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El cambio en Segegob: entra Jaime Bellolio, sale Karla Rubilar

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POR Matias Bobadilla |

El diputado de la UDI es parte de la llamada “derecha social”. Su llegada a La Moneda muestra un cambio de generación. Su desafío: ser un rostro transversal.

¿Por qué se va?

La principal razón es que el cambio de gabinete fue una cirugía al corazón político de La Moneda.

Durante la pandemia, Karla Rubilar se convirtió en uno de los rostros de la crisis sanitaria, lo que implicó un desgaste en su figura. De hecho, en junio de este año, tras la filtración de varios instructivos en el que Gobierno pedía a sus autoriadades fotografiarse al entregar las cajas de ayuda social, la exintendenta de la Región Metropolitana se responsabilizó del hecho precisando que “creemos que merece la ciudadanía una explicación y dar la cara respecto de esta situación”.

Rubilar había sido nombrada vocera el 28 de octubre de 2019, 10 días después del estallido social, reemplazando a Cecilia Pérez. A pesar de no militar en los partidos de Chile Vamos, la buena evaluación de su actuar en medio de la crisis social se estimó que contribuiría a generar una mayor cercanía con los ciudadanos.

Sin embargo, la crisis en el oficialismo en medio de la aprobación del retiro desde las AFP hizo evidente que se requería mejorar la articulación con los partidos. El puesto de Rubilar era necesario para ello. Ahora, la exvocera asume como ministra de Desarrollo Social.

¿Quién llega?

Jaime Bellolio, hasta ahora diputado de la UDI por San Bernardo, representa a la llamada “derecha social”. Es un liberal que disiente de la línea de la presidenta de su partido, Jacqueline Van Rysselberghe, quien lo derrotó cuando ambos compitieron por liderar el partido en 2016.

Es uno de políticos de primera línea más jóvenes de la UDI. Su llegada a La Moneda señala la importancia de mantener en la vocería la impronta de un renovación y, al ser más desconocida, menos identificada con la política. Además, como parlamentario tiene muy buena llegada en el Congreso, un hecho clave en esta nueva etapa.

En noviembre de 2019, a un mes del estallido social, dijo en su cuenta de Twitter que “si hacer un plebiscito es lo que nos separa de salvar a nuestro país, tenemos que estar dispuestos a hacerlo”. Fue parte del acuerdo por una nueva Constitución y dijo abiertamente que votaría Apruebo en el Plebiscito.

Pese a esos dichos, tras la polémica votación en el Congreso en la que se aprobó el retiro del 10% de fondos de la AFP -a través de una reforma constitucional–  cambió de opinión anunciando que votaría a favor del Rechazo a una nueva Constitución

Dio dos razones, en una entrevista a La Tercera: “Una radicalización de la izquierda” y el cambio que tuvo Chile, dijo, entre octubre y la pandemia. “El país que teníamos después del 18 de octubre nos exigía un pacto que permitiera generar más paz social y democracia. Este ciclo virtuoso de la Constitución se estaba agotando y el éxito económico en términos de calidad de vida y reducción de la pobreza era insuficiente para las demandas. Pero ese país del 2019 fue borrado por la pandemia del 2020”.

Principales prioridades

Ser un vocero de las convicciones del Gobierno. Lo que viene en cuanto a la pandemia y la reapertura gradual de la economía, el Plebiscito constituyente y el ciclo electoral obliga a una comunicación efectiva.

Hoy más que nunca lo clave para el oficialismo es explicar por qué hace lo que hace y hacerlo en forma clara, sin ambigüedades y con un norte que no sea buscar el respaldo de las redes sociales. En esa misión deberá no solo interpretar los objetivos comunicacionales de La Moneda, sino además validar su propia voz en el Comité Político para influir en las decisiones que adopte el Ejecutivo en el último tramo que adopte el Gobierno de aquí en adelante.

Asimismo, deberá navegar en el ojo público en el mar de las dos almas del oficialismo que tanto se batieron durante la tramitación de la Ley del Retiro del 10%