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El dilema de los abogados ante la crisis: ¿un estudio boutique o un gran bufete?

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Felipe Rojas
POR Ana María |

Especialistas en el mercado legal hablan de los escenarios que enfrentan ante el teletrabajo obligatorio y la nueva relación con los clientes. ¿Se acabó el cobro por hora?

En las páginas web de muchos estudios jurídicos, un link suele llevar a fotografías que exhiben de sus oficinas: salas de reuniones en espacios generosos y nutridas bibliotecas.

Pero la crisis desatada ante la emergencia sanitaria por el Covid-19, coinciden especialistas en el mercado legal, podría cambiar varios aspectos de la profesión. Desde que el teletrabajo se instauró de un día para otro –debido a la cuarentena obligatoria-, mantener oficinas de muchos metros y con altos costos fijos será cada vez más difícil.

¿Cómo deben enfrentarse a los cambios? ¿Qué áreas serán las más demandadas y cuáles las más perjudicadas? ¿Es mejor ser parte de una gran bufete, de una oficina mediana o de un estudio boutique? ¿Qué pasará con el teletrabajo y el cobro por hora de los abogados?

El teletrabajo, por ejemplo, es uno de los factores que, para Felipe Lavín, director ejecutivo de Idealis, consultora que se dedica al estudio de este mercado y al reclutamiento abogados en Chile, podría impactar directamente en las tarifas de quienes cobran por hora. “Tenemos que hacernos cargo de que hoy su hora puede ser menos eficiente, pues ya no está en su oficina, sino que está en su casa, como muchos de nosotros, con niños dando vueltas. Y el contrato en el que se demoraba una hora, puede que ahora lo haga en una hora y media. Eso hay que replanteárselo”, dice.

Trabajar en la casa puede traer otras eficiencias, como la reducción de desplazamientos para una reunión. Advierte, eso sí, que hay algo que no cambiará: “Los casos complejos y las negociaciones duras van a seguir requiriendo la presencia física”.

Felipe Lavín, abogado

El factor marca

Para Rafael Mery, especialista en mercado legal y director para América Latina en la consultora Mirada 360°, el teletrabajo también podría afectar en el tamaño de las oficinas. “Hasta ahora, la relevancia del espacio físico en los abogados era muy alta. La imagen de los grandes estudios, donde cada abogado tiene su propia oficina y hay una gran sala de reuniones, hoy se está transformando en la gran mochila financiera. Eso ahora va a empezar a perder fuerza, porque en este momento el gran problema es la caja, la liquidez”.

Lavín incluso piensa que varios estudios tenderán a reducir sus espacios, al punto que combinarán en adelante teletrabajo con presencia en la oficina. Y que la idea de que cada abogado tenga un espacio propio podría quedar atrás. Es decir, que es posible que se turnen y compartan el espacio.

“Pero trabajo legal no va a faltar”, agrega el director de Idealis. Sin embargo, señala que los vaivenes que tendrá su profesión en la crisis dependerán de la especialización y la versatilidad. Pero, sobre todo, del tipo de oficinas en las que trabajan: “Hay algunos estudios jurídicos que van a extinguirse, porque se quedarán sin caja. Hubo una serie de decisiones que los llevarán a esa situación más pronto que tarde, ya sea porque tenían muchos abogados, no tenían buenos casos, demasiados metros de oficina o estaban sin ahorros”.

Lavín aclara que, en todo caso, se debe distinguir en los tipos de estudios: grandes, de 70 abogados hacia arriba; medianos, de 10 a 20 profesionales, y boutiques, de cinco a 10. De eso depende cómo enfrentarán la crisis derivada de la pandemia del Covid-19.

Del grupo de los grandes, explica, hay aproximadamente 10 en Chile. “La membresía de este club es algo que se ha ganado a lo largo de décadas. Tienen actores muy conocidos en el mercado y una marca muy potente. A estos los van a seguir a contratando para asuntos sumamente complejos, no importa cuánto cobren, porque esas oficinas tienen un negocio distinto que el resto”.

Full services

Pero también -continúa- hay otro tipo estudios que comparten el tamaño de estas grandes firmas y que si bien no tienen una marca tan fuerte, sí tienen muchas áreas de práctica. “Tú puedes ser full services y estar en esta categoría, pero también hay oficinas boutique que tienen esta característica”. Por ejemplo, dice, un estudio boutique de litigios con nombres de abogados conocidos en el mercado. “En estos casos, contratas a Juan o a María y da lo mismo cuánto te cobren, porque lo que buscas es que te solucionen de la mejor manera ese litigio”.

