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Los avances, aprendizajes y desafíos que presentó la Prueba de Transición

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Agencia Uno
POR Fernanda Monasterio |

La última PSU quedó trastocada por el estallido social y la primera PDT se realizó en medio de una pandemia. Tres expertas comentan en PAUTA los avances y desafíos en el acceso universitario.

¿Cuántas personas quieren comenzar sus estudios universitarios este 2021?

En teoría, 268.000 postulantes, quienes durante la primera semana de enero debieron acudir a sus respectivos locales para rendir la nueva Prueba de Transición (PDT) que durante este año y el próximo definirá su acceso a distintas casas de estudios.

Si algo salta a simple vista de este proceso es la diferencia que existió entre la prueba rendida este año en comparación a la Prueba de Selección Universitaria (PSU) del anterior. Lo evidente es el contexto en que ambas se desarrollaron: mientras que una se vio eclipsada por el estallido social de octubre de 2019, la otra debió vivirse en medio de una pandemia global.

A pesar de las amenazas que existieron sobre posibles boicots al proceso y manifestaciones que pudieran obnubilar el rendimiento de las pruebas, no hubo mayores contratiempos.

¿Cuáles fueron las principales diferencias entre la última PSU y la primera PDT?, tres expertas en la materia conversaron con PAUTA sobre los diversos aprendizajes que demostró adoptar este nuevo formato de prueba de acceso universitario.

El fantasma del boicot

En este ámbito, según Tania Villarroel, directora de Estudios del Acción Educar -centro de estudios sobre educación-, destaca la estrategia que hubo junto al Ministerio del Interior para evitar que se repitieran los hechos del proceso de admisión pasado. “Lo primordial era que los estudiantes rindieran la prueba de forma segura y tranquila, y eso, hasta el momento, se cumplió”, comenta.

Pero es crucial entregarle también una mirada contextual al tema. Sobre esto, Alejandra Arratia, quien es directora ejecutiva de la organización Educación 2020, recuerda que “el año pasado, sin lugar a duda, teníamos un contexto en términos sociales muy distinto. Había sido el estallido social hace muy poco, en octubre, y había una gran demanda por una prueba más equitativa”.

A ella se suma Javiera Horta, directora general de la fundación Enseña Chile, quien manifestó a este medio que saber a ciencia cierta el motivo por el cual los intentos de tomas o posibles desmanes no pasaron a mayores, no es posible, pero que según su opinión se podría deber al hecho de que existe una “esperanza de que con el cambio constitucional esas inequidades que la prueba pone al descubierto cambien”.

“Por lo tanto no es necesario atacar el instrumento, porque el cambio que necesitamos está en la calidad de la educación, no en la prueba”, agrega.

Condiciones inéditas

“Este año hemos tenido un contexto en que la pandemia ha hecho tomar una serie de medidas para controlar el contexto sanitario y reducir los riesgos”, comenta Arratia. Y es que la prueba este año se dio en condiciones inéditas desde esa perspectiva. Se ha dado en más días y de hecho hay un periodo especial para que todos quienes se encuentran en el catastro de Epivigila puedan rendir la prueba a fin de mes.

“El ambiente, en términos del contexto para la rendición de la prueba, fue un ambiente menos tenso, más calmado. Pero las condiciones en las cuales se rindió esta prueba estaban lejos de ser propicias. Nosotros hemos planteado que las condiciones que han tenido, sobre todo los cuartos medios, han sido muy complejas”, reflexiona la directora de Educación 2020.

Las dificultades que comenta Arratia se ven reflejadas también en la cantidad de personas inscritas para rendir de la PDT, siendo esta cifra la más baja desde 2009 y un 9,6% menor que en la última PSU.

La brecha se profundiza si esto se analiza en materia de nivel socioeconómico, ya que los postulantes provenientes de colegios particulares pagados cayeron un 4,2%, mientras que los de particulares subvencionados y municipales bajaron en un 8,6% y un 15,8% respectivamente.

En medio de este contexto, según Tania Villarroel, “destacan iniciativas como el preuniversitario online gratuito gestionado por el Ministerio de Educación (Mineduc) y la página acceso.mineduc.cl que contiene información detallada sobre el proceso”.

Avanzar hacia una prueba más equitativa

“Vemos con buenos ojos y con esperanza los cambios que permitan un acceso más justo”, dice Javiera Horta, ya que la nueva Prueba de Transición, según declaraciones del Ministerio de Educación, eliminó un tercio de los contenidos que de acuerdo con sus propias evidencias generaban y propiciaban inequidades entre los estudiantes.

También desde Educación 2020 valoran ciertos cambios realizados para esta prueba, entre ellos, el hecho de que se haya disminuido el peso de la prueba en el marco del puntaje total con que los estudiantes postulan. “Antes era un mínimo de 50% y ahora se redujo al 30%, lo cual permite dar más visibilidad y más importancia en la ponderación final a la trayectoria formativa que hayan tenido los estudiantes previamente”, explica Arratia.

Asimismo, destaca que se haya permitido a las universidades adscritas al sistema de admisión aumentar el porcentaje que se destina a la admisión especial. “Creemos eso es algo positivo porque permite mejorar la equidad y permite mejorar las estrategias de admisión, hacerlas más flexibles y que se reconozca la diversidad de trayectoria que tienen los estudiantes en su progreso hacia la educación superior”, agrega.

Aún falta un trecho

“Según lo que hemos constatado con algunos procesos que hemos estado llevando con jóvenes es que muchos de ellos este año sienten que la prueba de transición es más o menos similar a lo que había antes”, comentan desde Educación 2020 con respecto a su trabajo en terreno.

Y es que entre los comentarios que más se repiten es que todavía es difícil prepararse si no cuentas con acceso a un preuniversitario y que -de cierto modo- no resuelve los temas más estructurales en materia de educación equitativa. “En ese sentido es importante continuar avanzando y profundizar los esfuerzos por mejorar la prueba”, señala Arratia.

A su parecer se suma Horta. “A pesar de que vemos con muy buenos ojos y valoramos los ajustes que se vayan haciendo para tener un proceso de acceso a la educación superior más justo, seguimos sosteniendo que lo más importante es efectivamente que todos los estudiantes reciban educación de calidad y por lo tanto sean habilitados con los conocimientos y las habilidades necesarias para que puedan obtener buenos resultados y acceder a la universidad si es que su propósito de vida hacia allá los lleva”, comenta.    

“Ahora tenemos que esperar a los resultados para ver si este cambio efectivamente redujo la brecha y si es que logra compensar el impacto que puede haber tenido un año de preparación online con las dificultades que esto significó especialmente en los grupos más desfavorecidos donde sostener la educación a distancia fue significativamente más complejo”, agrega la directora de Enseña Chile.