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Menos presidencialismo, más acuerdos: los ex Sepgres (incluido Blumel) sacan la voz

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Secretaría general de la Presidencia
POR Cecilia Andrea |

El Ministerio Secretaría General de la Presidencia cumple 30 años y los dueños de casa invitaron a extitulares a un seminario.

Si hay diálogo o no hay diálogo entre el Ejecutivo y el Legislativo, si la presión de los extremos políticos lo dificultan e incluso si es necesario modificar el régimen presidencialista o extender los mandatos para profundizar las reformas. Todos esos fueron temas abordados por el exministro Gonzalo Blumel, la senadora DC Ximena Rincón, el senador PS José Miguel Insulza y el abogado de Flacso Genaro Arriagada, invitados por el actual ministro, Cristián Monckeberg. Todos ellos tienen en común el haber sido titulares del Ministerio Secretaría General de la Presidencia (Segpres) en los 30 años desde el nacimiento de la cartera.

Ese fue el marco principal de la conversación, en forma de seminario organizado por los dueños de casa. El título y base de las exposiciones: “Democracia, diálogo, y acuerdos en el Chile actual”. Los cuatro participantes comentaron sobre sus experiencias al mando del ministerio, recordaron a Edgardo Boeninger, quien ocupó el cargo por primera vez, y también entregaron las claves para alcanzar el diálogo y fomentar los acuerdos.

La necesidad de más acuerdos

El más reciente fue el del 14 de junio entre el oficialismo y algunos partidos de oposición, pero pocas semanas después desde Chile Vamos y el Ejecutivo acusaban que no se había respetado en absoluto. Los acuerdos fueron el eje temático de la conversación y, sobre todo, la necesidad de que existan más de ellos en este Chile azotado por la pandemia y a meses de que parta un posible proceso constituyente.

La primera lectura la hizo Arriagada, quien habló de dos fallas en el sistema actual que imposibilitan, a su juicio, el alcance de consensos. Primero, una “política de intransigencia”, que denominó como el “mal espiritual” de Chile.

“Hay indicios de que vamos hacia una política de intransigencia, impulsada por los extremos. Si se limitara a esos dos actores no me preocuparía tanto, pero esta intransigencia empieza a contaminar a otros partidos, redes sociales y medios y amenaza en devenir en una metástasis”, opinó el exministro. 

“El neoliberalismo y ‘Chilezuela'”, los denominó, y agregó que “el gran enemigo de esa política es la moderación, la búsqueda de acuerdos”. 

A esa lógica se sumó luego el senador Insulza, quien destacó el rol del jefe de la Segpres como el que “ordena al Gobierno”. “El ministro del Interior tiene el día a día, no tiene tienda propia. Ni es relojero ni el zapatero, es el supermercado de los ministerios. El que tiene que ordenar al Gobierno es el secretario general de la Presidencia. Hoy día es más necesario que nunca porque estamos en una situación en que el país ha estado cercano al caos muchas veces”, comentó el senador por Arica y Parinacota.

Blumel, en su regreso virtual a las oficinas de La Moneda de las que salió en julio, destacó cuatro aspectos de por qué a su juicio el ministerio es relevante en este contexto. Nombró el rol de coordinación programática e intersectorial y el de asesoría al Presidente y a otros ministerios, contribuyendo con información. “Se ha venido produciendo un distanciamiento de la técnica y la política”, afirmó el exministro. 

Los dos restantes: aportar a la modernización del Estado y, principalmente, el rol del diálogo político, que implica tender puentes con el Congreso y otras instituciones. “En tiempos de mayor polarización, se hace más necesaria que nunca esa relación”, dijo Blumel.

La falta de consensos: “Eso fue el retiro del 10%”

Pero también hubo una mirada muy crítica sobre el estado actual de esos acuerdos y el rol que el Ejecutivo estaba jugando en conseguirlos. Así se abordó, por ejemplo, la serie de proyectos que surgieron a partir de la necesidad de asistir a las familias durante la pandemia y las dificultades que muchas de esas iniciativas han debido superar para ser aprobadas en el Congreso.

“Sacar una agenda legislativa, donde hay urgencias, pero sin escuchar la mirada de la oposición, hace que se comentan errores, porque se entra en una suerte de chantaje. Se usa esta herramienta de la urgencia legislativa y prerrogativa presidencial, frente a una oposición que no puede negar las distintas herramientas de ayuda a la ciudadanía, pero que siempre se quedan cortas y no están resultando suficientes”, criticó Rincón.

De esa forma, la senadora argumentó que lo que termina resultando de esa falta de consensos es que los legisladores aprueben de mala gana las iniciativas -porque la alternativa es “nada”- e impulsen la vía de la reforma constitucional. “Eso fue el retiro del 10%“, resumió. “Le pedimos al Ejecutivo el patrocinio, y frente a la inmovilidad del Ejecutivo, terminó ocurriendo la reforma constitucional”.

¿Menos presidencialismo?

La salida a eso, según plantearon tanto Arriagada como Insulza y Rincón, es la revisión del sistema presidencialista actual. La “falla mayor”, como planteó el ministro del expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, es un “poder creciente del Presidente por sobre el Congreso” que funciona solo cuando el Mandatario tiene mayoría parlamentaria.

“Hay que pensar que, cualquiera sea el Gobierno y cualquiera sea el país, un sistema presidencialista en el que haya minoría en el Congreso, no va a funcionar. Eso requiere avanzar hacia formas parlamentarias o semipresidenciales.  Estoy seguro de que cambio de esa naturaleza contribuirían a crear una mejor democracia, facilitar el diálogo y estimular los acuerdos”, declaró Arriagada.

Coincidió con él Insulza, quien agregó que es necesario un régimen semipresidencial, con un Presidente que conduzca las relaciones internacionales y la defensa, por ejemplo, pero que “responda a las mayorías del Parlamento”.

“Si no reaccionamos en que es necesario un análisis del cambio de paradigma del principio de separación de poderes, si no reaccionamos frente a la necesidad del cambio de la relación del Ejecutivo con el Legislativo, vamos a caer durante este periodo, hasta el 25 de octubre y luego posproceso constituyente, en una seguidilla de reformas constitucionales para impulsar una agenda legislativa, porque no hay diálogo”, agregó Rincón.

Para Blumel, sin embargo, el presidencialismo no es precisamente el problema, sino el “faccionalismo” o la “tendencia a confrontar”.

Pero además, lo importante a juicio de Blumel es un tema que no ha protagonizado las discusiones públicas de los últimos años. Es “darle una mirada al periodo de Gobierno, con límite a la reelección inmediata o no. O si es que el periodo de 4 años no conspira en contra del desarrollo de políticas públicas y el fortalecimiento de las instituciones, con una mirada a largo plazo”, comentó el exjefe de gabinete.