Pablo Longueira: "Creo que Jaime Guzmán estaría en la posición que estoy yo"
El exsenador afirma que regresa por convicción y que desde el primer día en la UDI sabían que él estaba por el Apruebo.
¿Cómo pensaría y qué opinaría Jaime Guzmán sobre el proceso que el país partió la noche del 15 de noviembre de 2019? ¿Estaría de acuerdo con la postura actual del partido que él mismo fundó? ¿O coincidiría con quienes plantean que es necesario un nuevo pacto social en forma de otra Constitución? El excandidato presidencial Pablo Longueira tiene una teoría y la aborda en conversación con Cristián Warnken, en Desde el Jardín, de Radio PAUTA.
Su regreso remeció a la UDI pues, de partida, Longueira afirmó estar por el Apruebo en el Plebiscito de octubre, decisión contraria al voto político que la colectividad hizo en enero. Pero para Longueira es miedo lo que mantiene a los gremialistas en el Rechazo y, según él, la máxima figura de la UDI compartiría su parecer si estuviera vivo.
"Descarto altiro el pragmatismo y el oportunismo porque hay que ser masoquista para hacer lo que estoy haciendo si esas fueran mis motivaciones. Es más fácil haberme quedado en La Araucanía", se defiende.
Volvió a la escena política "por convicción", afirma quien fuera ministro del Presidente Sebastián Piñera en su primer gobierno. Es más, manifiesta que siente "el deber" de hacerlo. "Yo pensé que nunca más volvería a lo público, pero creo que vamos caminando a un precipicio. El país necesita unidad, necesita reencuentros", agrega.
El partido organizó una serie de encuentros por redes sociales para recordar al fundador del gremialismo.
En ese sentido, valora el acuerdo del 15N -le parece "extraordinario"- y revela que ese día, temprano, llamó a la UDI. A pesar de que no era militante desde el 2016, llamó para que cambiaran de parecer pues "estaba negada a todo". De acuerdo con lo que cuenta, desde el principio en la tienda de Suecia 286 supieron que estaba por aprobar la nueva Constitución, pero le pidieron no decirlo.
A siete semanas del evento que definirá el futuro de los próximos dos años de Chile, Longueira reveló su postura en entrevista con El Mercurio y ahora en PAUTA va un poco más lejos: "El único que no le temió a debatir fue Jaime Guzmán", declara.
A Guzmán lo conoció en 1981. Le "compró" la idea de formar un partido de derecha conectado con la calle. De ahí nace la interpretación que Longueira hace sobre el fundador de la UDI: "Jaime Guzmán creo que estaría en la posición que estoy yo, porque hay una realidad: las constituciones son constituciones que tienen tiempos", dice el exsenador.
El lunes, el alcalde de Las Condes dijo estar a favor del 10%. La semana pasada, la directiva envió a cinco diputados al Tribunal Supremo del partido por votar a favor.
"La UDI se corta las venas hoy día hablando de Guzmán y de cómo Longueira traiciona a Jaime Guzmán. Jaime Guzmán hubiera dicho: 'Miren, esta Constitución duró 42 años. Se hizo en 1980, la hicieron las Fuerzas Armadas, cumplió un rol con normas para la transición y se acabó. Punto. Señores, nos sentamos a defender las ideas del progreso, de la libertad, en una nueva Constitución'", suma.
Además, critica que el Ejecutivo no hubiera sido capaz de definir una posición frente al Plebiscito. "Este Gobierno quiere quedar en el libro Guinness. Va a quedar en el libro Guinness como el único Gobierno que ha convocado a un Plebiscito y lo miró desde el palco", opina.
Longueira observa, como tantos más, una desconexión de la política con la ciudadanía. Dice que trabajó como obrero, vivió en poblaciones y su formación como jesuita lo llevó a intentar ponerse "en el lugar del otro". Abraza su relación con La Araucanía y su amistad con Aucán Huilcamán, encargado de las relaciones internacionales del Consejo de Todas las Tierras. Sobre el conflicto en la Macrozona Sur, sostiene que allí ha fallado el Estado y que los pueblos originarios quieren "dignidad".
La presidenta del gremialismo respondió así a la postura de Joaquín Lavín, quien busca un espacio para los que están a favor del "Apruebo".
También recuerda que la UDI mantenía un programa llamado "Vívelo", en el que los militantes debían ir a vivir por un tiempo con un dirigente de alguna población y que aquello no se hace desde hace nueve años.
"En un discurso de un consejo general de la UDI dije: 'Jóvenes, el «Vívelo» que ustedes hacen, háganlo en comunidades en La Araucanía'. Hubo una ovación y no lo hicieron nunca. Si la UDI hubiera ido a alojar a las comunidades, a conocer la cultura mapuche, los sueños de este mundo, qué quiere el pueblo mapuche, hubiéramos sido el partido que fue a las poblaciones en los años 80", reclama.
"La derecha social fue parte de mi eslogan en las primarias nuestras. Nosotros la impusimos y ahora la están repitiendo. Lo que pasa es que, cuando tú usas un eslogan y no estás ahí [...] Si tú quieres hablar de una derecha popular o derecha social, tienes que estar involucrado en los problemas del sector", señala.
Y que esa falta de visión precisamente derivó en problemas mucho más grandes en el gobierno de Piñera, como el estallido social.
El Mandatario respondió acerca de la contingencia, pero también temas más personales. "Lloro mucho por dentro", afirmó.
"A mí el presidente Piñera, cuando había ganado, me pidió que le sugiriera el gabinete que yo hubiera hecho", revela: "Le dije: 'Presidente, no podemos hacer un club de Tobi, por lo tanto tiene que haber mujeres en nuestro gabinete' [...] Después le dije: 'No puede ser un gabinete de la Católica, tiene que haber gente de la Chile, tiene que haber meritocracia".
Pero "en este Gobierno había seis ministros de Hacienda: Felipe Larraín en Hacienda, que creía que era ministro [aunque] el ministro verdadero era el Presidente. Van dos. Después José Ramón Valente, todos amigos míos y muy brillantes; van tres. Después estaba Juan Andrés Fontaine en Obras Públicas, Cristian Larroulet en el Segundo Piso. Ese desequilibrio de doctrina económica es lo que les impidió observar la calle", critica.
Continúa con su impresión sobre el proyecto que encarna el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, la figura mejor posicionada de la derecha en las encuestas. "Yo no llegué a las poblaciones repartiendo pollo, nosotros fuimos a educar, a enseñar, repetíamos un relato. No hay relato hoy día", cuestiona.
Para el expresidente, es el alcalde de Las Condes quien debe "justificar" qué entiende por socialdemocracia.
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"El único que tiene relato es Joaquín Lavín", plantea, "porque la integración social es un relato de una profundidad... si tú la diseñas bien en todas las áreas, hay un contenido muy profundo sobre la integración social que falta en Chile".
Que es inocente y que lo probará. Se refiere al juicio oral que enfrentará en los próximos meses a propósito del caso SQM en el que está imputado por cohecho, en la arista de la tramitación de la ley del royalty minero.
El Presidente se reunió con los dirigentes de su coalición y les pidió dejar de lado las diferencias.
"Yo me autoimpuse normas éticas muchísimo más exigentes que las leyes. Nunca he tocado un peso que no es mío. De lo único que no me pueden acusar es de lo que me están acusando [...] No me voy a parar frente a mi hijo a reconocer delitos que nunca cometí. Jamás. Voy a juicio oral y espero que los tribunales me recuperen en algo la imagen que me han destruido", afirma.
Vea aquí la conversación de Cristián Warnken con Pablo Longueira
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