Actualidad

Lo que hay, lo descartado y lo que falta para ser candidato a la Convención Constitucional

Imagen principal
Agencia Uno
POR Cecilia Andrea |

A casi un mes para la inscripción de candidaturas, hay una serie de preguntas que la clase política no ha podido responder. De partida, el número de personas que integrará el órgano constituyente.

Un día por definir de junio de 2021, 155 nuevas autoridades empezarán a sesionar en la sede de Santiago del Congreso Nacional para conducir el proceso constituyente que Chile eligió el pasado 25 de octubre. Sobre ellos todavía hay varias dudas: ni siquiera es seguro que sean 155. Podrían ser más.

A casi un mes días de que cientos de ciudadanos se inscriban como candidatos para el órgano constituyente, hay preguntas que ni el Gobierno ni los parlamentarios han podido responder aún, como, por ejemplo, si existirán escaños reservados para los pueblos originarios o si se aplazará la fecha final para la inscripción de las candidaturas que hasta el momento está fijada para el 11 de enero

Otras sí han sido respondidas y prácticamente descartadas: una de ellas, la posibilidad de que los chilenos en el extranjero puedan votar y ser candidatos para la Convención. Los diputados rechazaron la idea y el proyecto se archivó. 

El número: 155, 164, 170 o 180

Lo que al menos se sabe es que las elecciones serán el 11 de abril próximo, pero la fecha de inscripción de candidaturas podría ser movida una o dos semanas después de los presupuestado. Aquella fue la petición que hizo el senador Carlos Bianchi (IND) al Servicio Electoral y al Gobierno, y de la cual no ha recibido una respuesta concreta. 

Pero en cuanto a lo demás, aún existen múltiples vacíos. Sobre la cantidad de listas se sabe poco. De partida, Chile Vamos busca una opción unitaria, aunque la duda de que si estará con ellos el Partido Republicano sigue. Al otro lado, la oposición -o las oposiciones- lo ha intentado, sin éxitos. Los más optimistas barajan al menos dos.

De la composición de esas listas y de quiénes llegarán efectivamente a ganar un cupo, ni hablar. Hasta el minuto, por lejos la conversación más compleja ha sido la de si existirán escaños reservados para pueblos originarios. Ni siquiera el debate para consagrar la paridad de género en la elección fue tan extenso. Todas las fuerzas políticas han asegurado que el deseo es que los pueblos indígenas participen del proceso. El problema está en el cómo, porque hay decisiones que son eminentemente políticas y así lo han transmitido desde los partidos. 

Los tres nudos que han impedido avanzar en la materia son si existirá un padrón especial; la cantidad de escaños; y si serán imputables o no a los 155 que ya fueron consagrados. El Congreso está agotando sus salidas y la reforma está ya en la última etapa posible: una Comisión Mixta que tendrá que definir en los próximos días si hay acuerdo o no. 

La oposición busca en total 25 escaños adicionales a los 155 para las 10 etnias indígenas reconocidas por Chile y para el pueblo tribal afrodescendiente. No obstante, han cedido hasta un punto intermedio: 18 para pueblos originarios, la mitad dentro de los 155 y la otra mitad fuera. O sea, de aprobarse esa propuesta, serían en total 164 convencionales.

Chile Vamos quiere 15 y que estén dentro de los 155, con el argumento de que aquel fue el acuerdo al que se llegó el 15 de noviembre de 2019 y que la ciudadanía ratificó el 25 de octubre en el Plebiscito. Incluso, si se acepta los 15 que promueve el oficialismo, pero se insiste en la fórmula de escaños extras, se podría llegar a 170 participantes. Un escenario que no acomoda ni a Chile Vamos ni al Ejecutivo. 

Por eso, el panorama es complejo. En caso de no lograr un punto intermedio y de mayorías, se corre el riesgo real de quedar sin norma por falta de votos. De hecho, para esta discusión serán clave las conversaciones que se darán este fin de semana y el lunes entre el oficialismo, la oposición y el Ejecutivo.

