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El efecto dominó que causa una renuncia parlamentaria en el Congreso

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Pauta
POR Gladys Pierola |

Recientes dimisiones de diputados a sus partidos reabrieron el debate del impacto que esto causa en tiempos de intervención. comisiones e incluso finanzas de las bancadas.

El jueves 7 de mayo en la tarde, y previo a la votación del proyecto de reducción de la dieta parlamentaria, en la Cámara de Diputados se abrió una polémica que a simple vista parecía más bien administrativa, pero que tendrá un efecto importante sobre la correlación de fuerzas y los acuerdos. La diputada Pamela Jiles (PH) reclamó que en la lectura de la cuenta de ese día, no se oficializó su llegada a la Comisión de Constitución en reemplazo de su colega y ahora exmilitante del Partido Humanista, Tomás Hirsch. 

“¿Qué pasó?”, dijo Jiles.

Tras conocerse la renuncia de Hirsch a la colectividad que formó hace más de 30 años, la diputada Alejandra Sepúlveda –jefa de bancada del comité mixto que reúne a los parlamentarios de la Federación Regionalista Verde Social (FVRS), el Partido Ecologista (PE), el PH e independientes- hizo el procedimiento e informó el cambio. Pero faltaba un paso más para concretarlo, explicaron desde la testera: la firma del afectado; esto es, del propio diputado Hirsch.

Ese detalle es clave para entender el debate, pues hay varios casos donde los reemplazos y las renuncias chocan sin remedio. ¿De quién es el cupo en una comisión? ¿Hasta qué minuto esa bancada o partido puede reclamarlo? De hecho, este tipo de preguntas están intentando aclararse en estos días en la Cámara y se espera que el martes 12 de mayo la situación se zanje, a través de un informe que prepara la mesa que dirige el diputado (RN) Diego Paulsen.

Lo que para algunos es una anécdota de procedimiento, se transformó en un debate más profundo sobre los efectos que provocan en el día a día legislativo las renuncias a los partidos y también a las bancadas: no solo en la conformación de las comisiones y la potestad para cambiar a sus integrantes, sino también en los gastos operacionales de los comités, en la repartición de minutos para hablar en la Sala e incluso en los puestos donde se sientan en el hemiciclo. 

Varias de estas decisiones, y en especial en la repartición de los cupos de las comisiones, dependen de fórmulas que son proporcionales al número de parlamentarios que tiene cada colectividad, de las alianzas o comités pactados (compuesto por mínimo siete diputados de un mismo partido o mixto) y de la negociación posterior sobre qué instancias quieren integrar cada uno. Todos factores decisivos para la gobernanza interna.

Si renuncia un número significativo de parlamentarios, ¿esos cálculos podrían alterarse? Según fuentes del Congreso, en un minuto del período legislativo pasado se pidió revisar el coeficiente repartidor debido a las renuncias, pero en este ciclo eso formalmente aun no ocurre. 

Es cosa de sacar cuentas, en especial, en la oposición. Desde marzo de 2018 hasta ahora, al menos 10 diputados y una senadora – Carmen Gloria Aravena, quien renunció a Evópoli y hoy está como independiente en el comité RN- cambiaron su domicilio político inicial: algunos se fueron a otros partidos y otros se transformaron en independientes a secas.

¿Quién es dueño del pase?

Según la diputada Sepúlveda, la posibilidad de remover a un diputado de una comisión depende del momento en que renuncie a la bancada. Eso determina “si se lleva o no el cupo”, detalla a PAUTA. De hecho, acusa que “hay una contradicción” en cómo se ha aplicado la norma en los últimos casos. 

Los ejemplos más frescos son clarificadores. Por un lado está Hirsch y su incierto futuro en la Comisión de Constitución. Y por el otro Pablo Lorenzini, quien renunció a tres décadas de militancia en la DC. No le avisó a nadie, sorprendió a la bancada y se quedó con un apreciado cupo en la Comisión de Hacienda que originalmente le correspondía a la tienda liderada por Fuad Chahin. Todavía no hay claridad a qué comité se sumará, pero, por mientras, sigue al menos por este mes en el comité DC. 

De hecho, a raíz del episodio de Hirsch, el diputado Marcelo Díaz reflotó su propio caso. Se fue en enero de este año del Partido Socialista y hoy forma parte del comité mixto del Frente Amplio -Partido Liberal, Comunes y Convergencia Social-, pero reclamó que al día siguiente de convertirse en un parlamentario independiente, la bancada del PS lo sacó de la Comisión de Constitución sin firma ni nada y lo reemplazó por el diputado socialista Marcos Ilabaca. Incluso, hizo descargos formales a la testera, porque a partir de esta situación, según él, se convirtió en el único diputado en tener una sola comisión permanente de las 29 que existen en la actualidad. 

“Los cambios que ha habido por parte de los partidos que hemos renunciado son ilegales y van contra el reglamento. El cupo les pertenece a los partidos respecto de los militantes, pero cuando uno renuncia el partido pierde ese derecho. El PS me reemplazó cuando ya era independiente”, explica Díaz a PAUTA

Una protesta similar realizó el diputado Pepe Auth (IND), que hoy se sienta junto con la bancada DC, luego de que el Partido Radical, su bancada original desde su reelección en 2017, solicitó su salida de la Comisión de Hacienda en diciembre pasado. Esto, tras la fallida acusación constitucional que impulsó la oposición contra el Presidente Sebastián Piñera, y que no prosperó al ser aprobada la cuestión previa con varios votos de la DC y el PR, entre ellos, el de Auth.

