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Cómo La Moneda procesó su derrota constitucional

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Agencia Uno
POR Gladys Pierola |

Caras largas, críticas en Chile Vamos y un Comité Político bajo presión y con dudas sobre su continuidad fueron parte del martes negro del Gobierno.

Cruzaron el Patio de Los Naranjos cabizbajos, sin hablar mucho y solo se detuvieron para responder una pregunta: si el Comité Político seguía en su lugar. Los ministros del Interior, Rodrigo Delgado; de la Segpres, Juan José Ossa; de Hacienda, Rodrigo Cerda y el vocero de Gobierno, Jaime Bellolio, caminaron desde el despacho presidencial hasta la oficina del titular del Interior para seguir procesando la derrota que apenas media hora antes había asumido en público el Presidente Sebastián Piñeraoptar por promulgar el tercer retiro de los fondos previsionales despachado por el Congreso, tras sufrir un contundente revés en el Tribunal Constitucional.

“Ustedes saben que es el Presidente el que tiene esa facultad y la ejercerá sí así lo estima”, dijo el ministro Bellolio ante las cámaras de televisión y micrófonos de la prensa. 

Sus rostros lo decían todo. El golpe fue fuerte e inesperado. Tras la decisión del TC de no acoger a trámite del requerimiento del Gobierno y echar por el suelo la última herramienta de La Moneda para frenar la reforma parlamentaria que dio vida al tercer retiro del 10%, la presión se volcó sobre los responsables políticos de la decisión.

Los dardos apuntaron al propio Presidente y también a su equipo más cercano, quienes hace una semana incluso habían firmado una carta pública respaldando la decisión del Mandatario. Un gesto que más que una acción de apoyo, revivió las divisiones internas con la rebeldía de la ministra de Desarrollo Social, Karla Rubilar, y las preguntas de cómo estaba el círculo de hierro de Piñera.  

De hecho, apenas se supo del revés en el TC, en Chile Vamos varios parlamentarios comentaron que la continuidad del Comité Político estaba entredicho y más de alguno aseguró que sus renuncias estuvieron sobre la mesa esta tarde. En el Palacio negaban el hecho tratando de dar una señal en plena crisis. Incluso, el propio Presidente salió con un gesto de vuelta en medio de las especulaciones. Aunque no confirmó ni desmintió sobre qué pasará con sus ministros más cercanos. 

“Somos un Gobierno y actuamos unidos y con lealtad, y sabemos que estamos enfrentando tiempos muy difíciles. No somos indiferentes, no somos ciegos, no somos sordos. Pero tenemos un deber que cumplir y yo les puedo asegurar a mis compatriotas que vamos a cumplir con nuestro deber, haciendo y entregando lo mejor de nosotros mismos hasta el último día”, dijo Piñera

La sorpresa, las presiones y lo que empujó la promulgación

Buena parte de los inquilinos de Gobierno, entre ellos el propio Presidente, estaban confiados que el TC les daría el pase al igual que en el segundo retiro. Sin embargo, la señal que dio temprano el ministro del TC Iván Aróstica agitó las aguas y alertó que el panorama podría ser más difícil de lo pensado. “En los tribunales uno puede ganar o perder. Eso se sabe cada vez que se acude”, comentó un alto personero de Gobierno. Y se perdió. El trago amargo se confirmó pasadas las 13:30 horas, cuando el Mandatario regresaba a su oficina después de participar del aniversario número 94 de Carabineros. A esa hora, en La Moneda no había con claridad un plan B.

Se citó a una reunión de emergencia, donde además del Comité Político participó el ministro del Trabajo, Patricio Melero. Durante dos horas se evaluaron las posibilidades: promulgar de inmediato, insistir con un veto y mantener el proyecto propio que apenas unas horas antes habían ingresado al Congreso. 

Con el veto aditivo -que era la opción que más gustaba en un principio- se podían ingresar cambios al proyecto impulsado por la oposición. Por ejemplo, la propuesta del bono de $200 mil para los afiliados que se habían quedado sin fondos tras el primer y el segundo retiro, y también, se podía corregir el tema de rentas vitalicias. Sin embargo, a esa hora desde el oficialismo trasmitían que no había espacio para alargar más el proceso.

La presión de los candidatos presidenciales de Chile Vamos también fue clave. Mario Desbordes (RN), Joaquín Lavín (UDI) y Evelyn Matthei (UDI) conversaron la situación y los tres trasmitieron en privado y también en sus redes sociales que había que promulgar ya. Después también se sumó a ese llamado el candidato independiente Sebastián Sichel. Para ellos el tema era clave. El domingo en la noche los cuatro habían estado en La Moneda para dar una señal de “unidad” ante la propuesta que presentó el Ejecutivo. Y demorar la tramitación podría convertirse en un efecto búmeran cuando se está ad portas una megaelección.

Así los caminos condujeron a la promulgación. Fue la decisión “mesurada” y también resignada ante un proyecto que el Ejecutivo -y el propio Mandatario- siempre se resistió, en especial por algunos aspectos. Por ejemplo, en el Gobierno trasmiten su preocupación sobre qué pasará con las rentas vitalicias. “Se ocuparon todas las herramientas que da el Estado de Derecho, pero se perdió y es lo que hay”, explicaba otro importante miembro del Gabinete.

Así, el Presidente asumió la derrota, retiró su proyecto del Congreso y prometió uno nuevo que incluyera el aporte de $200 mil, la idea de reintegración de recursos y, también, impuestos para el 10% de las rentas más altas. La propuesta vería la luz esta semana, aunque no se sabe si los dos últimos puntos lograrán sortear a la oposición en el Parlamento.

Al cierre de la tarde, por lo demás, la Contraloría General de la República difundió en un vistoso tuit que había tomado razón del proyecto del Congreso. Ahora solo falta que el Diario Oficial lo publique para que sea ley.