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El relato de la instalación de Boric: la moderación de las expectativas

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Agencia Uno
POR Gladys Pierola |

Recibe numerosas visitas a “La Moneda chica”, pero busca manejar ese entusiasmo. “Es importante que todos ponderemos las expectativas”, dijo en Enade. Lo repetirá hasta que asuma en marzo.

“Mi lolo tiene todas las enfermedades que puede tener un ser humano. Vive por arte de magia. Soy una mamá que vivo con 160 mil pesos mensuales y llegué aquí como pude, señor Presidente”. Así comenzó el relato de Jocelyn, quien el jueves en la tarde llegó con su hijo tetrapléjico hasta Condell 249. Ahí, en la sede de operaciones del nuevo gobierno, conocida como “La Moneda chica”, aseguró que su única misión era entregarle una carta al Presidente electo Gabriel Boric. Pidió ayuda para escribirla en la misma vereda y esperó paciente hasta que el también diputado por Magallanes salió y habló con ella. A través de la reja, Boric tomó su mano y la escuchó. 

Este tipo de historias se han hecho cotidianas en la casona que alberga al equipo de Boric. Cada día niños, jóvenes y adultos mayores llevan regalos, peticiones, pancartas o piden una oportunidad de contar su problema. De hecho, esta última semana, la situación aumentó considerablemente. Desde la mañana hasta entrada la tarde decenas de personas hacen guardia para ver al Mandatario electo con la esperanza de entregarle una carta u obtener una selfie con él.

Le regalan fotografías enmarcadas, libros, muñecos de macramé, comida, chocolates, una paila conmemorativa del estallido social e incluso le llevaron una gallina mapuche para que la conociera. También, han llegado con artículos de la Universidad Católica -el equipo favorito del Mandatario electo- y muchos dibujos infantiles. Junto a ello, también se han escuchado un sinnúmero de historias y dramas humanos que buscan ayuda.

Boric y la gente en la moneda chica
Todos los días llegan a “La Moneda chica” adherentes que quieren ver
y hablar con el Presidente electo. Agencia Uno.

Solo en los últimos días estuvieron agrupaciones de familiares de los presos del 18-O, huelguistas mineros, enfermos que necesitaban diálisis, profesionales de la salud y representantes de las pymes de San Antonio. En el equipo político y comunicacional de Boric, algunos hablan de que las muestras de cariño se transformaron en una verdadera “peregrinación”, que no solo sorprende, también preocupan. 

Hay una sensación de altas expectativas, las que se incrementa con estas muestras ciudadanas, y que también alimentan el miedo de romper la “luna de miel” que se vive tras el triunfo presidencial. El tema tiene las alertas encendidas no solo Apruebo Dignidad, también en la centroizquierda, en Chile Vamos e incluso en los inquilinos actuales de La Moneda. De hecho, el Presidente Sebastián Piñera lo comentó en una entrevista televisiva y explicó los riesgos de que las “expectativas sean mayores a las posibilidades”.

Boric, por supuesto, agradece cada regalo y cada palabra, pero también ha tratado de ponerle paños fríos al excesivo entusiasmo que hay entre sus adherentes. De hecho, pocos días después de que ganara lo sinceró con la frase de que “no hay que idealizar a nadie y en eso me incluyo”. “Quiero ser cuidadoso, porque siento que hay una sensación y un viento de cola muy positivo y muy buena recepción de la gente, pero tengamos mucho cuidado de no idealizar a nadie, partiendo por mí”, dijo horas antes de la Navidad. 

personas con pancartas
La agrupación de familiares de pacientes que necesitan
diálisis también pidieron hablar con Boric. Agencia Uno. 

Menos “símbolo”, más colectivo

En uno de los últimos encuentros, un hombre mayor tomó la mano de Boric y le agradeció “la esperanza que le ha dado al pueblo chileno”. Boric respondió: “Pero no soy yo, es un proceso colectivo”. El hombre lo retrucó: “Es un proceso colectivo, pero está representando en usted”. Luego, el Mandatario compartió en sus redes sociales un video con esta conversación. 

