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Tribunal Constitucional: la clave en un país en estado de negación

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Agencia Uno
POR Eduardo Olivares |

“Es probable que algunos ministros que disintieron en el primer fallo hayan tenido ocasión de profundizar en sus reflexiones sobre “el derecho a la seguridad social”, dice John Müller en esta columna.

El tono de los análisis de la prensa chilena el domingo era más sombrío de lo habitual. Varios analistas evocaban la soledad de Salvador Allende, con una coalición dividida y abandonado por su partido, y la situación de Sebastián Piñera, cuya oposición al tercer retiro de fondos previsionales solo recibió el respaldo de 17 diputados, un magro 12% de los presentes en la Cámara.

El Presidente reaccionó el domingo con su propio proyecto de tercer retiro, pactado con los partidos de Chile Vamos con la significativa excepción de Evópoli. Esta formación, la única de la derecha que consiguió que todos sus diputados votaran contra el retiro, consideró que la propuesta presidencial no encauza institucionalmente el problema, y plantea la creación de un Ingreso Solidario de Emergencia. La iniciativa presidencial ha llegado tarde y su efecto es dudoso: puede servir para devolver al redil a los suyos cuando volver al redil no significa nada. Y una parte de la oposición va a seguir por su camino porque su mirada ya está en noviembre.

Nadie podía imaginar en diciembre de 2017, cuando ganó la segunda vuelta presidencial, que la derecha chilena se iba a desintegrar políticamente de esta manera. Entre los 41 diputados de Chile Vamos que abandonaron las posiciones del Presidente figuran apellidos de cierto abolengo político: Lavín, Berger, Longton, Von Mühlenbrock, Norambuena, Núñez, Eguiguren, Fuentes, Hernández

No cabe duda de que el Gobierno ha cometido errores y, además, ha perdido la iniciativa política. La perdió cuando tuvo que aplazar las elecciones de abril porque su credibilidad quedó hecha añicos. Y después, porque no apreció que el populismo que se apodera de los candidatos en un año electoral -y que el propio Presidente utiliza para justificar las deslealtades dentro de su coalición-, iba a seguir operando, favoreciendo el establecimiento del ‘parlamentarismo de facto’ que impera en Chile.

Ahora, la clave de bóveda de la situación política es el recurso del Gobierno al Tribunal Constitucional. Los promotores del tercer retiro creían que es muy probable que la inconstitucionalidad de la medida reciba un respaldo mayor que el apretado fallo del 20 de diciembre. Pero todo cambió el martes 27 de abril cuando el ministro Aróstica tendió un manto de duda con unas ambiguas declaraciones.

Hay varios motivos para pensar en ello. Uno, porque este ya es el tercer retiro. Ya no se trata de “una posibilidad excepcional de un retiro de fondos”, transitoria, circunstancial, única, sino de una conducta sistemática, precisamente lo que se prometía que no ocurriría en los proyectos anteriores. Segundo, porque el TC ya se sabe el árbitro del juego político y, o repone los equilibrios entre los poderes de la Constitución actual, o abrirá el camino a una crisis peor.

En tercer lugar, es probable que algunos ministros que disintieron en el primer fallo hayan tenido ocasión de profundizar en sus reflexiones sobre “el derecho a la seguridad social“. Quizá el ministro Juan José Romero vea ahora más claro que las cotizaciones previsionales, aunque no lo indique así la Constitución, son finalistas; es decir existen para constituir una previsión y, por eso, entre otras cosas, reciben una consideración fiscal favorable.

O el ministro Rodrigo Pica quizá aprecie que no hay paradojas como las que planteó en sus consideraciones al sostener que es “un yerro inexcusable” considerar que el propio dueño del fondo previsional y titular del derecho a la seguridad social fuera el “violador” de su propio derecho al disponer de sus fondos. Resulta que el “derecho” a la seguridad social exige unos requisitos para ejercerlo, entre otros alcanzar la edad de jubilación, así que es posible que la disposición anticipada y el cambio de las reglas del juego sí suponga una vulneración. Eso y el abuso del signo ortográfico de los dos puntos en una misma oración podrían ser corregidos.

Como decíamos, la clave de bóveda es el recurso ante el TC. La presión sobre el presidente de la República es máxima, tanto de los que dicen que están de su lado como de sus rivales. Lo único que cambia es que mientras los primeros tratan de persuadirle, los segundos le amenazan con estallidos sociales y acusaciones constitucionales.

Tal como le reprocharon varios ministros del TC en el fallo de enero, el Gobierno debió acudir al Constitucional con el primer retiro en vez de generar un mal precedente. Y debió batallar más en la demostración de la tesis de que se estaba utilizando un resquicio. Hoy los que lo están usando ni siquiera se avergüenzan de admitirlo.

Nota: esta columna fue actualizada a las 12:56 horas del martes 27 de abril, luego de las declaraciones del ministro Iván Aróstica al ingresar a la sede del TC.

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John Müller conduce Primera Pauta, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 07:00 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en www.PAUTA.cl