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Segundo retiro: cómo el requerimiento ante el TC encaja en la estrategia legislativa del Gobierno

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Los ministros de Hacienda y Segpres con la senadora Ena Von Baer (UDI) Crédito: Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

Ir al TC, como anunció este domingo el Gobierno, no basta. Las mayorías para respaldar su proyecto de ley tampoco las tiene.

Con calculadora en mano. Así se está planificando el itinerario del debate legislativo de las dos iniciativas para un segundo retiro de fondos desde las AFP: la reforma constitucional que impulsa la oposición y el proyecto que presentó el Gobierno en el Senado

Ambas fórmulas se votarán en la Sala del Senado en una sesión que debería concretarse el miércoles 25 de noviembre.

Lo único claro es que habrá un segundo retiro desde las cuentas de capitalización individual gracias a los votos opositores y oficialistas. Pero la duda es cuándo. Y esa es, precisamente, la mejor carta del Ejecutivo.

La carta ante el Tribunal Constitucional

Luego de una contundente aprobación en la Cámara de Diputados, la reforma volvería a cosechar votos oficialistas en el Senado, pero su avance se frenaría ahora que el Ejecutivo ha cumplido su advertencia de llevarla al Tribunal Constitucional: el Presidente Sebastián Piñera anunció este domingo 22 de noviembre que el Gobierno recurrirá a aquel organismo.

“Algunos parlamentarios están intentando escribir una Constitución paralela, a través de proyectos de reforma constitucional que introducen artículos transitorios, sin modificar la actual Constitución”, espetó el Mandatario. “Esta práctica es inconstitucional, atenta contra nuestro ordenamiento jurídico y Estado de Derecho, y no respeta instituciones fundamentales de nuestro orden constitucional, como la iniciativa exclusiva del Presidente en materia de gasto público, seguridad social e impuestos”, enumeró.

En definitiva, el proyecto del segundo retiro no respetaría la Carta Fundamental, argumenta el Ejecutivo. Con todo, la ley del primer retiro del 10% tampoco lo hizo, si se siguiera el mismo silogismo.

Respecto del nuevo proyecto, Piñera dijo que la iniciativa “también genera un grave daño a las pensiones presentes y futuras de todos los chilenos y beneficia con injustificadas exenciones tributarias a las personas de más altos ingresos, lo que atenta contra la equidad y la justicia social. Las autoridades de nuestro país, al asumir sus cargos, juraron o prometieron respetar nuestra Constitución y nuestras leyes. El Gobierno cumple con este compromiso a través de este requerimiento al Tribunal Constitucional, que busca proteger nuestro orden constitucional y Estado de Derecho”, recalcó.

La presentación ante el TC retrasaría el pago del segundo retiro, que el Parlamento espera que se concrete en diciembre.

Es en esta articulación legislativa donde donde el proyecto que presentó sorpresivamente el Gobierno tiene un espacio para triunfar, aunque más como un vehículo táctico que por sus contenidos. 

Condiciones para avanzar

La fórmula del Ejecutivo tiene varios puntos que han sido cuestionados por amplios sectores, incluso del oficialismo: un plazo de pago de 60 días, la obligación de reintegrar los fondos retirados (que llevó a la oposición a nombrar el proyecto como “autopréstamo”) y un tope de retiro de 100 UF (unos $2,8 millones). La otra crítica, pero que parece limitada solo a la oposición, es que excluye a los pensionados.

Fuentes de La Moneda admiten que podrían aliviar todos estos requisitos y valoran que exista apertura en la oposición para garantizar que esta vez el retiro tribute, ya que solo pagarán impuestos las personas de mayores rentas. El pago de impuestos, el “cerrar la puerta” a futuros retiros y el  bloqueo a reformas constitucionales transitorias en materias de ley de iniciativa presidencial exclusiva son la razón de ser de esta estrategia del Gobierno y los puntos en que los que, aseguran, no cederán.

“La única manera de que esto fructifique es que el Gobierno ajuste su proyecto lo más parecido posible al de la oposición”, comenta a PAUTA un asesor legislativo. “Los senadores de oposición se están abriendo a la idea de aplicar impuestos, lo que probablemente en la Cámara tendrá problemas. Si el Gobierno logra cuadrar a los suyos con un retiro con pocas barreras pero con impuesto, podría pasar, aunque con fuerte oposición de los comunistas y la diputada [Pamela] Jiles“, agrega.

Los cálculos

En el Senado el proyecto del Gobierno requiere 22 votos, y la reforma constitucional de la oposición, 26, porque exige 3/5 de los integrantes. En el papel ninguno de los dos conglomerados tiene los votos suficientes. Pero el primer retiro prosperó con los votos favorables de tres senadores UDI (David Sandoval, Iván Moreira y José Miguel Durana) y dos RN (Juan Castro y Manuel José Ossandón).

Todos ellos han dicho que apoyarán el proyecto del Gobierno solo si se eliminan las restricciones. También respaldan la reforma sin condiciones, pero estos cinco votos (más los 22 opositores) no lograrían sumar 29 votos para lograr el cuórum de 2/3 que cerraría el camino al TC.

La clave estará en la sesión de las comisiones unidas de Hacienda y Trabajo donde debe votarse la propuesta, citada para el 23 de noviembre. Con cambios, podría despacharse con cierta celeridad a la Cámara. Y ahí es otro el cuento. 

Para su proyecto el Gobierno requiere 73 votos, que son los que tiene Chile Vamos. La reforma de la oposición necesita 93 aunque ya obtuvo 130 votos en el primer trámite, de los cuales 48 fueron de la coalición gobernante. Además, se debe considerar que el reglamento del Senado suma las abstenciones a la posición que logre más votos; pero el de la Cámara entiende que las abstenciones rebajan el cuórum.

“Independiente de la ‘ingeniería’ de los votos, el Gobierno necesita mayoría para aprobar su proyecto. Entonces, si la oposición se mantiene unida, no tiene cómo”, afirma otro abogado y asesor legislativo, quien añade que, además, los diputados ya tomaron una decisión. “Y si bien no está esculpida en piedra, costará cambiar”, asevera.