En el equipo del Presidente electo reconocen que este tipo de frases han sido clave para preparar el relato de la instalación y que tendrá su primer gran hito la próxima semana cuando nombre a su gabinete. El mensaje que quieren transmitir es claro: es el trabajo de “un equipo” y no de una sola persona. La idea es mesurar esa carga simbólica que las expectativas han ayudado a alimentar y de alguna manera, también, blindarlo. Eso es, dicen en “La Moneda chica”, compartir los triunfos y amortiguar los traspiés y las derrotas. 

“Hay que demostrar que esto no es algo que el Presidente puede hacer solo, que no depende solo de él, sino de muchas personas”, comenta fuera de micrófono uno de sus colaboradores más cercanos. De hecho, la idea de que sea un elenco diverso, “capacitado”, paritario y con una buena dosis de independientes es parte de la apuesta. 

Por ejemplo, un alto dirigente de Apruebo Dignidad, explica que la idea es que los futuros ministros e incluso parte de los subsecretarios puedan ser nombres no militantes, con la idea de que los partidos tengan un rol fuerte, pero más desde la segunda línea, “en la ejecución y puestos de servicios”. “Para no traicionar las expectativas hay que evitar los errores no forzados”, agrega la misma fuente.

Además, en el bloque de izquierda confiesan que parte de la tarea será alejar los fantasmas de que la coalición debutante “no tiene gobernabilidad” y nombres de peso para manejar la agenda. Claro, mucha de esa evaluación va de la mano en cómo se ingresa a La Moneda el 11 de marzo. “Esto tiene que ser algo limpio, sin ruidos y sin polémicas”, agrega otro importante asesor del Presidente. 

“Ponderar es una mejor palabra que moderar”

“Podemos avanzar en todas las agendas, pero puede ser a más largo plazo”. Esa es una de las piedras centrales de los mensajes que se darán de aquí a marzo, pero también en la primera etapa del nuevo gobierno. “No hay una renuncia en el plan, hay más claridad de que hay que varias cosas que serán más al largo plazo”, dice otro personero de AD. 

En el círculo de Boric aseguran que más que una estrategia para reducir las expectativas, lo que hay es una apuesta por sincerar los tiempos que se demorarán en el contexto actual: con un Congreso fraccionado, sin grandes mayorías y donde el Senado empatado promete ser un lugar de difícil negociación. Y, el Presidente electo lo sabe y por lo mismo, ha usado el relato de que serán necesarios los acuerdos y las negociaciones. Como explican en el equipo presidencial “no es que lo que se promete no se vaya a hacer, pero es probable que en cuatro años no estén todas las cosas terminadas”. Un ejemplo de esto puede darse en temas tan sensibles como la reforma tributaria y las propuestas en algunas demandas sociales.

De hecho, Boric en sus discursos más públicos ha tocado esta tecla. “Es importante que todos ponderemos las expectativas”, dijo en Enade el jueves pasado. Ahí, frente al mundo empresarial y acompañado por los representantes de los tres poderes del Estado, el nuevo Mandatario confesó que ha ido aprendiendo que todo cambio y toda transformación se sostiene en base a lo que se hizo antes y “que ningún cambio importante y estructural se logra de la noche a la mañana”. 

Insistió en la idea de que “ponderar es una mejor palabra que moderar”; sin embargo, aclaró de que era importante sincerar la realidad que enfrentará su gobierno, entre ellas, que las finanzas públicas están y estarán estresadas desde el comienzo. 

“Hay una sabiduría del pueblo chileno que es mucho más profunda de lo que la gente cree. La gente sabe que las cosas no se hacen con magia. La gente sabe que va a costar reducir el déficit de 600 mil viviendas y que, de hecho, no los vamos a lograr en nuestros cuatro años de gobierno y que, por lo tanto, se requiere de un esfuerzo que vaya más allá del gobierno de turno. Los mejores ejemplos son cuando las sociedades de unen y yo voy a insistir en ese discurso, aunque a algunos les moleste”, aseguró Boric.

Un tono que se agradeció entre los empresarios y los espectadores de ese día, pero que deberá equilibrar con los flancos internos. No es un misterio que esa sinceridad puede pasarle la cuenta con los sectores más duros de su propia coalición, donde ya han dicho que estarán atentos a que se cumpla el programa al pie de la letra.