Entretención

Usted, yo, cualquiera: la cifra negra de contagios sube entre quienes no tienen síntomas

Imagen principal
Agencia Uno
POR Eduardo Olivares |

Qué dice la ciencia sobre transmisión entre asintomáticos, sobre la incubación y el grado de reproducción.

Es domingo 8 de marzo por la mañana. Gonzalo [caso 1], un profesional de 28 años, cenó con unos amigos cinco días antes. No lo sabe, pero está contagiado de Covid-19. No presenta ningún síntoma. Sale a desayunar con su pareja, Catalina [2], a quien contagia.

El lunes 9, Gonzalo va a su trabajo, donde comparte oficina con su compañero José [3]. También lo infecta. El martes ambos comienzan el teletrabajo por instrucciones de la empresa. José acude a un centro médico a ponerse la vacuna contra la Influenza.

Gonzalo se siente muy bien de salud. El lunes por la noche visita a sus hermanas Paulina [4] y Cristina [5]. Cristina y su esposo, Álvaro [6], deciden aislarse. Tienen dos hijos pequeños: Alonso [7] y Gabriela [8]. Gabriela, de un año, había estado hasta el viernes 6 en una sala cuna, donde fue infectada.

Es miércoles 11. Catalina, la pareja de Gonzalo, tiene dolor de cabeza, pero lo atribuye a haber estado varios días frente al computador. Esa noche se queda en casa de sus padres, Alejandra [9] y Felipe [10]. Contagia a su padre.

Es viernes 13. José, el compañero de Gonzalo, ha estado tosiendo y tiene una fiebre leve. Su esposa, Daniela [11], está preocupada, pero José culpa a la vacuna contra la Influenza de su malestar. Tienen un hijo adolescente, Franco [12]. Daniela y Franco llevan incubando el virus desde el miércoles.

La tarde del viernes Daniela le lleva víveres a su anciano tío, David [13], a quien reconforta entibiándole las manos porque se ha sentido solo. El hijo adolescente Franco acuerda un escape con sus amigos Vicente [14], Luciano [15] y Agustín [16]. Piensan que todos los adultos exageran. Franco se siente mal, pero lo atribuye al alcohol. Comparten botellas y Agustín se infecta.

Gonzalo ha decidido permanecer en casa, solo, pues así lo dicen autoridades y expertos. Sale una vez al día únicamente para ir a comprar pan.

Paulina, su hermana, cree que el estrés de la emergencia sanitaria le provoca el cansancio que siente. Baja a la recepción de su edificio para ver brevemente a su novio, Mariano [17]. Mientras espera, se apoya en el mesón de conserjería. Termina traspasando el virus al guardia, Valentín [18].

El matrimonio de Alejandra y Felipe, suegros de Gonzalo, parten el sábado 14 a su casa en la playa para pasar la cuarentena. Felipe siente un malestar general, pero prefiere no contar nada para no arruinar el viaje. Almuerzan con sus amigos Fernanda [19] y Carlos [20]. Felipe se disculpa y se retira a dormir. En la noche tiene mucha fiebre. Su esposa avisa a Fernanda y Carlos, pero ambos dicen que están bien.

De estos 20 casos, comienza a ocurrir lo siguiente.

La pequeña Gabriela está irritada y febril. Con un paracetamol todo vuelve a la calma.

Valentín, el conserje, presenta fiebre y tos seca. El administrador del edificio le permite ausentarse. Valentín guarda reposo unos días y no tiene más inconvenientes.

Paulina marca 38°. Tose y le cuesta respirar. Acude a urgencias, que está lleno. Le ponen un nebulizador y la envían a su domicilio a una cuarentena obligatoria, donde queda aislada en una habitación. Gonzalo debe hacer pausas largas en su teletrabajo para ir a cuidarla.

Daniela es hipertensa. Es hospitalizada grave el viernes 20. A José le comunican que Daniela quedará con problemas pulmonares de por vida. Su tío David queda en cuarentena domiciliaria.

Carlos, el amigo en la playa del matrimonio de Alejandra y Felipe, enferma súbitamente. Tiene 75 años y padece de afecciones cardíacas. Va a hospitalizarse ese fin de semana, pero la urgencia está repleta. Hay más pacientes en camas críticas y escasean los ventiladores mecánicos. Debe esperar. Muere.

