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¿Cuánto se parece la Convención a las prácticas del Congreso?

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Exparlamentarios Felipe Harboe, Fuad Chahin, Cristián Monckeberg, Jorge Arancibia, Marcela Cubillos y Hugo Gutiérrez. Créditos: Agencia Uno
POR Paul Follert |

Felipe Harboe dice que también hay “cocina”, Fuad Chahin habla de “bancadas”, Hugo Gutiérrez destaca otra lógica de interacciones, Cristián Monckeberg valora la “horizontalidad”, y Marcela Cubillos y Jorge Arancibia lamentan que haya sectores “ideologizados”.

Alguna vez recorrieron los pasillos de la sede en Santiago del Congreso como parlamentarios. En sus escaleras discutían proyectos de ley y negociaban distintos acuerdos. Hoy recorren los mismos pasillos pero esta vez como convencionales, donde han tenido que jugar un rol distinto.

La gente no quiere que nosotros seamos los que aparecemos en la primera línea de la noticia pública de la Convención“. Las palabras son de Fuad Chahin (DC), el único constituyente electo de la Democracia Cristiana y el más votado de su distrito. Fue jefe de bancada de la DC en el Parlamento y posteriormente llegó a la presidencia de ese partido.

Hoy señala tener una actitud de “bajo perfil”, lejos de las coordinaciones y las vicepresidencias. Logró integrar la Comisión de Reglamento, donde ha tenido un rol activo en proponer iniciativas que previamente han funcionado en el Congreso. “La Convención tiene dificultades al no tener sus reglas previamente establecidas, al no querer parecerse al Congreso y creo que eso también genera una tensión”, señala Chahin, y agrega que “muchas de las normas de funcionamiento del Congreso tienen una explicación histórica de ser los mecanismos que mejor funcionan para tratar de ir buscando acuerdos”.

Un perfil no tan bajo ha tenido la convencional Marcela Cubillos (Ind. UDI). La exdiputada que pisó el Congreso entre 2002 y 2010, ha sido una de las voces más influyentes de su sector. Integra la Comisión de Reglamento y desde ahí ha sido crítica del ambiente que se vive al interior de la Convención. Un clima que según comenta, es promovido por “quienes vienen realmente con índoles muy refundacionales o maximalistas con las que esmás difícil entablar una conversación”.

La convencional más votada de su distrito, apuntó a la presidenta de la mesa como la responsable de “pavimentar un camino de tiranía”. Apoyó al convencional Jorge Arancibia (Ind. UDI) luego de que se efectuara un voto político para que el ex almirante no participara de las audiencias públicas y dijo que llegaría hasta instancias internacionales en caso de que se mantuviera la decisión. 

Justamente, fue Arancibia uno de los protagonistas del proceso constituyente la última semana. El ahora convencional fue alguna vez integrante del Senado entre 2002 y 2010, “era otro mundo”, dice. Es el constituyente de mayor edad, pero comenta que a pesar de eso no se ha respetado su trayectoria como merece. “Yo viví una experiencia distinta a la de Fuad o Felipe [Harboe], porque ha sido un tema tratado de forma más dura”, comenta Arancibia, refiriéndose al voto político que se efectuó contra su participación en audiencias públicas de la Comisión de Derechos Humanos. 

Es la misma comisión a la que pertenece Felipe Harboe (PPD). El exsubsecretario del Interior dejó el Congreso para unirse a la Convención, pero su llegada hasta la instancia no fue fácil. Debido a un contacto estrecho, fue el único convencional que no estuvo de manera presencial en la inauguración del proceso constituyente. Además, de las primeras 100 votaciones hubo 81 en las que no sufragó; claro que no podía hacerlo en muchas de ellas, ya que no integraba comisiones. Recién el martes 10 de agosto pudo unirse formalmente a una comisión.

Está lejos aún del protagonismo que tuvo en el Congreso en la última década, donde presidió la Comisión de Constitución, cuando se discutían temas como el sistema binominal, aborto y matrimonio igualitario. Comenta que parte de su rol ha sido “colaborar con ciertos elementos de experiencia legislativa a la hora de resolver problemas prácticos de las comisiones”. 

Durante ese periodo alcanzó a compartir espacios con Cristián Monckeberg (RN), exparlamentario que estuvo en el Congreso durante tres periodos consecutivos, entre 2006 y 2018. “La experiencia del Parlamento claro que sirve”, señala Monckeberg, “pero esto es diametralmente distinto y opuesto en cuanto a cómo se ha llevado adelante el debate y me parece positivo”. En el primer mes de funcionamiento de la Convención, quedó encargado de la coordinación de Renovación Nacional y se posicionó como parte del grupo de la derecha que ha logrado acercamientos con otros sectores, lo que se concretó con el apoyo que le dio su sector a la vicepresidenta adjunta de Independientes No Neutrales, Lorena Céspedes.

