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Las victorias y derrotas del primer mes de Claudio Alvarado en la Segpres

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Agencia Uno
POR Cecilia Andrea |

En el Gobierno le reconocen tres conflictos bien resueltos. Los reveses, explican, son dificultades propias del cargo.

Junio fue un mes tenso para las relaciones entre el Ejecutivo y el Congreso. Y junio fue también el mes en que se cambió al encargado de hacer el puente. Ya transcurrieron los primeros 30 días desde que Claudio Alvarado se mudó de oficina en La Moneda, de la Subsecretaría de Desarrollo Regional al Ministerio Secretaría General de la Presidencia. 

Se le reconoció desde siempre su habilidad como negociador político y captador de votos, con un rol fundamental en detener varias acusaciones constitucionales hacia personeros de Gobierno. Y llegó al cargo justamente en las semanas críticas para construir un acuerdo con partidos de todos los sectores, que terminó en buen puerto.

En Chile Vamos y en la oposición concuerdan en que Alvarado aportó templanza, diálogo y buena disposición al proceso. Pero en las últimas semanas se ha evidenciado un tira y afloja entre Ejecutivo y Congreso por la discusión de una lista de proyectos considerados inadmisibles, acusaciones de intromisión, vetos y un desorden en la misma coalición oficialista. En el medio, intentando conciliar, Claudio Alvarado. 

No siempre ha resultado, pero en la Segpres se anotan el acuerdo con la oposición, el del proyecto que reemplaza al posnatal de emergencia y el haber marcado los puntos de admisibilidad. Lo demás, dicen desde el Gobierno, son dificultades propias del cargo.

La prudencia y experiencia 

El pasado viernes 3 de julio, el Presidente Sebastián Piñera finalmente promulgó la ley que limita la reelección de autoridades. Se demoró exactamente un mes, y hasta último minuto estuvo sobre la mesa la posibilidad de un veto para corregir la situación de los alcaldes, que quedaban impedidos de repostular y que denunciaban un cambio en las reglas del juego, con el proceso eleccionario ya comenzado para ellos.

Los reclamos venían de parte de los mismos líderes municipales, pero también de Renovación Nacional y de la UDI. El Mandatario tenía la disposición a vetar, pero pedía holgura y orden en los votos de Chile Vamos. Evópoli se apartó muy pronto de la idea, mientras que la UDI admitía contar con sus parlamentarios y en RN la situación era incierta. 

Alvarado estuvo, hasta último minuto, siguiendo las tratativas. Había una idea en la Segpres de que si el oficialismo no fue capaz de votar en contra de algo tan popular como el posnatal de emergencia, a propósito de lo que ocurrió el jueves en la Cámara, difícilmente se lograrían conseguir los votos para algo tan impopular como un veto a una ley ampliamente aceptada.

Finalmente, el Ejecutivo promulgó la ley, pues, según dice un alto personero de Gobierno, “la prudencia y experiencia aconsejaba no perseverar”. 

No es Alvarado: “es el Gobierno”

El exsubdere llegó al cargo justo cuando cobraba fuerza la polémica por los proyectos inadmisibles y en su gestión se aprobó precisamente la ley que impide el corte de suministros básicos, considerada por el Ejecutivo como una iniciativa con vicios constitucionales.

Se le sumó la discusión por el posnatal de emergencia, que sorteó la Comisión Mixta con el sello de admisible y se aprobó de nuevo en la Cámara de Diputados. Esta vez, con 17 votos oficialistas más que en la última ocasión.

La responsabilidad en esta descoordinación tiene que ver tal vez con los permanentes cambios de gabinete que hemos visto en estas últimas semanas y que han tenido un resultado complejo. Valoramos muchísimo las capacidades del ministro Alvarado, pero él tampoco inició este proceso”, comenta a PAUTA la diputada y jefa de bancada de la UDI, María José Hoffman. 

La parlamentaria agrega que “la descoordinación tiene que ver con el Gobierno en general y eso trasciende a los ministros”. Y recuerda que eso mismo ocurrió con el tema del veto a la ley de límite a la reelección.

