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En la última década Chile pasó de ser una democracia liberal a una electoral

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Conteo de votos en el plebiscito constituyente. Crédito: Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

V-Dem evaluó positivamente avances en participación política. Pero hay retrasos en la distribución de poder en la sociedad.

¿Cómo medir cuánta democracia hay en un país? Tener un indicador permitiría dar la alerta cuando una democracia comienza a ser corroída en regímenes con gobernantes sin contrapesos, que puedan avasallar libertades civiles y usar simulacros de elecciones para perpetuarse en el poder.

No es un riesgo hipotético. Estas “democracias con apellido” o autocracias electas, sumadas a los régimenes no democráticos o dictatoriales, controlan hoy al 68% de la población del mundo. El caso paradigmático es India, que dejó de ser la mayor democracia global con sus 1.370 millones de ciudadanos, para convertirse en una autocracia electoral.

Así se desprende del reporte más reciente de V-Dem, un proyecto global coordinado por la Universidad de Gotenburgo, Suecia. La entidad asumió la tarea de medir cuánta democracia hay en el mundo. La iniciativa coordina a 3.500 académicos y expertos para medir los atributos de cada sistema de gobierno en los diferentes países.

Retrocede la democracia 

El informe 2020 de la entidad muestra resultados desalentadores. Entre ellos, el retroceso registrado en la última década por las democracias liberales, que garantizan derechos a sus ciudadanos más allá del proceso electoral de renovación de los gobiernos. Esta forma de gobierno hoy rige apenas al 14% de los habitantes del mundo, cifra que llegaría al 18% al sumar a los 16 países en proceso de democratización.

Añade que el nivel de democracia que disfruta el ciudadano medio ha retrocedido a los niveles de 1990 y que avanza una “tercera ola” de autocratización en 25 países.

¿Como detectarla? Muy simple: “Los gobernantes primero atacan a los medios de comunicación y a la sociedad civil, y polarizan a las sociedades al faltar el respeto a los oponentes y difundir información falsa, para luego socavar las instituciones formales”.

La pandemia también ha sido un factor adverso. Según V-Dem, 32 democracias y 55 regímenes autocráticos vulneraron las normas internacionales durante la gestión de la crisis sanitaria, siendo el uso excesivo de los poderes asociados a los estados de emergencia y las amenazas a la libertad de expresión las más recurrentes.

Luces y sombras de Chile

Según V-Dem, desde 2010 varias democracias liberales “se han visto marcadas por la ola global de autocratización y su número disminuyó a 32 en 2020, cuando países como Chile, Portugal, Eslovenia y Sudáfrica pasaron de ser democracias liberales a democracias electorales, más limitadas”.

En el último reporte del organismo, Chile alcanza el puesto 25 entre 179 países en el índice de democracias liberales. La medición es liderada por Dinamarca y que tiene a otros dos países de la región en mejores posiciones: Costa Rica (4) y Uruguay (16).

V-Dem también elabora otros índices que permiten refinar la calidad de la democracia. En estos, donde a Chile le va mejor (lugar 12) es en el componente liberal, que apunta a la separación de los poderes del Estado y la protección de los derechos civiles. En el otro extremo, el peor desempeño está en el componente igualitario: está en el puesto 81. Este indicador mide la distribución del poder en la sociedad y el nivel de participación política por género y posición socioeconómica. Ninguna de las primeras 25 democracias liberales tiene un indicador en un nivel tan desmejorado como éste.

En los otros componentes que mide V-Dem, Chile está en el puesto 31 en las dimensiones participativa y deliberativa; y en el 34 en materia electoral. El organismo destaca el “cambio significativo y estadísticamente relevante” que el país ha tenido en el factor que mide participación, que apunta a la incidencia de las organizaciones de la sociedad civil, mecanismos de democracia directa y representación a través de los gobiernos locales y regionales.

Aunque no se precisa en el reporte, el proceso para redactar una nueva Constitución y la próxima elección de los primeros gobernadores regionales sustentarían este avance.