“¿Se necesita la firma?”, preguntó el jueves el también exmilitante del PPD, asegurando que a él no le habían solicitado nada para reemplazarlo. “Quiero una aclaración de la aplicación del reglamento”, agregó Auth, petición a la que se sumó Díaz.  

La interpretación

Desde la testera, tanto el presidente de la Cámara como el secretario general de la Corporación, Miguel Landeros, explicaron que entregarían un informe jurídico para analizar los casos y aclarar cómo se procede cuando un parlamentario renuncia a su militancia y a la bancada. “Vamos a dar una respuesta concreta”, señaló Paulsen. 

Todo apunta a la interpretación del artículo 218 del reglamento de la Cámara. ¿Se puede  sacar y reemplazar a un parlamentario de una comisión sin su consentimiento? Los jefes de comités sí tienen esa potestad cuando el parlamentario aun es parte de su bancada. Bastaría con la petición y el visto bueno de la secretaría de la Cámara. 

Pero ahí está la delgada línea. La renuncia al partido, su comunicación oficial a la Cámara y la salida inmediata del comité no siempre se da en la misma jornada. Un día puede hacer la diferencia. 

“Mi intención como jefe de bancada es recuperar todas las comisiones que corresponden a la DC, pero no lo puedo hacer antes de que exista un acuerdo de todo el pacto administrativo”, dice a este medio el diputado Daniel Verdessi, quien recuerda que no solo “perdieron” un asiento en Hacienda. Algo similar pasó en su minuto con el diputado Raúl Soto -hoy independiente y jefe de bancada del PPD- que renunció en agosto a la DC y se quedó con el cupo de ese partido en la Comisión de Economía. 

Pero hablar de un nuevo acuerdo administrativo es otra discusión más larga, admite el parlamentario DC. Tras perder la presidencia de la Cámara, el pacto de la oposición está en el refrigerador hasta que la pandemia lo permita. 

Sacar la calculadora 

Al resumir parte de los ajustes en el Cámara, estos dos años y un poco más del período 2018-2022 ha sido activo en los cambios. Según el cientista político Kenneth Bunker esto se debe a que más allá de los pactos o matrimonios electorales por conveniencia, no hay sentido legislativo. “Cuando van a las elecciones, cada uno tiene su propio feudo, pero en el Poder Legislativo hay que negociar, ponerse de acuerdo”, explica. Señala que en esto influye también la mayor oferta partidaria y más posibilidades de seguir una carrera por fuera que antes, por eso que más parlamentarios se atreven a renunciar. 

En ese ciclo, el primero en hacer cambios fue Ignacio Urrutia, quien partió de la UDI en diciembre de 2018 para convertirse en el primer diputado del Partido Republicano, fundado por José Antonio Kast. Luego Marisela Santibáñez pasó del PRO al PC; Renato Garín se fue de RD; Patricio Rosas renunció al PS, y después de varios desencuentros por sus votaciones en las últimas acusaciones constitucionales, Fernando Meza y Carlos Abel Jarpa dejaron PR y hoy son independientes en la bancada DC.

Incluso, hay una subcategoría de independientes que fueron electos bajo el alero de un partido tradicional en la elección 2017, pero que hoy se encuentran en otra bancada, como Pedro Velásquez, quien llegó apoyado por el FRVS y hoy se sienta con los radicales, o el propio Pepe Auth, quien pasó del comité PR al comité DC

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Las razones para irse de una colectividad e incluso de un comité son variadas. Más libertad de acción a la hora de votar, la crisis institucional y el desprestigio de los partidos se repiten como argumentos. “No me siento un independiente clásico. No creo que uno tenga que ir de llanero solitario en la vida. Creo que los partidos son importantes y espero que sean capaces de darse cuenta de la crisis profunda que están viviendo para reformularse y revalidarse”, comenta Díaz, quien con Rosas comparten con el comité mixto del FA. 

Sin embargo, estos cambios también tienen un efecto dominó en otra área sensible: las finanzas internas de las bancadas. “Cuando se va un diputado perdemos cerca del millón de pesos, que es un sueldo o un asesor”, confiesa Verdessi. 

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Por ejemplo, por cada renuncia ese fondo común destinado a pagar abogados, secretarias y asesores que trabajan para los parlamentarios de un partido deja de recibir mensualmente cerca de $740.000 por concepto de “apoyo de comités” y un poco más $17.890 por “gastos operacionales” de comité. Un monto que duele, dicen en el Congreso, en especial, cuando la bancada es pequeña.

“Cuando se van sin aviso previo, no da tiempo para prepararse para eso y complica todo el sistema financiero de la bancada”, admite la diputada Sepúlveda. 

De hecho, la jefa de bancada del FRVS cuenta el duro momento económico que pasa su comité luego de que el diputado Pedro Velásquez dejara la bancada en marzo. “La cosa administrativa por dentro es bien difícil. Nosotros estamos absolutamente desfinanciados” explica la diputada por la Región de O’Higgins. 

¿Y los que se suman a la bancada aportan de inmediato? No siempre. Porque muchas veces se asocian solo para cumplir con el número mágico de siete integrantes que necesitan para crear un comité. Por ejemplo, el caso del grupo mixto que reúne al FRVS, el PH y el PE e independientes, los gastos están separados, las decisiones también y los comedores se dividen entre los que vienen del Frente Amplio y los regionalistas. “Solo es un pacto administrativo”, aclaran. 

Los exradicales que llegaron a la DC como independientes tampoco “aportan por el momento”, dice Verdessi. “Si los acogemos con todos los derechos, también debería ser con todos los deberes. Es una conversación que vamos a tener con mucho afecto”, agrega entre risas el jefe de bancada de la DC.