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¿El fin de la discordia? La “distendida” visita de Alberto Fernández a Piñera

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Agencia Uno
POR Cecilia Andrea |

El Mandatario argentino llegó a territorio nacional con otro tono. Agradeció dos veces a Piñera y habló del trabajo mancomunado entre países.

“Queremos dar una cordial y cariñosa bienvenida al presidente Alberto Fernández y a su delegación en su primera, no última, visita a Chile”, partió diciendo el Presidente Sebastián Piñera. Fernández lo miró y se rió. 

La escena descomprimió un ambiente que se anticipaba tenso por el historial de los dos el año pasado. Solo de mayo a agosto 2020, el mandatario argentino sacó más de una roncha de este lado de la cordillera por comparaciones sobre la gestión de su gobierno contra la pandemia y la gestión chilena. A su juicio, Argentina lo hizo mejor y así lo dijo más de una vez.

Era mayo y Chile atravesaba los momentos más duros de la crisis sanitaria cuando Fernández anunció que la situación en Argentina estaba “bastante controlada” en comparación con países “como Ecuador, Brasil y Chile”. En agosto volvió a hacerlo y dijo que “Chile colapsó más que nosotros”. En todo ese tiempo le respondieron el exministro de Salud Jaime Mañalich, luego fue el turno de Enrique Paris y el mismo Piñera conversó con él telefónicamente más de una vez. 

Hoy por hoy, Argentina sobrepasa a Chile en número de contagios y de muertes registrados por covid por cada millón de habitantes.

A este viaje Fernández llegó con un tono completamente distinto. Le agradeció a Piñera más de una vez en su discurso e incluso aseveró que creía que “si hubiéramos estado más juntos y más unidos, seguramente podríamos haber sobrellevado mejor las cosas”. 

Ese fue el mensaje que transmitió a lo largo del primero de los dos días que estará en Chile: que quería potenciar la unión latinoamericana y que había que entender el desarrollo de forma mancomunada. Hasta citó a Juan Domingo Perón para hacer el punto. Piñera asintió.

¿El fin de la discordia?

Llegó casi media hora tarde a La Moneda y con eso se retrasó toda la programación. A Fernández lo acompañó la primera dama argentina, Fabiola Yáñez; su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el ministro de RR. EE, Comercio Internacional y Culto, Felipe Solá; de Defensa, Agustín Rossi, y de Salud, Ginés González; el embajador de Argentina en Chile, Rafael Bielsa; y los gobernadores de las provincias de Catamarca, Raúl Jalil; de La Rioja, Ricardo Quintela; de Salta, Gustavo Sáenz; y de San Juan, Sergio Uñac.

Los recibió el Regimiento 1 de Granaderos y luego la Guardia de Palacio, y los dos mandatarios sostuvieron una reunión de cerca de 40 minutos. Salieron firmando un acuerdo por “Canje de Notas” para establecer un sistema de control integrado en el paso fronterizo San Sebastián: uno de reconocimiento recíproco y canje de licencias de conducir; una declaración conjunta presidencial; un acuerdo de cooperación en salud y uno para la construcción de un cable óptico submarino para unir a Argentina y Chile con Australia, Nueva Zelanda y el resto del Asia-Pacífico. Todo en menos de una hora.

“Desde que el general San Martín cruzó la frontera con el Ejército Libertador, Chile siempre ha visto con muy buenos ojos que los presidentes de Argentina crucen la cordillera y poder juntarnos y unirnos para enfrentar juntos los grandes desafíos del futuro”, declaró Piñera. 

En realidad, la visita se la debía él a Fernández, pues en diciembre de 2019, cuando asumió el nuevo gobierno argentino, Piñera estaba invitado a la asunción del mandatario trasandino y no pudo ir porque el lunes anterior a eso desapareció el avión C130 Hércules de la Fach con 38 pasajeros a bordo. Y luego ni hablar: la pandemia. 

Ahora, Fernández aseguró que está muy contento de estar en Santiago de Chile y que los medios de comunicación se esmeraban en encontrar diferencias entre ellos y no coincidencias, que también las tenían. Le agradeció dos veces a Piñera por su cordialidad y “predisposición” a la reunión.

