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El debate por el cuórum de 2/3 que tensionó a los escaños reservados

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Agencia Uno
POR Cecilia Andrea |

La polémica por algunos artículos vinculados con materias indígenas visibilizó las diferencias entre convencionales de los pueblos del norte y los mapuche.

Después del tenso episodio que enfrentó a las constituyentes Isabella Mamani (aymara), Margarita Vargas (kawésqar) e Isabel Godoy (colla) con la Mesa Directiva de la Convención Constitucional el pasado jueves 9 de septiembre, los escaños reservados aún no se han reunido para terminar de resolver el conflicto. Al menos formalmente.

Hasta ahora, solo conversaciones de pasillo. Y dichos acercamientos no bastaron para disolver la crispación generada ante el “hecho grave”, como señalan algunos representantes de esos escaños, que se dio cuando se indicó en el Pleno que cinco artículos del reglamento de la Comisión de Participación y Consulta Indígena debían votarse por un cuórum de 2/3.

La discusión parecía técnica. Pero el trasfondo fue sumamente político y derivó en una molestia que terminó por visibilizar las diferencias entre los distintos pueblos originarios y una marcada división entre los pueblos del norte y los representantes mapuche.

El recuento de los hechos

A las 19:05 del miércoles 8 de septiembre, a los constituyentes les llegó una minuta enviada por el secretario del órgano constituyente individualizando los puntos que debían votarse por 2/3, lo que molestó sobremanera a los de los escaños reservados.

Un rato después, John Smok se sumó a una reunión de trabajo de los convencionales de pueblos originarios -de la que la presidenta Elisa Loncon se ausentó- y, según los presentes, dio a entender que la minuta provenía de un trabajo que realizó con el vicepresidente Jaime Bassa (FA) y que hubo una confusión producto del desconocimiento del derecho internacional de los pueblos indígenas. 

Mientras subía la irritación entre los escaños, en la misma reunión de trabajo -pero ahora sin Smok- coincidieron en pronunciarse sobre el trasfondo de la votación por 2/3, en una carta que sería enviada a la Mesa Directiva y luego difundida como declaración pública. 

“Denunciamos que se trata de una decisión grave […] la propuesta de la Mesa, es formulada por personas que no tienen atribuciones reglamentarias ni constitucionales y, según indicó el Secretario en reunión con los escaños reservados de los pueblos indígenas, fue motivada por instrucción del vicepresidente Bassa, que ocupa una de las ocho vicepresidencias, y que no cuenta con atribuciones especiales que le den sustento a su actuar”, decía la declaración. 

Agregaron que, además, es “una intervención indebida en el debate político de la Convención”, que “constituye una grave vulneración de los derechos humanos de los Pueblos Indígenas, que de no ser corregida mediante su anulación inmediata, será denunciada en el ámbito internacional y nacional a través de los mecanismos de acción urgente y recursos judiciales”. 

No todos quisieron firmarla. La constituyente rapanui Tiare Aguilera no lo hizo y tampoco la mayoría de los representantes mapuche. La abogada Rosa Catrileo, por ejemplo, argumentó diferencias con el tono del texto y pensó que debía existir un espacio para que la Mesa respondiera.

La declaración que no fue

Al grupo de Whatsapp de los escaños reservados llegó esa noche, de hecho, un mensaje de la misma Elisa Loncon, explicando que no había podido estar 100% involucrada con el asunto de los 2/3 por haberse dedicado a las diligencias del caso de Rodrigo Rojas Vade. La intención de difundir masivamente la carta se diluyó, pero se envió igual a la Mesa Directiva y la constituyente mapuche Natividad Llanquileo difundió un extracto en su Twitter la mañana del jueves 9 de septiembre. 

Pero esa mañana, al partir el Pleno, la intención de la votación por 2/3 se mantuvo. “Algo no encajaba. Eso fue lo que gatilla de alguna manera la posición nuestra del jueves”, explica el constituyente quechua, Wilfredo Bacian, a PAUTA.

La posición de ese día fue encarar a la Mesa y criticar con fuerza el rol de Elisa Loncon en un punto de prensa en las afueras del hemiciclo. En ese momento, Isabella Mamani insinuó que Bassa o el secretario estaban ejerciendo un rol indebido en la testera y que faltaba fuerza por parte de Loncon para detenerlos. La vicepresidenta adjunta Isabel Godoy, incluso, desconoció haber respaldado la decisión de separar las votaciones. 

