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Las dos corrientes de la UDI que vuelven a enfrentarse para suceder a Van Rysselberghe

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POR Cecilia Andrea |

Desde 2016 compiten el ala “histórica” contra la disidencia más juvenil. Los resultados se han estrechado con los años.

De nuevo una batalla generacional. La UDI volverá a medir este sábado 12 de diciembre a quienes representan las dos corrientes más marcadas del partido: la histórica y la juvenil. La “histórica” ha tenido sus novedades y la “juvenil” cuenta con más experiencia.

En la primera lista hay pesos pesados de la tienda. Desde luego, Víctor Pérez, quien iba de salida en la política pero quedó revitalizado tras un breve paso por el Ministerio del Interior. Sin espacio en la mesa pero manejando las cuerdas, lo acompaña el exsenador Pablo Longueira y su “mística”, a la que apelan quienes aplauden su regreso.

La segunda lista lleva al menos dos elecciones intentando imponerse, sin éxito. Perseveran. Cada año han estado más cerca y esperan que esta oportunidad, con el diputado Javier Macaya nuevamente a la cabeza tras la bajada de María José Hoffmann, sea la definitiva. 

Ni Pérez ni Macaya pretendía competir en primer lugar. Eran otras las caras que debían enfrentarse este fin de semana, aunque representando exactamente las mismas dos tendencias: una UDI popular, por un lado; y la nueva generación que busca que el partido recobre su “audacia”. El destino no quiso que quienes se morían de ganas de competir, compitieran, ni tampoco se logró la lista de consenso que tanto deseaban algunos.

Y todo eso revuelve el pronóstico para el sábado en unos comicios que se efectuarán entre 9 y 19 horas.

La juventud que pide “audacia”

Probablemente nadie deseaba tanto presidir la UDI como la jefa de bancada de los diputados, María José Hoffmann. Con los años fue construyendo el perfil disidente que sustentaría su candidatura y su nombre sonó desde antes de que ella misma lo confirmara en público. 

Fue crítica de la actual presidenta de la UDI, Jacqueline Van Rysselberghe, desde que asumió. En 2019 blanqueó que era “díficil trabajar con ella” y que “el partido habría sido otro” si Macaya se hubiera impuesto el año anterior, en 2018.

En esa oportunidad, de hecho, lo acompañó en el intento por conducir la colectividad que más cerca estuvo de ser realidad: la lista obtuvo casi el 48% de los votos. Por eso, de acuerdo con los estatutos de la UDI, a Hoffmann le correspondió una vicepresidencia en la mesa de Van Rysselberghe. 

Ahora ella debía protagonizar la contienda, mas dio un paso al costado para que sea de nuevo su compañero, Macaya, el que diera la pelea. ¿La razón oficial? “Generosidad”. ¿La explicación que dan en la interna? Que él era más competitivo. La jefa de bancada no se quedó fuera: irá como secretaria general. 

Su lista representa a buena parte de los diputados del bloque. Están en sus filas Guillermo Ramírez, Nora Cuevas, Juan Antonio Coloma, Jorge Alessandri, Nicolás Noman y Gustavo Sanhueza, y hasta al alcalde de La Reina, José Manuel Palacios, quien acompaña a la exministra Isabel Plá en las vicepresidencias.

El mismo ministro Jaime Bellolio era parte de aquella disidencia y había tenido su propio intento de liderar el partido en 2016. Obtuvo el 37,6% de las preferencias, 10 puntos porcentuales menos que Macaya en la competencia siguiente, por lo que aquellos resultados son leídos hoy por esa corriente del partido como un crecimiento en los respaldos que, si ha continuado en el tiempo, darían la victoria al diputado. No obstante, Van Rysselberghe se impuso las dos veces.

Macaya comparte la lectura de Hoffmann: el partido perdió influencia y dejó de ser protagonista. “La UDI ha dejado que la izquierda ponga la música y es la UDI quien debe ponerla”, dijo recientemente en Primera Pauta, de Radio PAUTA

La vieja UDI y sus pesos pesados

Así como no debía ser Macaya, tampoco debía ser Víctor Pérez. Si sus pendientes con la justicia no se lo hubieran impedido, el competidor natural para alcanzar la directiva UDI sería Pablo Longueira. Reapareció a fines de agosto con un bombazo para la colectividad: dijo que quería competir por la presidencia y que estaba por el Apruebo. El anuncio agitó un clima ya turbulento en el bloque ante el resabio del avance del primer retiro del 10% y una serie de enfrentamientos internos que tensionaban a Chile Vamos.

Su mensaje no encantó a tantos. De hecho, recibió más críticas que elogios. La UDI siguió aferrada a su postura institucional, el Rechazo, y Hoffmann lo desafió a competir. Pero esa desilusión no bastó para que bajara la candidatura. Sus cercanos dicen que su aparición despertó en las bases una mística y un recuerdo de una UDI de antaño, histórica y popular, que Hoffmann no representaría.

No obstante, la arista judicial que aún lo complica, una “mochila”, el caso SQM, terminó enredando sus aspiraciones y decidió declinar la competencia. En su lugar, en una movida estratégica, le cedió su puesto a Víctor Pérez. 

Pérez era senador desde 2006 y antes de eso había sido diputado por 16 años. Si Gonzalo Blumel no hubiera dejado su cargo ante el rotundo fracaso de las gestiones para alinear a Chile Vamos por el primer retiro del 10%, probablemente Pérez seguiría en el Senado y estaría lejos de un lugar en la directiva de su colectividad. 

Pero no fue así. Cuando Longueira lo ungió como su reemplazante, venía saliendo del Ministerio del Interior, al que renunció en medio de una acusación constitucional. Ese paso fugaz por la cartera le dio mayor peso a su nombre, según plantean en su entorno. Y el proceso en su contra en el Congreso al que reaccionó con su dimisión, según dicen las mismas fuentes, solo lo fortaleció. 

Aquel no es un detalle menor, pues entre los adeptos de la lista de Macaya reconocen que, cuando sondeaban a Hoffmann contra Longueira, la diferencia era mayor. Macaya contra Pérez pronostica un escenario mucho más estrecho, dicen ellos.

Tampoco va solo: su secretario general será Ramón Barros, diputado; y en las vicepresidencias lleva a la misma Van Rysselberghe y al senador Claudio Alvarado, otro de los nombres fuertes del gremialismo. Asimismo, los acompaña la exalcaldesa Sol Letelier y como tesorero Simón Yévenes, hijo del exdirigente de la UDI del mismo nombre que fue asesinado en 1986 por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

Con esas cartas, la lista de Pérez se perfila como la “continuidad” de la senadora por el Biobío.