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El fracaso es de todos y de nadie: cómo influye el resultado de Oliva en las primarias Boric-Jadue

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Agencia Uno.
POR Gladys Pierola |

Luego de la elección de gobernadores regionales, la primaria entra en tierra derecha. Con un poco más de un mes para desplegarse, la derrota tanto en el FA como en el PC debe masticarse con rapidez.

En el corazón del barrio Concha y Toro estuvo el epicentro de una montaña rusa de emociones para el Frente Amplio y sus socios del Partido Comunista. Porque si hay algo que reconocer es que antes de la derrota, el triunfo logró saborearse por cerca de una hora.

Eran las 18:30 horas y hubo quienes aplaudieron y saltaron de alegría. El Servicio Electoral daba los primeros cómputos y la candidata a gobernadora metropolitana del pacto Apruebo Dignidad, Karina Oliva, asomaba con el 60% de los votos. Es cierto, eran resultados preliminares, pero los adherentes y simpatizantes que a esa hora estaban frente al escenario preparado a las afueras del Partido Comunes brillaron con la esperanza de lograr una victoria con cierta holgura. “La sensación era que íbamos a ganar”, dijo un dirigente.

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El comando de Karina Oliva mientras se daban los primeros cómputos. Agencia Uno. 

Karina Oliva estaba al interior la sede con su círculo de confianza, aguardando. Maipú, Puente Alto y La Florida, entre otros, arrojaban buenos cómputos. Pero no había suficientes mesas escrutadas en otras comunas, como Las Condes. De hecho, las alarmas se encendieron cuando sectores como Vitacura, Lo Barnechea, La Reina y Providencia comenzaron a contabilizarse. Todas ellas lograron superar la barrera del 40% de participación, duplicando a buena parte de las comunas de la zona sur y poniente, donde Oliva sacaba ventaja. La diferencia inicial a favor de la candidata frenteamplista se estrechó en cosa de minutos y a las 19:15 horas, Claudio Orrego (DC) pasó a la cabeza de los conteos. De ahí en adelante, la distancia solo creció hasta que se hizo irremontable: más de 80 mil sufragios. Con el 52,71% de los votos, Orrego ganó

La carta de Comunes subió a la tarima flanqueada por los presidenciables del FA, Gabriel Boric y del PC, Daniel Jadue, a las 19:50 horas. Evidentemente emocionada y acompañada por alcaldes, diputados y colaboradores, reconoció su derrota. Agradeció el apoyo que logró con 704.227 votos (47,29%) y felicitó a su contendor. En más de una oportunidad, eso sí, le recordó que la mayoría de los sectores populares de la RM votaron por ella y que su triunfo se debía en parte al abrumador apoyo que recibió el exintendente en la zona oriente de la capital. Oliva aseguró que los sectores que representan “a los poderes más tradicionales” tuvieron miedo de su propuesta, “se parapetaron en las comunas del Rechazo y lograron ganar”. 

“Cuando el pueblo de Chile se organiza, hay unos que tiemblan, porque el miedo cambió de bando”, señaló Oliva. 

Y eso fue parte del discurso que se repitió entre los asistentes y sus propios colaboradores para explicar en parte por qué perdieron. Aunque, claramente, no fue lo única razón.

La derrota es de todos, la derrota es de nadie 

En plena calle, adherentes, dirigentes y candidatos presidenciales pasaron de las risas y los vítores a las penas, frustraciones y también, a las primeras recriminaciones. “Estamos orgullos, satisfechos. No podemos estar contentos, pero creemos que esto ha sido tremendo primer paso”, dijo el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue. 

El abanderado presidencial del PC valoró que esta campaña “uniera” a la izquierda, pero señaló que no era suficiente. “No basta solo con la protesta en la calle, también hay que participar, porque la diferencia y la asimetría en la participación es lo que ha hecho que hoy este triunfo nos haya sido esquivo”, agregó. 

La baja participación, que a nivel nacional alcanzó el 19,62% del padrón, fue tema central en la discusión posterior. La RM apenas superó el 25% de las personas que estaban habilitadas para sufragar. Por eso, en la izquierda, la principal lectura que había en la derrota era no solo efecto de los votos de centroderecha, también cuánto les había afectado las polémicas de las últimas semanas para que los sectores populares y también los más populosos se movilizaran tan poco este domingo, en promedio, la mitad de lo que participaron en las comunas acomodadas. “Debemos reflexionar por qué votó tan poca gente, por qué no logramos traspasar todas las votaciones que tuvimos en comunas importantes para este proyecto”, señaló Boric. 

karina oliva, daniel jadue y gabriel boric
Karina Oliva con Daniel Jadue y Gabriel Boric. Agencia Uno. 

La imagen de Oliva acompañada por Boric y Jadue también tenía otra señal. La carrera por la primaria presidencial entra en tierra derecha. Aunque oficialmente este viernes 18 se inicia el periodo legal de campaña, durante los días previos se preguntó una y otra vez si el resultado de la gobernación metropolitana era un termómetro electoral para el camino que lleva a La Moneda. De hecho, se convirtió en un tema recurrente de cuánto podría ayudar o afectar al capital de los candidatos que se medirán en los comicios del 18 de julio. Y, por supuesto, cuánto podría predecir la convocatoria para ese día. 

