su voto disidente, redactaron un párrafo que molestó a la presidenta: se quejaron de que no incluyera en la vista del caso el requerimiento que, en un sentido similar, presentó después un grupo de diputados de Chile Vamos. A su juicio, eso provocó el desistimiento de los parlamentarios debido al “conocimiento anticipado de lo que sería la resolución de esta Magistratura […,] efecto que a todas luces no se condice con la imparcialidad y respeto de las garantías que merece toda persona u órgano legitimado que concurre ante este tribunal en busca de un pronunciamiento jurídico”.

Pero no son solo los indultos conmutativos, iniciativa del ministro de Justicia Hernán Larraín, y que fue rechazado por siete votos contra tres en el TC, lo que ha marcado las desavenencias entre Brahm y Aróstica. 

Otro hecho fue el caso de la exrelatora del TC Pilar Arellano, que también fue recordado por Aróstica en el polémico Pleno. La abogada presentó una demanda de tutela laboral por vulneración de derechos -que está pendiente en la Corte de Apelaciones- contra el tribunal en 2019, luego de que le pidieran la renuncia. Entre sus argumentos, señaló haber tenido problemas con Brahm y García. Era una asesora cercana a Aróstica y Vásquez.

“Lo estoy escuchando, ministro Aróstica”

Uno de los momentos más tensos se vivieron cuando Brahm comenzaba su intervención, la que de pronto interrumpió, pues habría oído una palabra ofensiva: “Lo estoy escuchando, ministro Aróstica”. Ambos estaban en la misma sala, pues fueron de los pocos integrantes que asistieron presencialmente al Pleno; otros participaron a través de videoconferencia.

Fue un intercambio más que duro en el que luego Aróstica le enrostró una discusión frente a un relator: “Yo fui tratado a garabatos por usted”.

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Fueron los últimos minutos de un Pleno que, para sus asistentes, fue inolvidable.

Pero no una sorpresa. Una señal de que las cosas ya no marchaban bien puede verse en las pequeñas letras que acompañan la última imagen institucional del TC, donde Brahm, como presidenta, figura al centro: “En la fotografía estuvo ausente el Ministro Iván Aróstica Maldonado”.

Lectura de la foto de arriba.