Agustín, el amigo del adolescente Franco, ya está incubando el virus. No ha presentado síntomas aún.

Todo esto sucede en una pequeña muestra de 20 casos en poco más de tres semanas. Un individuo, incluso asintomático, puede originar una cadena de infecciones.

Nota: PAUTA creó este relato a partir de lo que muestran las estadísticas y diferentes estudios científicos mencionados más abajo sobre la expansión de Covid-19. Además, dos especialistas chequearon la verosimilitud de la situación aquí presentada.

Los contagios de alguien sin síntomas: infografía de Fernanda Monasterio Blanco

Qué dice la ciencia sobre los asintomáticos

La “cifra negra” es aquella parte de los casos de infecciones que no aparecen en ningún registro oficial, pues nunca han sido testeados.

Las personas que no desarrollan síntomas, o tienen algunos leves, podrían ser fundamentales en el engrosamiento de la cifra negra. Un estudio de siete investigadores de distintos centros científicos arrojó importantes resultados acerca de cómo se está expandiendo el nuevo coronavirus a partir de esos individuos. 

El informe, llamado “La infección sustancial no documentada facilita la rápida diseminación del nuevo coronavirus [SARS-CoV2]“, fue publicado por la revista Science el 16 de marzo y se basa en el desarrollo de ese patógeno en China durante enero, antes de que las autoridades cerraran la ciudad de Wuhan, donde comenzó el brote. A partir de un modelamiento matemático, arroja al menos dos conclusiones relevantes:

  1. El 86% de las infecciones quedan fuera de los registros oficiales
  2. El 79% de los contagios comprobados fueron causados por personas asintomáticas

Otros artículos, incluido uno publicado por The New England Journal of Medicine sobre un caso en Alemania, apuntan a la misma dirección.

Según uno de los autores senior del estudio en Science, Jeffrey Shaman, epidemiólogo de la Universidad de Columbia, “si tenemos 3.500 casos confirmados en Estados Unidos, podrías en realidad estar mirando 35.000”, comentó al The New York Times.

Si ese cálculo se hiciera para Chile, por lo tanto, que este domingo reportó 532 casos confirmados, ya podría este fin de semana tener más de 6.300 personas infectadas. La amplia mayoría está en una situación no reportada en los registros oficiales.

Otra investigación, publicada por la revista Emerging Infectious Diseases y llamada “Intervalo serial de Covid-19 desde casos confirmados reportados públicamente“, muestra que la propagación del virus toma días. Y resulta particularmente complicado de contener por el nivel de contagio que puede provenir de infectados que aún no presentan síntomas; es decir, más que asintomáticos, son presintomáticos. Según el paper, basado en datos chinos, “el 12,6% de los casos reportados indicaron una transmisión presintomática”: las personas tenían el virus, pero aún no se sentían enfermas.

“Los casos confirmados son siempre la punta del iceberg”, plantea Cristóbal Cuadrado, profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile. “Se trata de aquellas personas a quienes se les practicó el test, pero en cualquier momento hay más personas infectadas”, aclara.

Aunque hay investigaciones en curso que recopilan nuevos datos, la mayoría apunta que los casos de mayor contagio son de aquellos invidividuos con mayor exhibición de síntomas. Ese fenómeno ocurre porque son portadores de una mayor carga viral.

Cuánto tarda la incubación

Un reporte de nueve científicos publicado en Journal of Clinical Medicine el 17 de febrero, titulado “Período de incubación y otras características epidemiológicas de las infecciones con nuevo coronavirus 2019…“, también basado en datos chinos, detectó el período medio de incubación del patógeno.

“Nuestros resultados muestran que el período de incubación cae en el rango de 2-14 días con un 95% de confianza, y tiene una media de alrededor de cinco días”, indica. Con datos de este tipo, este grupo de expertos estuvo entre los primeros en recomendar que las cuarentenas debían durar dos semanas: “Un período de cuarentena de 14 días garantizaría en gran medida la ausencia de enfermedad entre individuos sanos que estuvieron expuestos”.

