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21-N: segundo estallido populista, esta vez sin barricadas

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Agencia Uno/PAUTA
POR Eduardo Olivares |

El 75% de los votantes de la primera vuelta presidencial se han inclinado por opciones más o menos populistas, escribe John Müller.

Sería un error importante concluir que el extraordinario momento populista que Chile inauguró el 18 de octubre de 2019 con el llamado estallido social ha finalizado con la votación de este domingo 21 de noviembre (21-N). Simplemente ha operado la ley del péndulo dentro de ese mismo momento, pero este no ha terminado. El malestar contra el Gobierno, los partidos políticos, los empresarios, las instituciones, y la rebeldía y la preponderancia de las redes sociales a la hora de fijar la agenda colectiva, siguen estando ahí, en la base de todo lo que ha ocurrido en las urnas.

Es cierto que no ha habido barricadas ni saqueos, pero prácticamente el 75% de los votantes de la primera vuelta presidencial se han inclinado por opciones más o menos populistas: Kast, Parisi, Boric y ME-O. Las dos candidaturas más alejadas del populismo, las de Sebastián Sichel y Yasna Provoste, herederas de las coaliciones de partidos que han gobernado el país durante los últimos 30 años, apenas han conseguido atraerse a un poco menos del 25% del electorado.

Aunque resulte extraño, incluyo en el grupo no populista a Eduardo Artés y su 1,5% de los votos. El radicalismo no siempre es sinónimo de populismo. Artés es lo primero, pero no lo segundo. De hecho, no le importa llevarle la contraria a todo el mundo. Quizá por eso tiene pocos votantes.

En cambio, Parisi ha sido la sorpresa de la primera vuelta. Ha llegado al 13% de los votos con una candidatura eminentemente populista, transgresora, ausente y, sobre todo, que conecta con aquel apoliticismo que explotaba la dictadura militar hace 50 años.

Quien mejor ha leído que el momento populista chileno no ha terminado ha sido José Antonio Kast. De hecho, es el aspirante que ha quedado en mejor posición de cara a la segunda vuelta. Primero, porque ha quedado líder en la votación, aunque su ventaja sobre Boric es menos decisiva de lo que parecía en un primer momento y, segundo, porque Kast tiene dos grandes caladeros de votantes, el de Parisi y el de Sichel, a su disposición.

El de Parisi es un voto muy líquido, joven, con menos formación que el votante de Boric, populista en el amplio sentido de la palabra, pero que por el perfil de su candidato debería conectar más fácil con un candidato de derecha que con uno de izquierda. Es muy probable que muchos de esos votantes ni siquiera participen en la segunda vuelta, así que Kast tendrá que empeñarse a fondo para seducirlos y acercarse a ellos.

Con el caladero que suponen los votantes de Sichel, Kast lo tendrá menos difícil porque, entre otras cosas, los conoce mejor, porque su propio movimiento se ha desgajado de allí. Pero, sobre todo, porque ese sector le votará porque siente un poderoso rechazo hacia el Partido Comunista que forma parte de la candidatura de Boric.

Boric, en cambio, crecerá inicialmente a costa de los votantes de Yasna Provoste, de ME-O y de Artés. Pero si de verdad quiere ser Presidente debería intentar pescar en los caladeros de Sichel y Parisi. Y eso obligará a Boric a seguir moderándose, cosa que ya empezó a hacer antes de la primera vuelta (Teillier y el discurso de “no vamos a dejar la escoba“).

Así, se da la circunstancia de que mientras Boric sí tiene incentivos reales para rebajar el radicalismo de su programa electoral, Kast solo los tiene a medias porque antes de moderar su populismo debe descifrar las claves por las que se mueve el votante de Parisi.

John Müller conduce Primera Pauta, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 07:00 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en www.PAUTA.cl.