Economía

Heidi Berner: el nuevo IFE es algo correcto, pero “se debía haber hecho hace un año”

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Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

La economista experta en políticas sociales evalúa el último proyecto para mejorar en Ingreso Familiar de Emergencia. Recomienda una entrega automática, sin postulación.

El 23 de mayo de 2020 partió el primer pago del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), sin duda la política social más importante, por monto y cobertura, para apoyar a las familias en la crisis sanitaria. Partió con $65 mil por persona para hogares que se encontraran dentro del 60% de mayor vulnerabilidad y más adelante llegó a $100 mil por integrante de hogares de hasta el 80% más vulnerable. El reciente anuncio presidencial de un IFE universal solo excluye a hogares que tengan ingresos por $800 mil mensuales por integrante y el monto será igual a la línea de la pobreza.

Junto con valorar esta decisión, la economista y vicerrectora de Asuntos Económicos y Gestión Institucional de la Universidad de Chile, Heidi Berner, también advierte sobre los ajustes que deberían incorporarse al proyecto y cómo asegurar que no queden hogares excluidos de esta ayuda si lo necesitan. “Hoy día hay personas que están en el 40% más vulnerable que no están recibiendo esta ayuda”, dice la también exsubsecretaria de Evaluación Social y panelista de Reunión de Pauta, de Radio PAUTA

-¿Cómo evalúa ese proyecto de “IFE Universal” en términos de sus montos y cobertura?

“Me parece que es la medida que se debía haber hecho hace un año. Cuando se empezó la discusión del primer IFE, cuando aún no sabíamos cómo sería el curso de la pandemia, mi propuesta fue que su monto fuera igual a la línea de pobreza considerando el tamaño de los hogares, que llegase al 60% de menores ingresos y que fuera por tres meses para pasar el invierno, evaluando luego su continuidad”.

“Luego vinieron otros proyectos para mejorar el IFE, todos con montos bajo la línea de la pobreza. Recién ahora, un año después, se hace esta propuesta que es la que me parece que hay que tener dadas las circunstancias. Pero creo que hay algunas deficiencias del proyecto que deberían ser corregidas”.

-¿Qué cambios haría?

“El Gobierno insiste en que los hogares postulen a este beneficio, en circunstancias de que el Estado tiene suficiente información para identificar cuáles son los hogares que efectivamente tienen hoy ingresos inferiores a $800 mil per cápita. Se debería generar un listado de beneficiarios, llamar a las personas a confirmar si están en ese listado y que aquellos para quienes no existe información sobre dónde transferirles indiquen dónde depositar los recursos. Creo innecesario hacer esto en tres pasos; primero postular, después identificar a quienes cumplen los requisitos y luego ver dónde depositar”.

“Lo otro que me preocupa es que creo que se debe dejar muy claro cómo se debe cumplir el requisito de estar en un hogar que tiene ingresos inferiores a $800 mil per cápita. Estimo que deberían considerarse los ingresos promedio del último año, no los de un mes o una temporada en particular”.

-¿Se justifica la crítica de la oposición, que venía pidiendo desde 2020 que las transferencias llegaran a la línea de pobreza y ahora demanda un 30% adicional?

“Creo que lo que corresponde es que sea la línea de pobreza. Pero se debe considerar que la acumulación de brechas de ingreso que han tenido los hogares ha sido muy importante, porque durante un año han recibido recursos inferiores a ese mínimo. Si debido a ello hay hogares muy endeudados, un aporte equivalente a la línea de pobreza sirve para que no sigan endeudándose, pero no es suficiente para saldar compromisos que se generaron durante largo tiempo sin poder trabajar”.

-Los hogares del 40% más pobre del RSH están bajo la línea de pobreza. ¿Debería este segmento recibir más ayuda, en lugar de expandir los apoyos al segmento de mayores recursos?

“Esta pregunta es válida cuando se está hablando de una política permanente de protección social, que busca asegurar ciertos pisos mínimos a los hogares. Pero hoy estamos ante una crisis económica y sanitaria, donde para reducir los contagios es clave que las personas se queden en sus hogares. Como ese es el objetivo, es necesario entregar apoyo a todas las familias, excluyendo solo a las más acomodadas, para que puedan enfrentar los compromisos de gasto que tienen”.

“Pero creo que lo que tiene que hacer el Gobierno es preocuparse que todas las familias que están en el 60% de menores ingresos reciba este IFE. Por eso es que no tienen que postular, ya que además no es realista pensar que en la pandemia haya habido movilidad social para que las personas mejoren su situación económica. Hoy día hay personas que están en el 40% más vulnerable que no están recibiendo esta ayuda”.

Empleo y pymes

-La economía está recuperándose, pero el empleo aún se ve rezagado. ¿Cómo proyecta el retiro de las transferencias a los hogares en este escenario?

“En esto se debe incorporar lo que ocurre con los anuncios que se hicieron para las pymes y microempresas, ya que la gran mayoría de nuestra fuerza laboral está relacionada con esos sectores, que no han podido recuperarse a las mismas tasas que muestra la actividad económica”.

“Lo que vemos hoy en materia de crecimiento tiene que ver mucho con el buen precio del cobre y con cómo la minería impulsa la actividad. Pero el empleo y el dinamismo asociado a la minería es muy distinto de lo que pasa con la generalidad de las pequeñas empresas, que siguen con muchos problemas para funcionar. Y entiendo que los apoyos anunciados para este sector generan menos consenso respecto de que se avanza en la línea correcta, en comparación con lo que ocurre con los cambios que se proponen para el IFE”.

-Algunos dirigentes empresariales alertaron sobre problemas para conseguir trabajadores en determinados sectores y lo relacionaron con los aportes fiscales, algo que también se ha visto en otros países. ¿Existe ese riesgo?

“No es lo que dicen los estudios. La encuesta de empleo del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile reveló que las transferencias no eran la razón por la cual la gente no estaba trabajando. ¿Cómo va a equivaler una transferencia, que hasta ahora ha estado incluso bajo la línea de la pobreza, con las remuneraciones que deberían pagarse a los trabajadores? Creo que ese comentario es un poco injusto, ya que parece asumirse que las personas no son razonables en su toma de decisiones”.