Dentro de su coalición suman que lo que pasó con la iniciativa del posnatal no es responsabilidad de nadie del círculo político, porque de hecho se había presentado un proyecto como salida alternativa a la demanda de las madres y padres afectados.

“No creo que sea responsabilidad de él, hay un proyecto presentado que va bien encaminado y por lo tanto no hay nadie del Comité Político a quien asignarle responsabilidades”, dice a este medio el jefe de bancada de los diputados RN, Sebastián Torrealba.

En el oficialismo sí apuntan a que faltó en ese sentido una mayor coordinación entre Trabajo y la Segpres. El viernes 3 de julio esa situación se revirtió, pues se conoció un acuerdo entre el Gobierno y la Comisión de Trabajo del Senado sobre el proyecto de Crianza Protegida, que era la alternativa oficial al posnatal de emergencia. El punto central: la incorporación a aquel proyecto de una licencia médica preventiva parental Covid-19, una petición de parte del grupo de parlamentarios que impulsan la extensión del postnatal durante el Estado de Catástrofe.

Aquello fue señalado como un “buen acuerdo” por parte del Gobierno, básicamente por una razón: ceder en ese punto era “mucho mejor” que haber enfrentado una aprobación de admisibilidad en el Senado del posnatal de emergencia, luego el rechazo del proyecto del Ejecutivo y la idea de tener que recurrir al TC. La lectura en Palacio es que, lejos, era mejor negociar.

Más activo que Ward

En la oposición reconocen que Alvarado ha sido mucho más activo que su antecesor, Felipe Ward. Ward “solo hablaba con la UDI“, dice un presidente de partido.

Según cuentan desde aquella vereda política, el ministro hoy conversa permanentemente con las distintas bancadas, informa los puntos de vista del Gobierno y, a pesar de tener diferencias con las colectividades, es interlocutor y hace el trabajo.

“Creo que ha aportado templanza y sensatez, es más dialogante. El problema no es el Segpres, es el diseño presidencial que, cada vez qué hay un acuerdo, se encarga de volver al enfrentamiento político”, comenta a este medio el senador PPD, Felipe Harboe.

Alvarado, en ese contexto, tendría poco espacio para maniobrar. Así lo reafirma también el líder de la DC, Fuad Chahín. “Lo he visto dialogante, fue importante para el acuerdo de junio y lo he visto tratando de tender puentes. Otra cosa es que el ministro tiene que estar lo suficientemente empoderado, pero por lo menos lo vi tratando de mantener puentes y comunicación y eso, por lo menos para mí, tiene un valor.  Creo que el problema es que él no tiene piso muchas veces para construir salidas”, comenta Chahín a PAUTA.

No es Alvarado, “es el populismo”

Este miércoles 8 de julio, la Cámara de Diputados tendrá en tabla tres proyectos refundidos que buscan permitir el retiro de fondos de pensiones, en medio de la crisis sanitaria. Así lo acordaron los jefes de comité y la mesa de la corporación. La discusión lleva varios años, pero se reactivó recientemente debido a la pandemia. 

Uno de los primeros que abordó la materia el mes pasado fue el presidente de Renovación Nacional, Mario Desbordes, quien declaró recientemente estar abierto a considerar como medida el retiro del 10% de los fondos de las AFP, teniendo en cuenta que había un sector de la población, mayormente de clase media, al que los beneficios del Gobierno no le habían llegado.

La propuesta se multiplicó y varias bancadas presentaron iniciativas de ese estilo. El Ejecutivo ha reiterado varias veces, y a través de varios personeros, que no es una buena idea. Pero su discurso no fue suficiente para contener las propuestas.

“Hoy día se ve poca lealtad con los ministros y estamos viendo una ola de populismo. Lo vamos a ver la próxima semana, en la discusión de los retiros de los fondos de la AFP, esto está siendo bien común […] Se hace difícil gobernar por un lado de esa manera, manejar el tema legislativo para Alvarado, cuando claramente hay una mirada totalmente populista”, agrega el jefe de bancada de diputados Evópoli, Andrés Molina.