Y no terminó ahí. En una reunión con parlamentarios, también comentó que tenía buena relación con él y que estaba realmente contento de haber venido. 

El fin de la visita en La Moneda

Antes de partir, Fernández visitó el Salón Blanco de La Moneda, donde en la actualidad se le rinde homenaje a Salvador Allende por lo simbólico del lugar, y lo acompañó Isabel Allende, además del Presidente Piñera y la primera dama, Cecilia Morel.

La tarde en Palacio terminó con un almuerzo en el que sirvieron roastbeef de entrada, pescado de plato principal y duraznos en almíbar con merengues. No fue una única mesa: eran tantos que debieron separarse en alrededor de cinco grupos con cuatro personas cada uno. Entre esos asistentes estaban parlamentarios de la Comisión de Relaciones Exteriores, que siguieron más tarde a Fernández hasta el ex Congreso Nacional, a unos metros de allí, para una visita protocolar a los presidentes de las cámaras.

Le tocó primero a Adriana Muñoz, que estaba flanqueada por Juan Pablo Letelier y Francisco Chahuán, y los tres se reunieron con el presidente argentino por casi una hora. Allí la razón de la discordia: Muñoz llevó a tres consejeros regionales de Coquimbo, su circunscripción, para abordar a Fernández con el tema del Túnel de Agua Negra, que uniría La Serena y San Juan, en Argentina. Aquello retrasó al menos media hora más una reunión con la mesa de la Cámara Baja y los diputados de la comisión de RR. EE, lo que molestó a la directiva de esa corporación. “Una falta de respeto para la visita del presidente Fernández y para la Cámara”, dijeron desde la mesa al terminar la cita.

La agenda por venir

Varios fueron con su agenda propia: Chahuán le planteó la necesidad de una comisión de salud binacional; un Congreso Futuro organizado por ambos países; y hasta una base compartida en la Antártica. Letelier, por otra parte, le habló de la urgencia de potenciar el rol de Argentina como la “voz” de América Latina en la lógica de la integración regional. 

Y el tema que atravesó toda la conversación, de nuevo: el trabajo en conjunto entre países para superar los desafíos por venir. 

Eso les llamó la atención a varios diputados, que, a pesar de los comentarios de Fernández sobre la gestión de la pandemia -que él mismo explicó a los parlamentarios que debían entenderse en su contexto y en ese minuto, en el escenario argentino-, su visita fue cordial, amistosa, “amena, distendida”. Aseguró incluso que estaba “muy contento” de visitar Chile y tenía “muy buena relación” con Piñera, según comentan quienes estuvieron presentes.

Lo que ni se tocó, por lejos, fue la carta que el diputado UDI Juan Antonio Coloma envió al mandatario visitante a propósito de la participación argentina en el Grupo de Puebla y “la invitación al intervencionismo descarado y las constantes críticas infundadas a nuestra nación”, como dice Coloma en la carta. De eso ni una palabra. No lo mencionaron los diputados de oposición, ni la Mesa de la Cámara, ni Issa Kort, también UDI, que acompañaba al grupo como representante de la Comisión de RR. EE.

Irónicamente, con los diputados hablaron de la necesidad de dejar de “pelear” motivados por “intereses extranjeros” y centrarse en lo que une a los países de América Latina. El diputado Pablo Vidal (ex-RD) incluso, le regaló un libro de fútbol: Fútbol total, de Esteban Abarzúa. Le hizo ver que las Copa América que había ganado Chile fueron bajo la dirección de directores técnicos argentinos. Y hasta llamaron en ese minuto a Rafael Bielsa, el hermano de Marcelo Bielsa, para hablar del tema. El embajador fue también blanco de los halagos. 

Más tarde, Fernández se reunió con Guillermo Silva, presidente de la Corte Suprema.

En la noche estaba agendada una cita privada con el líder del PRO, Marco Enríquez-Ominami.

Este miércoles, su agenda continúa desde temprano con una reunión con el expresidente Ricardo Lagos Escobar, y más tarde está previsto que reciba en la embajada a distintos empresarios chilenos, entre ellos, Juan Sutil.