“Cambia los ejes gravitacionales de la oposición. La DC hoy pesa un poco más que ayer y eso no se puede negar, pero la DC no compite en las primarias. Karina fue equidistante de Jadue y Boric y, por lo tanto, la derrota es de todos los frenteamplistas y todos los comunistas”, comentó a PAUTA el diputado de CS, Gonzalo Winter.

Tanto el alcalde como el parlamentario por Magallanes hicieron activamente campaña el último mes. Jadue se la jugó con todo, aunque Boric es el candidato de Comunes, el partido de Oliva. El presidenciable comunista sabía que un triunfo en la RM llevaba más agua a su molino, que al de Boric, quien hasta el final trató de sacudirse el traspié que vivió con la candidata frenteamplista, cuando el apoyo de Pablo Maltés y Pamela Jiles (PH) los enfrentó en redes sociales. 

“Las derrotas hay que asumirlas y aprender con ellas. Con el pacto Apruebo Dignidad no logramos ganar, pero avanzamos más de lo que hemos pensado. Tiene de dulce y agraz. No creo que me afecte particularmente a mí o a Jadue. Tenemos una primaria que va a ser intensa”, explicó el diputado por Magallanes. 

En la otra vereda, el análisis de las filas comunistas fue más dispar sobre las responsabilidades. “Al menos, nosotros consolidamos nuestra coherencia política y vamos a seguir en eso. No veo una derrota del Frente Amplio ni del PC en esto. Veo que avanzamos”, dijo a este medio la diputada Camila Vallejo

Un poco más autoflagelante fue la reflexión del diputado y timonel del PC, Guillermo Teillier. “Nosotros asumimos la derrota, la vamos a analizar, vamos a ver qué ocurrió en cada lugar, indudablemente para mejorar en los eventos electorales que vienen. Nosotros no nos vamos a hacer a un lado de algo que nos estamos dedicando de lleno como es Apruebo Dignidad”, aseguró. 

Algunos como el presidente de Comunes, Jorge Ramírez, fueron más allá y plantearon que el resultado remecía las futuras conversaciones de la oposición. “El primer responsable es Comunes. Así como nos sentimos triunfadores en Tarapacá, nos sentimos derrotados en la RM. Habrá que hacer un análisis. Hay que evaluar cómo se ha ido construyendo la unidad de los sectores de cambio y transformación. Pero aquí hay otro derrotado que es el PS. El PS votó hoy por la derecha”, dijo Ramírez a PAUTA, haciendo alusión a la alianza de Unidad Constituyente (PS, PPD, PR, DC, PRO y Ciudadanos) y el apoyo que recibió Orrego desde los presidenciables de Chile Vamos. 

El efecto Ñuñoa y las “autocríticas” en el FA

Dentro de las comunas que perdió Oliva, hubo una que dolió más. Ñuñoa se convirtió en la niña símbolo del descontento frenteamplista, pues en mayo habían ganado la elección de gores en esa zona; se habían quedado con la alcaldía en manos de Emilia Ríos (RD) y habían logrado la votación más alta de los convencionales del distrito 10 con Fernando Atria.  

Este domingo, Oliva mantuvo casi la misma votación que la primera vuelta con un poco más de 33 mil votos. El problema fue otro. Orrego capitalizó 13 mil votos extras en comparación a los comicios de hace un mes y le sacó 10 mil sufragios de ventaja a su contendora, quedándose con el 56,46% de los votos de Ñuñoa. 

De hecho, tras el discurso de Oliva, un comentario obligado en su comando y también entre personeros de Comunes fue que el resultado de Ñuñoa golpeaba el trabajo territorial del bloque, en especial, de Revolución Democrática, quienes tienen más manejo en esa comuna. Y si bien las diferencias de votos en este sector no habrían cambiado el resultado final, los primeros dardos apuntaron al despliegue y a la máquina electoral del diputado por el distrito 10, Giorgio Jackson, quien este domingo no participó de la actividad final con Oliva. 

Pero, eso no fue lo único que calentó los ánimos internos. Lo otro que estuvo sobre la mesa en las reflexiones de la derrota fue la grieta que dejó las polémicas del bloque en el tramo final de la campaña como la eterna guerra de la nueva política y la vieja, “los 30 años” y en especial, el episodio que se desató tras el apoyo de Maltés a Oliva en redes sociales. Por ejemplo, la frase inspirada en Frei Montalva de que “ni por un millón de votos” aceptaba esos respaldos, perseguirá al presidenciable del FA por un rato, aunque él diga que ya dio vuelta la página. 

“Todos cometimos un error del cual tenemos que aprender. Entramos en un espiral de descalificaciones que creo que terminó alejando a la mayoría de los votantes que quieren propuestas para un nuevo Chile y no solo reafirmación para las identidades. Y ahí todos fallamos un poco y creo que en eso todos tenemos que revisar nuestro actuar”, comentó Boric. 

En Comunes, incluso fueron más crudos con la autocrítica que debían hacer, en especial, ahora que comienza la otra campaña: la primaria presidencial. “Lo que sí perjudicó la última semana fue la disputa interna del Frente Amplio. Me parece que le hizo daño a la campaña de Karina y en ese sentido tenemos que hacernos una autocrítica respecto de cómo enfrentamos las diferencias”, señaló Jorge Ramírez. 

Y agregó: “Si las diferencias las vamos a enfrentar por Twitter evidentemente eso genera una sensación en un sector de la sociedad de que fuéramos un conglomerado con cierta inexperiencia. Las críticas pueden existir, pero deben hacerse en los espacios que corresponden y no de la manera que se hizo”.