“Aunque tenemos dos vicepresidencias de escaños pareciera no haber un trabajo horizontal”, agrega Bacian en conversación con este medio.

“Creo que nuestra presidenta ha sido sobrepasada. Se están tomando decisiones sin la consulta de la Mesa Ampliada, ahí se están pasando de listos algunos”, suma Fernando Tirado, constituyente chango.

Una constituyente indígena del sur, de hecho, aventura en privado una lectura más tajante: que lo que ocurrió con los 2/3 no fue un error, sino un intento de “intervención política” presionada por Bassa. 

La diferencia de “formas”

En el calor de las declaraciones, algunos constituyentes indígenas pidieron “reevaluar” el rol de la Mesa. Lo que explicaron posteriormente, en privado, es que se tensionó la relación entre los pueblos del norte y los mapuche, que en su mayoría respaldan a Loncon. “Se quebró la confianza”, explica un constituyente indígena del norte.

Esa misma tarde, la propia Mamani reflexionó sobre la forma en la que la académica de la Usach llegó a la testera y declaró a Ex-Ante que “hay un intento del pueblo mapuche por imponer su mayoría. Eso se ve. Son 7 escaños, se entiende que ellos son un pueblo grande pero todos somos pueblos originarios. No puede ser que un pueblo, por ser más grande, sea superior a otro”. 

Durante las primeras semanas de la Convención, integrantes de los pueblos del norte ya hablaban de la idea de evitar la “mapuchización” del proceso constituyente. Dicen en ese entorno que el fondo de las demandas es el mismo, pero hay diferencias en las formas y sobre todo en el uso del lenguaje. Hay, así, una distancia entre los representantes quechua, colla y aymara con los mapuche. Excepto con Alexis Caiguán y Natividad Llanquileo, quien, por ejemplo, no había respaldado a Loncon en su llegada a la presidencia. 

“Deberían primar todos los pueblos, somos pueblos en igualdad de condiciones, pese a que hay pueblos que tienen mayor población, el pueblo aymara es el segundo con mayor representación, por eso no significa que yo voy a ser superior o voy a tratar de minorías a los otros pueblos”, suma Mamani en conversación con PAUTA.

El punto ganado por los mapuche

Ocurrió algo curioso en ese sentido: este viernes 9 de septiembre, los 17 escaños reservados difundieron una carta firmada por todos -redactada antes del conflicto del jueves 8- anunciando que enviarán indicaciones al reglamento que emanó de la Comisión de Participación y Consulta Indígena y defendiendo su contenido. Uno de los puntos que modificarán, según advierten ahí, es uno que aumenta la participación del pueblo mapuche en la integración de la futura Comisión de Derechos de los Pueblos Indígenas y Plurinacionalidad. 

La Comisión de Participación y Consulta Indígena aprobó en agosto una indicación de la derecha que proponía que se mantuviera la misma composición de esa instancia en la de Derechos de los Pueblos Indígenas y Plurinacionalidad, con 17 integrantes. Uno por cada pueblo originario, para homogeneizar la representación de cada uno, y siete del pueblo chileno. 

Aquello fue criticado por los mapuche y produjo “ruido” entre ellos, según explica Rosa Catrileo a PAUTA

“Es por una cuestión fáctica: nosotros representamos territorios muy amplios y además el 85% de la población indígena del país se declara pertenecer al pueblo mapuche, entonces el proceso de participación y consulta va a afectarnos en mayor proporción a nosotros. Fue apoyada una moción de la derecha y eso es lo que a nosotros nos produjo ruido, tuvimos las conversaciones, llegamos al acuerdo entre los 17 de que era necesario que estuviéramos allí los 17″, comenta Catrileo.

La decisión -contraria a lo que habían establecido inicialmente en la comisión provisoria- se tomó después de que el pueblo mapuche mostrara su disconformidad con la integración. En el ánimo de llegar a acuerdos, los demás comprendieron que el argumento era que los mapuche representaban a mayor cantidad de población y a territorios muy diversos.

El pueblo mapuche tiene mayor representatividad pero sus realidades territoriales son muy distintas. Entonces, es necesario que lo incorporen todos los escaños reservados porque así hemos decidido trabajar desde el inicio“, contesta Vargas a este medio.