¿Cuál es la diferencia? Lavín dice que hoy hay muchos grandes estudios -excluye a los que ya son marca- a los que en la crisis actual les competirán las áreas de litigios de las empresas. “Si los departamentos legales ven que les están cobrando muy caro, resuelven internalizar ese servicio. Entonces, o lo hacen ellos mismos o contratan un abogado o una nueva firma directamente”, apunta.

Y añade: “El mercado de abogados está en la competencia de precios. Tienen que ser confiables y transparentes, porque van a traer la mayoría de los negocios que hoy necesita un cliente empresa. Pero no los casos llamados ‘de vida o muerte’, como lo que fue la fusión de LAN con Tam o un juicio de libre competencia que está en los diarios. Esos son negocios que les ocurren a las compañías una sola vez. Las oficinas que ven estos casos están en otra categoría. Ciertamente tienen que ver sus costos y no dormirse en los laurales. Pero, en el fondo, no están sujetos a los vaivenes que sí tienen los del segmento B”, plantea Felipe Lavín.

-¿Y cuáles sí están en riesgo?

“Los estudios que están el perfil B, que compiten con el servicio in house de las empresas. Y no necesariamente son los medianos, porque hay varios en Chile que también son grandes por tamaño. Para sobrevivir tendrán que ser muy eficientes, pero muy sensibles al precio. De todas formas, [deberán] poder ofrecer una tarifa que sea atractiva”.

La competencia de las auditoras

Para Rafael Mery, en cambio, el riesgo que corren hoy los estudios tras la crisis será la irrupción como competencia directa de las empresas auditoras: “Hasta antes del 2008, en la crisis subprime, estas firmas venían creciendo con fuerza en el mercado legal y sufrieron un golpe. Pero han vuelto a entrar con fuerza y tienen ventajas por sobre las firmas de abogados tradicionales”.

Y explica: “Primero, son empresas multidisciplinarias que ofrecen un servicio mucho más complejo que el de una firma de abogados. Y, segundo, tienen la conectividad global de estar presentes en muchas jurisdicciones. Además, por su estructura son favorables a la inversión en innovación. Es por eso que hoy grandes avances en tecnología legal vienen desde las auditoras”.

Rafael Mery, abogado

“En las crisis los abogados se cambian de chaqueta”

Para Mery, en tanto, “los que hoy la tienen más difícil son los estudios medianos. Es decir, las firmas que tienen una alta estructura de costos fijos, una mochila muy pesada, y no son full service. Por lo tanto, no son capaces de mover el recurso humano a aquellas áreas que van a tener una mayor demanda en los próximos meses. Es una ventaja que sí tienen los grandes estudios”.

¿Qué pasa con las oficinas pequeñas? Lavín señala que su sobrevivencia depende de una característica: “En crisis, la especialidad reina […] A los que están en la especialidad adecuada les está yendo muy bien. Lo que viene ahora son los litigantes, los laboralistas y, de todas maneras, los tributaristas, que siempre están de moda. Mientras que los corporativos tradicionales y los de proyectos están un poco complicados en este minuto”, agrega.

Coincide Rafael Mery. Dice que los estudios que podrían enfrentar complicaciones son aquellos que no tienen área laboral o de litigios. “Eso es lo que viene ahora. Entonces, les bajará su demanda. Son los que no son capaces de mover su recurso y no hay una sustitución de la oferta. En cambio, los full service, las firmas grandes, tienen todo el abanico. Y sus otras áreas, como la corporativa, se van a ver subsidiadas por estas”.

Sobre los estudios boutique, tienen ventajas y desventajas: “Cuando hablamos de boutique, hablamos o del tamaño o de las áreas de práctica, porque hay oficinas especializadas. Este tipo de firmas, si están dedicadas a sectores cuya demanda va a disminuir, lo pasarán muy mal. Pero las que se estén en las áreas donde habrá más demanda, las de seguros, laborales y litigios, se verán favorecidas por esta crisis”, señala Mery.

Siempre hay otro factor diferencial que aplica para todos: el abogado.

Mery lo resume así: “En las crisis los abogados se cambian de chaqueta. Porque hay un cierto tipo de abogado que logra cambiarse y la profesión se torna contracíclica: en momentos como estos, quienes en tiempos de bonanza se dedicaron a asesorar a inversionistas, hoy dejan la ropa corporativa y se ponen la del litigio”.

“Sí. Muchos se cambian de sombrero. Y a los buenos abogados nunca les va a faltar trabajo”, sintetiza Lavín.