Una experiencia particular ha tenido el constituyente Hugo Gutiérrez (PC), quien llegó a la Convención con la primera mayoría en Tarapacá y en medio de un proceso judicial donde la Armada lo acusaba por injurias, situación que en ese momento Gutiérrez calificó como una “presecución política”.

Estuvo en el Congreso desde el 2010, donde fue diputado hasta 2021, año en que dejó la Cámara para ingresar a la Convención. Actualmente integra la Comisión de Reglamento y es uno de los seis constituyentes del Partido Comunista. “No es una experiencia tan distinta al Parlamento. Pero sí es una experiencia motivadora, porque uno sabe que está creando no solo una legislación más, sino que una nueva Constitución política”. 

Las lógicas del Congreso en la Convención

Previamente a la instalación del órgano constituyente, eran varias las voces que pedían que este no fuera un segundo Parlamento ni que siguiera las lógicas que ahí se daban. Pero según algunos exlegisladores, en la práctica esto no ha sido así. 

“La ‘cocina’ del Congreso está instalada en la Convención”, dice Harboe, refiriéndose a grupos que se juntan para tomar decisiones en conjunto. A esto se suman las “bancadas”, una lógica de trabajo que según Chahin está presente pero de manera informal. “Operan como bancadas en circunstancia en que no les quieren llamar bancadas, ni quieren reconocer que hay jefes de bancada, pero en la práctica eso opera y funciona”, dice el expresidente de la DC. 

En la vereda contraria se ubica Hugo Gutiérrez, quien no considera que exista la lógica de bancadas en la Convención. Afirma que la organización entre constituyentes no funciona en la lógica de comités que existe en el Parlamento, apoyado en gran medida por la alta presencia de independientes. 

Respecto a las lógicas de funcionamiento del Congreso, Cubillos señala que “desgraciadamente se han replicado las prácticas: y no las buenas, las malas”. Alude al aumento de las asignaciones destinadas para cada convencional. 

Otro punto son los debates del Pleno. Es común ver en las sesiones de los martes, discursos más vociferantes y emplazamientos constantes entre los convencionales, un ambiente muy distinto al que se da en las comisiones. Es una lógica bastante cercana, según comentan los exparlamentarios, a lo que se da en el Congreso, donde el tono es diametralmente opuesto a la discusión en comisiones. 

El diálogo con el sector independiente

Acostumbrados a encontrarse con caras conocidas en el Congreso, los exparlamentarios entraron a un espacio repleto de independientes y personas que no venían necesariamente del mundo político. Las relaciones que han construido con ellos son diversas y sus visiones de este grupo varían según cada constituyente.

Tanto Harboe como Chahin, que hoy forman parte de un nuevo grupo político dentro de la Convención llamado Colectivo del Apruebo, piensan que no hay tanto convencional independiente como se cree. “Los que más reniegan de los partidos son grupos que actúan, justamente, como partidos políticos”, dice Chahin.

Monckeberg se siente orgulloso de su paso por el Parlamento y dice no cargar ninguna mochila de político tradicional. Según comenta, “acá yo no soy el convencional Monckeberg, aquí yo soy Cristián, y el hecho de que la Convención esté conformada por personas que no necesariamente vienen del mundo parlamentario ha hecho que sea, al principio, de mayor desconfianza, pero de una mayor horizontalidad”.

La apreciación es compartida por Gutiérrez, quien se desmarca de pertenecer a la política “antigua”. “No creo cargar con el sello del político tradicional, no ven en mí esa imagen”, comenta el exdiputado, quien además afirma tener una relación bastante “cordial” con el resto de los constituyentes.

Un diagnóstico distinto hacen los convencionales Marcela Cubillos y Jorge Arancibia. Las conversaciones con los sectores independientes, principalmente del sector de la izquierda, han sido complejas, y distintas al ambiente “colaborativo” que reinaba según ellos en el Congreso. 

“Hay grupos de personas que están incursionando en esta actividad y ellos son a lo mejor más llevados a sus ideas […], quizá más ideologizados, distinto a como era la relación que teníamos en el Congreso”, comenta el exsenador por la Región de Valparaíso.

En esa línea, Cubillos señala que su paso por el Parlamento le entregó una experiencia valiosa para el desarrollo del proceso constituyente. Para la exministra de Educación, el ambiente del Congreso era de mayor respeto y apunta a los sectores de izquierda “más radical” como los responsables del clima de intolerancia que, según ella, predomina en la Convención. “No tiene que ver con que si vienen o no vienen de la política tradicional, sino con cuánta ideología o maximalismo vienen”, opina.