El 13 de marzo, cuatro científicos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) divulgaron un informe, titulado “Estimaciones de riesgo de casos de letalidad para Covid-19 calculadas usando un tiempo de retraso de fatalidad“, con los datos más actualizados sobre la incubación, inicio de enfermedad, irrupción de una eventual neumonía y probable muerte. Otros reportes han llegado a conclusiones similares.

Las estimaciones de estos trabajos se resumen así:

Período de incubación: 2-14 días * Promedio: 5 días

Período entre primer síntoma y confirmación de neumonía: 3-7 días * Promedio: 5 días

Período entre neumonía e ingreso a UTI: 4-7 días * Promedio: 6 días

Período entre ingreso a UTI y muerte: 3-11 días * Promedio: 7 días

Es decir, el período más corto estimado entre la incubación del Covid-19 y un potencial deceso es de 12 días; el más extenso es de 39 días. El promedio es de 24 días.

La cadena de contagios

Los epidemiólogos utilizan el concepto de “número reproductivo básico” o R0 (“R cero”) para calcular el promedio de individuos que un infectado puede contagiar. Representa el máximo potencial epidémico de un patógeno.

De acuerdo con distintos reportes, incluido el paperEvaluación temprana de la transmisibilidad de un nuevo coronavirus en Wuhan, China“, el R0 en Wuhan estaba entre 2,1 y 3. Es decir, una persona con el virus podía transmitírselo a entre 2,1 y tres personas.

En el famoso informe de los investigadores del Imperial College of London liderados por el matemático e epidemiólogo Neil Ferguson se partía de la base de un R0 de 2,4. Considerando un escenario sin medidas de control contra el Covid-19 en el Reino Unido y Estados Unidos, “dado un R0 estimado de 2,4, prevemos que el 81% de las poblaciones de Gran Bretaña y de Estados Unidos estarían infectadas en el curso de la epidemia”, planteó ese estudio, publicado el 16 de marzo.

El número reproductivo básico, en todo caso, puede variar. “Está afectado por las propiedades del patógeno, como qué tan infeccioso es. Está afectado por la población huésped; por ejemplo, cuán susceptible es la gente según su estatus nutricional y otras enfermedades que pueda comprometer su sistema inmune. Y está afectado por el ambiente, incluyendo cosas como la demografía y los factores socioeconómicos y climáticos”, explica el epidemiólogo Joseph Eisenberg en The Conversation.

En una situación como la actual, la manera en que los científicos y autoridades se enteran de un brote proviene del número de hospitalizados y muertos, explica la infectóloga del Hospital Clínico de la Universidad de Chile y expresidenta de la Sociedad Chilena de Infectología Jeannette Dabanch. “Y efectivamente tendremos una mayoría de pacientes con síntomas leves o poco sintomáticos. Lo estamos viendo. Por eso es importante el aislamiento”, afirma.

El confinamiento protege vidas

Según el mismo estudio publicado en Science, los hallazgos sugieren que un “incremento radical en la identificación y aislamiento de infecciones no reportadas serían necesarias para controlar completamente” el virus. Además, el aumento de la cobertura noticiosa y la preocupación general provocaron probablemente un alza en la tasa de visitas médicas por síntomas respiratorios, lo que junto con la mayor preparación del personal e infraestructura sanitarios permitió más detecciones de casos previamente no identificados.

Asimismo, dice el estudio, los esfuerzos de la población general y el gobierno chino, que implicaron protección con máscaras, restricciones de viajes, demoras en el inicio de clases y el confinamiento de personas con sospecha de contagio, consiguieron, en su conjunto, ralentizar la expansión del Covid-19.

El colapso de los sistemas públicos se vuelve una última barrera caída que provoca un alza de las muertes. Un artículo publicado por The Lancet el 25 de febrero refleja una correlación positiva entre la letalidad del virus y la carga a la que están sometidos los servicios de salud.

“De hecho”, continúan los investigadores del paper publicado en Science, una estimación de las características epidemiológicas tras el brote del 23 de enero en China “indican que los esfuerzos de control del gobierno y la conciencia de la población han reducido la tasa de propagación del virus […], aumentado la tasa de notificaciones, y disminuido la carga sobre los sistemas de salud ya sobreexigidos”.