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La segunda vuelta puesta a prueba

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Agencia Uno/PAUTA
POR Eduardo Olivares |

“Si la segunda vuelta hubiera existido en 1970, a ella hubieran llegado Salvador Allende y Jorge Alessandri”, dice John Müller: sería interesante “imaginar qué tipo de ofertas de moderación hubieran puesto sobre la mesa para atraerse a los votantes de Radomiro Tomic”.

Durante años se ha dicho en Chile que una de las lecciones más importantes que dejó la crisis de 1973 era la inclusión de la segunda vuelta en la elección presidencial en nuestro diseño institucional. Se decía que eso hubiera evitado la polarización de la elección que llevó al Congreso a proclamar presidente a Salvador Allende, tras un acuerdo entre la DC y la UP, y hubiera ofrecido un resultado nítido en las urnas.

La historia posterior embelleció con otras supuestas virtudes la idea de la segunda vuelta. Parecía que era capaz de reducir la polarización social por arte de magia y generar soluciones virtuosas con decisiones imperfectas. Como muchas otras cosas, los nuevos tiempos han puesto en cuestión estas creencias. Hemos visto cómo en Perú la primera vuelta electoral eliminó a los candidatos más moderados y permitió el paso de los dos más extremistas. Y en Chile, las encuestas dicen que ocurrirá lo mismo y que la primera vuelta electoral será una debacle para los candidatos más centrados como Sebastián Sichel y Yasna Provoste.

La segunda vuelta electoral es una institución que nace en Francia a mediados del siglo XIX y se la considera una de las grandes aportaciones al derecho electoral y constitucional de ese país. De hecho, el término balotaje, como se le conoce en Iberoamérica viene de la voz francesa ‘ballotage’. La cultura política francesa sostiene que en la primera vuelta se vota con el corazón y en la segunda con la razón. Y esta es la auténtica clave del asunto: si Gabriel Boric y José Antonio Kast pasan a la segunda vuelta, el escenario electoral cambia radicalmente en la noche del 21 de noviembre.

Desde ese momento, ambos candidatos tendrán que podar de radicalismo sus programas electorales e integrar figuras moderadas en sus equipos si pretenden disputar el voto del centro político. Además, deberán dotar de mayor credibilidad sus programas económicos y dejarse de fantasías, sobre todo en el campo de los impuestos.

Mi impresión es que la candidatura de Boric ya ha iniciado ese viaje al centro, presionada por la presencia a su derecha de Yasna Provoste. Ese movimiento táctico corre el riesgo de desperfilarlo ante su electorado más genuino. Kast, en cambio, no se ha movido, pero eso no significa que no esté dispuesto a hacerlo a partir de la noche del domingo.

Si la segunda vuelta hubiera existido en 1970, a ella hubieran llegado Salvador Allende y Jorge Alessandri. Más interesante que dilucidar cómo se habría zanjado la segunda vuelta -es decir, cómo habrían elegido los chilenos entre ambos- es imaginar qué tipo de ofertas de moderación hubieran puesto sobre la mesa para atraerse a los votantes de Radomiro Tomic. Por parte de Allende, esa oferta existió y fue el acuerdo de garantías constitucionales negociado con la DC. Pero ese documento fue un pacto de las cúpulas de los partidos parlamentarios y como tal, cuando Allende decidió convertirlo en un mero paso táctico, quedó como una diatriba partidista. ¿Qué hubiese ocurrido si ese acuerdo hubiese tenido detrás los votos de millones de chilenos en una segunda vuelta electoral? ¿Habría sido tan fácil para el presidente saltárselo?

La segunda vuelta no hace más o menos polarizadas las elecciones. Pero es un mecanismo que intenta forzar una decisión consciente, razonada, en el elector, y legitima (y amarra) el programa del ganador. Como está enseñando la experiencia peruana, mucho más importante que quién sea presidente, lo que realmente es clave es que los partidos y movimientos políticos respeten el resultado electoral, sobre todo si este es apretado, y no se dediquen a obstruir la institucionalidad.

John Müller conduce Primera Pauta, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 07:00 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en www.PAUTA.cl.