Chilenos en el extranjero, discapacidad y evangélicos

Ahora, si hablamos de números, la cifra incluso podría haber sido otra. Esto porque esta semana fracasó una iniciativa opositora que buscaba que, además, se sumaran a los 155 otros tres escaños para los chilenos residentes en el extranjero. No tuvo ningún voto del oficialismo y el Gobierno tampoco apoyaba la idea, bajo el mismo argumento anterior: no estaba en el acuerdo del 15N.

Lo que no se sabe si prosperará: dentro de la reforma de escaños reservados está la norma que garantiza que un 10% de los candidatos en las listas sean personas con alguna discapacidad. También lo tendrá que definir la Comisión Mixta. 

Otro de los descartados: escaños reservados para Iglesias Evangélicas. El diputado RN Leonidas Romero había dado un paso en ese sentido el año pasado pidiendo un 25% de cupos en las listas para representantes evangélicos y la senadora Jacqueline Van Rysselberghe (UDI) solicitó directamente espacios en la Convención. Ninguno avanzó. 

Con independientes 

La clase política interpretó el triunfo de la Convención Constitucional en el Plebiscito como una necesidad de que existiera mayor cantidad de caras nuevas e independientes participando del proceso. A partir de eso se aceleraron las gestiones de los partidos para incorporar a quienes no sean militantes de sus colectividades, pero tengan ideas acordes, y ya varios bloques han hecho compromisos concretos en cuanto a los porcentajes de independientes que incluirán en sus listas.

Pero no será la única forma de lograr esa participación. El Gobierno promulgó este viernes una reforma que entrega facilidades a quienes no militen para que impulsen sus candidaturas sin estar al alero de un partido y baja los requisitos para que puedan formar listas entre ellos. 

Lo más relevante de aquello es que una persona que pretenda ser candidato necesitará una cantidad de firmas equivalente al 0,2% de la votación en la última elección parlamentaria del distrito por el que quiera competir. Las listas -tendrán que tener un lema y un logo- necesitarán el 0,5%. Además, el Servel dispondrá de una plataforma digital para que los patrocinios sean ingresados allí y no en persona, ante un notario, como se estilaba antes de la pandemia. 

Lo que sí fue descartado cuatro veces seguidas fue que los independientes puedan formar pactos con uno o más partidos políticos. El Frente Amplio y varios independientes insistieron en todos los trámites legislativos e invitaron a organismos de la sociedad civil a las comisiones para que presentaran simulaciones de cómo un ajuste así mejoraría la posibilidad de elegir efectivamente más independientes.

No hubo caso. Todo el oficialismo y gran parte de la oposición rechazaron la idea, argumentando que se perdía el sentido de ser independiente y que, además, los partidos políticos tampoco tenían permitido formar subpactos, por lo que era injusto.

Respetarán la paridad de género

Como un gesto antes de que llegara el Día de la Mujer, el Congreso aprobó la reforma que garantiza la paridad de género en la composición de la Convención Constitucional. La forma en que resultó la norma fue resistida por la mayor parte del oficialismo. Según los parlamentarios de la UDI, por ejemplo, el mecanismo logrado era “meterle la mano a la urna”. 

En concreto, la paridad aplica en la conformación de las listas y luego al conocerse los resultados. Cada lista deberá ser encabezada por una mujer e ir alternando entre hombres y mujeres hasta completar todos los candidatos. Además, si el número de candidatos en la lista es impar, el máximo de candidatos adicionales que puede tener el sexo sobrerrepresentado con respecto al otro es uno.  Aquello se denominó “paridad de entrada”.

La “de salida” implica una corrección una vez electos los convencionales. Si la paridad se diera de forma natural, no se hace ningún ajuste. Pero en caso contrario, el sexo sobrerrepresentado de un distrito deberá entregar a su candidato menos votado para que ingrese el más votado del otro sexo. Según estimaciones de la Red de Politólogas, aquello generaría que el grupo con mayor representación tuviera un máximo del 55% de la Convención Constitucional.